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Abuso en la milla de oro: la propietaria del mercado de Torrijos impide que los últimos comerciantes ocupen sus puestos

La empresa, dueña del 90% de las acciones de un mercado antiguo, impide el acceso a los comerciantes que resisten en el barrio Salamanca con la excusa de una obra de remodelación que anunció durante el puente

El interior del mercado de Torrijos, este lunes en Madrid, con los puestos que quedan ocupados y la parte que fue tapiada este fin de semana.
El interior del mercado de Torrijos, este lunes en Madrid, con los puestos que quedan ocupados y la parte que fue tapiada este fin de semana.Álvaro García
Jacobo García

Una de las esquinas más caras de España está tapiada. La empresa de seguros, dueña del 90% del Mercado de Torrijos, ha decidió empezar las obras de remodelación, aunque dos carnicerías, una charcutería, tres fruterías, una pollería y un bar se niegan a abandonar los puestos que gestionan desde hace más de 40 años y el caso sigue envuelto en un proceso judicial. Un gimnasio de lujo espera a que nada de esto quede en pie para instalarse en la milla de oro de la capital española.

Este lunes a las siete de la mañana, tres tipos de considerables dimensiones vestidos de negro impedían a los comerciantes acceder a sus puestos. Los esperaban desde la madrugada sentados en una silla cuando poco a poco han comenzado a llegar con el mandilón en la bolsa para empezar a trabajar. Cuando la policía acudió y empezaba a amanecer, los comerciantes solo pudieron acceder a sus negocios para comprobar que el género seguía allí.

Más de uno salió llorando al ver el desolador aspecto de los pasillos del mercado. Donde tendría que haber verjas metálicas abriéndose y carretillas yendo y viniendo había escombros y un pequeño buldócer para tirar paredes. Junto al cordero, los quesos o el pollo, la empresa Numulae ha ordenado comenzar la demolición del espacio, sigan o no sigan los ocho inconformes.

La decisión de la empresa de tapiar las puertas en medio del largo puente forma parte de las medidas para expulsar a los últimos ocho de los 44 comerciantes de Torrijos, que resisten el acoso como Astérix en la aldea Gala. Las fruterías, las carnicerías y el bar de menú del día son la última piedra en el zapato para hacerse con un caramelo de 13.000 metros cuadrados y 125 plazas de aparcamiento, que en poco tiempo dejará de ser un mercado de barrio propiedad de quienes los trabajan, para convertirse en un recinto de comidas finas, ropa de marca y tabernas de autor en manos de Seguros La Fe.

Para conseguir que se marchen, la empresa castiga a los rebeldes con la luz o los olores y seguir trabajando es una tarea de resistencia: “Han intentado asfixiarnos de todas las formas posibles. En invierno cortan la calefacción y en verano no ponen el aire acondicionado. El gas de las cámaras para conservar el producto se daña intencionalmente. No hay luces para Navidad o no cuidan los olores de los baños”, protesta David López, dueño de una pollería. “Ahora, directamente, tapian los accesos al mercado”, añade, desolado. La zapatería, una tienda de ultramarinos y otra de arreglos textiles fueron los últimos en bajar la cortina hace unos meses.

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Numulae, la compañía que se ha hecho con el 90% de las acciones de Torrijos, es una socimi, una sociedad anónima dedicada a invertir en el mercado inmobiliario, principalmente en centros comerciales. Numulae está controlada por Fe Seguros (antiguamente La Fe Previsora de Seguros), una compañía con sede en Vigo, y actualmente ofrece a sus clientes una “cartera” que cuenta con dos megaespacios en Córdoba y Avilés.

Los comerciantes afectados por la zona tabicada del mercado sacan el género de sus puestos, este lunes, en el barrio de Salamanca.
Los comerciantes afectados por la zona tabicada del mercado sacan el género de sus puestos, este lunes, en el barrio de Salamanca.Álvaro García

El enfrentamiento entre Numulae y los comerciantes comenzó con la pandemia, cuando la empresa comenzó a adquirir poco a poco las acciones que poseían el grupo de 50 comerciantes que, gracias a un acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid, conformaban una sociedad que los hacía propietarios del recinto. Muchos de los viejos comerciantes estaban a punto de la jubilación, así que, a comienzos del año 2020, resultado del confinamiento y las deudas, no fue difícil para Numulae hacerse con el 90% de las acciones de esa sociedad.

Once de ellos, sin embargo, echaron cuentas y concluyeron que vender antes de los 50 años, con unos 100.000 euros en el bolsillo después de liquidaciones e impuestos, no era la mejor opción. El asunto ha derivado en varios litigios entre las partes que siguen abiertos, uno de ellos relacionado con el derecho prioritario de compra que tienen los propios comerciantes, y que fue una de las propuestas desechadas que hizo el Museo del Jamón, uno de los negocios en resistencia. Este periódico ha tratado de obtener la versión de Numulae, pero un empleado de la empresa rechazó telefónicamente hacer ningún comentario.

Levantado en 1932, el mercado de Torrijos es uno de los más antiguos de Madrid y su construcción surge de los tiempos en que en esa esquina se vendía leche, pavos o casquería en plena calle o bajo un toldo. Ubicado en las calles de General Díaz Porlier y Hermosilla, Torrijos está a 20 minutos caminando de Lagasca 99, la esquina con el alquiler más caro de Madrid.

El bum inmobiliario que vive el barrio de Salamanca, gracias a la llegada de capitales del continente americano con el que Madrid pretende reemplazar a Miami como destino de inversiones y millonarios, ha disparado el precio del metro cuadrado, que supera los 12.000 euros. Según los comerciantes, “la tasación de la Comunidad de Madrid cifró el valor del mercado de Torrijos en 39 millones de euros y ellos quieren hacerse con la propiedad con 11′5 millones”, dice José Luis Díaz, dueño de la carnicería El Cordobés.

La empresa alega que avisó del comienzo de las obras y de la reubicación de los puestos 48 horas antes y que ofrecieron pagar el lucro cesante. Para el abogado de los comerciantes, Ramón Robles, “nadie puede informar que se cierra al acceso de su propia casa. Y menos aún darte 48 horas para moverte al primer piso después de toda la vida viviendo en el primero”.

Por su parte, el Ayuntamiento se ha desentendido y sostiene que es un asunto entre particulares. Sin embargo, Estrella Gordo, dueña de una de las fruterías, estaba indignada con el trato recibido por la administración. “¿Cómo pueden dar una licencia de obras y demolición habiendo un problema legal en curso?”, protestaba muy temprano frente a la puerta.

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Sobre la firma

Jacobo García
Antes de llegar a la redacción de EL PAÍS en Madrid fue corresponsal en México, Centroamérica y Caribe durante más de 20 años. Ha trabajado en El Mundo y la agencia Associated Press en Colombia. Editor Premio Gabo’17 en Innovación y Premio Gabo’21 a la mejor cobertura. Ganador True Story Award 20/21.
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