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Asociación de Amigos del Retiro: “El recinto se ha convertido en un parque de atracciones”

Considerado Patrimonio Mundial por la Unesco desde 2021, los representantes de una entidad ciudadana que velan por el buen uso de los jardines denuncian que están sometidos a una sobreexplotación y carecen de un plan de uso

Un vehículo tuneado circula por el Parque del Retiro. Foto cedida por la Asociación de Amigos del Retiro
Un vehículo tuneado circula por el Parque del Retiro. Foto cedida por la Asociación de Amigos del Retiro
Amanda Rodríguez

El Parque de El Retiro de Madrid tiene casi 400 años de historia y solo dos años disfrutando de la consideración de Patrimonio Mundial por la Unesco. Un tesoro de la capital que no está en buen estado ni lo suficientemente bien gestionado si se escucha a los portavoces de la Asociación de Amigos de los Jardines del Buen Retiro. Tan preocupados están que el lunes por la tarde han convocado un acto para exponer sus quejas y advertir del riesgo de que la Unesco le retire su condición. El recinto se ha convertido en “un parque de atracciones”, sostiene Javier de la Puente, presidente de la asociación e ingeniero de Montes. Inaugurado en 1633 como un gran palacio ajardinado para el rey Felipe IV, en 1868 el Estado se lo cede al Ayuntamiento con la condición de que estuviera destinado exclusivamente al recreo de su vecindario. La entidad asegura que ese requisito no se está cumpliendo porque el recinto está “sobreexplotado” y reclama un Plan de Usos que determine “qué se puede y no se puede hacer en el parque”.

Los conciertos y los espectáculos de luces son algunos de los actos autorizados por el consistorio que “dañan este entorno natural”, según De la Puente. Señala que las ondas sonoras a un volumen tan fuerte perjudican a la biodiversidad. “El Ayuntamiento no nos escucha, nos tiene olvidados”, denuncia el ingeniero. El capítulo de quejas es muy variado. Los vigilantes del parque y la Policía Municipal no tiene claros los criterios de actuación. Los agentes del Retiro reclaman desde hace ocho años que no reciben instrucciones claras de intervención, organización y funcionamiento interno, algo que entienden que “resta eficiencia y operatividad a su trabajo

Árboles del Parque del Retiro adornados con luces durante la pasada la Navidad. Foto cedida por la Asociación de Amigos del Retiro
Árboles del Parque del Retiro adornados con luces durante la pasada la Navidad. Foto cedida por la Asociación de Amigos del Retiro

El Retiro tiene 120 hectáreas, el equivalente a 240 campos de fútbol, y recibe a diario más de 120.000 personas, llegando a las 150.000 en fechas festivas. “Es un espacio que sobrepasa las capacidades de limpieza. Los domingos, que son especialmente duros, hay solo seis personas de mantenimiento para todo el recinto”, dice Antonello Dellanotte, fotógrafo y divulgador de información de El Retiro, que relata circunstancias que son habituales dentro del recinto: “globos atados a los árboles, confeti en el suelo, gente que va con mesas a comer en las zonas verdes, empresas que organizan fiestas o repartidores que entregan los pedidos en el césped. Las praderas tienen toneladas de plásticos y esto produce un daño progresivo invisible en el día a día”.

Para Dellanotte el principal problema es la falta de gestión. “Hay muchos dueños del parque”, apunta. A parte del Ayuntamiento de la ciudad y la Comunidad de Madrid, hay al menos diez organismos que se ocupan de gestionar partes concretas del recinto. El Ministerio de Cultura, por ejemplo, lo hace en el Palacio de Cristal, donde se suelen albergar exposiciones de todo tipo; y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico se encarga del Castillete Óptico, que ahora se encuentra en plena obra de rehabilitación. “El Retiro necesita un mando único”, insiste Jesús Duva, portavoz de la asociación, para quien el riesgo de que la UNESCO retire la nominación existe. Y hay precedentes: en 2021, la UNESCO retiró al Puerto Marítimo Mercantil de Liverpool la insignia de Patrimonio Mundial por el desarrollo del proyecto Liverpool Waters, una actividad que la organización consideró que iba en detrimento de la autenticidad e integridad del sitio. A pesar de los avisos del Comité, la ciudad inglesa siguió adelante con el plan y finalmente la organización decretó “la pérdida irreversible del valor universal excepcional del sitio”. De la Puente admite que este caso puede repetirse en breve ahora en un “monumento natural” como es El Retiro.

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