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Las cinco horas que reventaron los Presupuestos de Ayuso y amenazan con quebrar la alianza PP-Vox

La dirección de Abascal se mostró a favor de retirar el apoyo a las cuentas de Madrid tras dos tensas reuniones en la Asamblea, donde los conservadores rechazaron tramitar las enmiendas de sus aliados por haber sido registradas fuera de plazo

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el pasado 13 de diciembre. Foto: CARLOS LUJÁN (EUROPA PRESS)
Juan José Mateo

—No te rías.

Íñigo Henríquez de Luna, portavoz adjunto de Vox en la Asamblea de Madrid, se dirige a Pedro Muñoz Abrines, el portavoz del PP, que el martes sonríe durante la reunión de la Junta de Portavoces de la Cámara. El ambiente es “duro”, “cargado”, “de mucha agresividad”, según describen dos fuentes conocedoras de la cita. El PP y Vox, que son socios parlamentarios desde 2019, han llegado a un punto de no retorno: los conservadores no permiten la tramitación de las enmiendas de la extrema derecha a los Presupuestos, pues han sido registradas fuera de plazo, y los ultras responden con la retirada de su anunciado apoyo a las cuentas, lo que implica tumbar el proyecto del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. En medio, la reunión de la Mesa, el organismo que dirige el día de la Cámara, y cinco horas de máxima tensión.

“Lo de la Junta de Portavoces fue una bronca de cojones”, resume una fuente conocedora de lo ocurrido en esas dos citas. “Y en la reunión de la Mesa, el representante de Vox [José Ignacio Arias] llegó a decirle a la presidenta [María Eugenia Carballedo] que no le faltara al respeto, porque su tono era muy duro, aunque en mi opinión era correcto”, sigue. “Había mucha agresividad”, describe. “En la Junta de Portavoces, Iñigo [Henríquez de Luna] puso en duda que el PP estuviera jugando limpio”.

“No hubo más incidente porque Muñoz Abrines no entró al trapo cuando le dijeron que no se riera”, retrata otro interlocutor. “Henríquez de Luna estaba nervioso, probablemente por ser el responsable de que las enmiendas de Vox se registraran tarde, y lo pagó con él”, añade. “Estuvieron intentando forzar, forzar y forzar la situación [para que se aceptara tramitar las enmiendas]”.

Sin embargo, el PP se niega. Aunque los conservadores son los más interesados en que las cuentas públicas salgan adelante, actúan en cumplimiento de una orden de Ayuso ―”que no se retuerza el reglamento para admitir las enmiendas fuera de plazo”, trasmite― y ejecutada con mano de hierro por la presidenta de la Cámara, Eugenia Carballedo. En caso contrario, argumentan en el entorno de la baronesa, la Asamblea empezaría a comportarse como el Parlamento de Cataluña, que vive de polémica en polémica por sus votaciones desde que arrancó el procés. “Algo inaceptable y poco serio”, afirman.

Eugenia Carballedo, Presidenta de la Asamblea de Madrid.
Eugenia Carballedo, Presidenta de la Asamblea de Madrid.Kike Para

Así, Vox se encuentra en un callejón sin salida. Terminadas las reuniones, Henríquez de Luna atiende a los periodistas, y se muestra comedido. Habla de que es difícil que en esas circunstancias se mantenga la necesaria abstención de Vox (ya comprometida y anunciada oficialmente) en la votación de los Presupuestos. Pero esa frase, que deja un espacio para reconducir la situación y alcanzar un acuerdo con el PP, muere casi al mismo tiempo que se pronuncia.

“No podemos votar a favor, ni abstenernos en un Presupuesto en el que se nos ha censurado el debate y, en consecuencia, en el que solo se debatirán las propuestas de la izquierda”, la corrige inmediatamente Rocío Monasterio, la líder madrileña de Vox, en declaraciones a Telemadrid.

¿Qué ha ocurrido? ¿A qué se debe que Vox haya endurecido tan rápidamente su posición? Hay una única respuesta: tras días viendo el desgaste al que les somete Ayuso, o sus críticas a la moción de censura contra Pedro Sánchez, la dirección nacional de Santiago Abascal toma cartas en el asunto. De esa conversación con los representantes de Vox en Madrid sale el voto negativo a las cuentas públicas madrileñas para 2023. En lo que difieren las fuentes consultadas por EL PAÍS es en el tono de ese diálogo. Unas hablan de “una orden”. Otras de “una decisión colegiada”.

El resultado es el mismo: Vox revienta su alianza con el PP, amenaza con dejarle sin Presupuestos para 2023, y deja a la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, sumida en las dudas, pues no sabe qué ocurrirá con el resto de leyes que quiere aprobar esta legislatura, y que también dependen de la extrema derecha.

“Está la ley de economía circular, la ley ómnibus...”, detalla una fuente que cuenta con la confianza de la presidenta de la Comunidad de Madrid. “No entendemos lo que ha ocurrido, más allá de que hubo una llamada de la dirección nacional de Vox”, sigue, reflejando el desconcierto que cunde en el entorno más cercano a la líder conservadora. “Durante dos meses no supimos nada de ellos en lo que respecta a negociar los Presupuestos. Y el día que finalmente nos reunimos, duró un minuto: se levantaron diciendo que se sentían humillados e insultados”.

El relato de Vox es parecido, aunque pone la carga de la culpa en el PP. Una fuente del máximo rango del partido de extrema derecha describe al consejero de Economía y Hacienda como “un soberbio”. Retratar con esa dureza al interlocutor que mejor se entiende con Monasterio da cuenta de lo malheridas que están las relaciones entre los dos partidos, aunque Vox mantiene por ahora su compromiso de apoyar las leyes que ya ha negociado y consensuado con el PP.

La portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio.
La portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio.Ricardo Rubio (Europa Press)

“El PP se equivoca de enemigo atacando a Vox”, dice este miércoles Monasterio, la líder regional de la extrema derecha.

Así, los dos socios afrontan una frenética cuenta atrás hasta el 22 de diciembre, cuando se votan los Presupuestos. Ayuso no tiene previsto dar orden alguna de contactar a Monasterio para reconducir la situación. Cualquier gesto del PP parece en estos momentos insuficiente para Vox. Y de hecho, no hay ninguno previsto.

“No voy a trasladar ninguna oferta”, ha sentenciado este miércoles Ayuso durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno. “Una vez que Vox ha decidido distanciarse del PP, lo que no voy a hacer es nada más que seguir trabajando con coherencia”, ha añadido. “Si a lo largo de 2023 se pueden presentar nuevas medidas, reducir impuestos, ayudas a mujeres embarazadas, mejorar las condiciones del personal público, así será, y no me importará que esas propuestas vengan de PP o de Vox”, ha seguido. “Como he hecho siempre no solo por esto”, ha subrayado.

“Vox ha vuelto a demostrar que su proyecto no es un proyecto que defiende los intereses generales, sino los intereses particulares de su formación política”, llega a decir este miércoles Alberto Núñez Feijóo, el líder nacional del PP.

Los móviles de los colaboradores de la presidenta empiezan a vibrar el martes, mientras Ayuso interviene en la inauguración del III Congreso Internacional de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural. Acaba de estallar la bomba de los Presupuestos. Un día después, nadie trabaja para desactivarla. El PP ya asume que, salvo milagro, tendrá que prorrogar las cuentas de 2022, y se prepara para un jueves marcado por el cara a cara de Ayuso y Monasterio en el pleno de la Asamblea.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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