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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Así no, señor Rodríguez, señora Ayuso, señor Feijóo

Los mensajes enviados por el jefe de gabinete de la presidenta de la Comunidad de Madrid a varios medios incluyen mentiras y una diana sobre dos periodistas que solo hacían su trabajo: contrastar una información

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el miércoles en la Real Casa de Correos de Madrid.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el miércoles en la Real Casa de Correos de Madrid.chema Moya (EFE)
Mónica Ceberio Belaza

Cuatro mentiras y una diana. Es lo que contienen los mensajes que Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, difundió el martes por la noche, por WhatsApp, a una nutrida lista de distribución. Los destinatarios eran periodistas de distintos medios.

Primera mentira: dos periodistas de EL PAÍS “han estado acosando a los vecinos de la presidenta”, sostenía el mensaje de Rodríguez. Los periodistas son reporteros de la sección de Madrid que no estaban acosando a nadie. Estaban haciendo su trabajo: preguntar. Ante las sospechas de que había habido una obra ilegal en el piso en el que viven la presidenta Ayuso y su pareja, los compañeros hicieron exactamente lo que tenían que hacer: contrastar la información y no publicar sin que cada extremo de la misma estuviera acreditado. No hay otra forma de verificar una noticia que la que emplearon estos dos periodistas: preguntar. Como el señor Rodríguez sabe perfectamente, es a lo que nos dedicamos en los medios. Preguntar no es acosar. Ellos se identificaron como periodistas y explicaron lo que estaban haciendo. Algunos vecinos quisieron responder. Otros prefirieron no hacerlo. Lo normal. Los dos reporteros estuvieron un rato allí intentando comprobar si la información que tenían era veraz o no lo era.

Segunda mentira: “Han acosado a niñas menores de edad”. No se acosó ni a mayores ni a menores. De nuevo: los dos periodistas de EL PAÍS solo preguntaron para contrastar una información.

Tercera mentira: “Empleados de elDiario.es encapuchados intentaron acceder a la casa de la presidenta”. Sobre este punto, gravísimo y absurdo, Miguel Ángel Rodríguez no aportaba prueba ni indicio alguno. Solo dejaba caer la acusación en un movimiento que más bien parece un delirio estupefaciente.

Cuarta mentira: “Los periodistas del Gobierno la acosan en casa”. El periodismo tiene que fiscalizar al poder, y el poder en la Comunidad de Madrid lo ejerce la presidenta, Isabel Díaz Ayuso. Y hay informaciones relevantes en estos momentos que la afectan a ella y a su pareja, Alberto González Amador, que ha confesado él mismo a través de su abogado haber cometido dos delitos de fraude fiscal. Los compañeros no son periodistas de nadie ni han acosado a Ayuso: están haciendo su trabajo.

Una diana: en un movimiento insólito, el cargo público Rodríguez mandó también una foto de los dos periodistas de EL PAÍS. Esta imagen fue difundida después por varios medios. Ninguno de ellos hizo lo que sí habían hecho mis compañeros: preguntar. Dispararon sus informaciones sin siquiera buscar la versión de los afectados. A la mañana siguiente, Federico Jiménez Losantos animó a que les dieran una paliza. O bien el novio de la señora Ayuso, o bien los de Desokupa. Parecería ficción, pero no lo es. El señor Rodríguez los puso en la diana y el señor Jiménez Losantos animó a que se ejerciera violencia contra ellos. ¿Por qué? Por hacer preguntas.

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Estos gravísimos hechos interpelan a la señora Ayuso. Y también a Alberto Núñez Feijóo. Es el jefe de gabinete de una presidenta regional de su partido quien ha cometido este atropello contra la libertad de prensa y contra los principios democráticos más básicos. Y lo ha hecho pocos días después de amenazar, también por escrito, con “triturar” y “cerrar” un medio, elDiario.es. ¿Dónde se va a colocar el PP nacional ante estos inaceptables ataques? La decisión que tome lo situará a uno o a otro lado de la decencia política y el respeto a las reglas de convivencia democrática.

“Nunca se ha visto este amedrentamiento en democracia”, sostenía el primer mensaje del jefe de gabinete. Esto, sin embargo, era una frase cierta. Efectivamente, pocas veces se ha visto en democracia algo como lo que hizo usted, señor Rodríguez.

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Sobre la firma

Mónica Ceberio Belaza
Reportera y coordinadora de proyectos especiales. Ex directora adjunta de EL PAÍS. Especializada en temas sociales, contó en exclusiva los encuentros entre presos de ETA y sus víctimas. Premio Ortega y Gasset 2014 por 'En la calle, una historia de desahucios' y del Ministerio de Igualdad en 2009 por la serie sobre trata ‘La esclavitud invisible’.
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