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Encierro de médicos de Madrid en la Consejería de Sanidad: “Que vengan a negociar de verdad”

Ayuso había asegurado un par de horas antes que el acuerdo para que se desconvocara la huelga de atención primaria estaba cerca

Un vigilante corta la cuerda que los sanitarios encerrados estaban usando para que desde fuera les llegara comida. Foto: EDUARDO PARRA (EUROPA PRESS) | Vídeo: EFE

Los 10 miembros del comité de huelga que se han presentado este jueves en la reunión con la Consejería de Sanidad han salido una hora después del encuentro, a media mañana, a anunciar a la prensa que se iban a encerrar en una sala de la dirección general de recursos humanos hasta que algún miembro del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso estuviera dispuesto a “negociar de verdad”. Ángela Hernández, secretaria general del sindicato médico Amyts, lo ha explicado en un breve receso de 20 minutos en el que ha asegurado que la Administración no ha modificado sus planteamientos que ya hizo el 2 de diciembre, en su último encuentro, y que incluso ha planteado negociar “cosas sobre el plan de atención primaria que no obtuvo el refrendo de ninguna organización sindical de la mesa sectorial”. Hasta el momento, ningún representante de la Consejería de Hacienda se ha sentado con los portavoces de los médicos, una condición que siempre han creído indispensable para garantizar que el presupuesto que los negociadores ponen sobre la mesa se va a ratificar después de verdad. La Comunidad de Madrid todavía no ha aclarado si va a mover ficha ante esta medida de presión. Lo que sí ha hecho es llamar a la Policía Nacional para que los desalojen. Por ahora no ha servido de nada. Los médicos de familia en huelga se han ido concentrando durante todo el día en la puerta de la Consejería de Sanidad para apoyar a los que están encerrados.

Manifestación que el sindicato de médicos Amyts ha convocado este miércoles en Madrid, en apoyo de la huelga de médicos y pediatras de Atención Primaria.Foto: Rodrigo Jimenez | Vídeo: Europa Press

La policía, eso sí, ha advertido a los miembros del comité de huelga que podían estar incurriendo en un delito de allanamiento de morada y que podría haber detenciones. No ha servido de mucho. Allí han continuado, mientras en la calle cada vez había más médicos de familia y pediatras apoyando su decisión. A las siete de la tarde el edificio estaba cerrado, aunque todavía se veía luz en las ventanas. Una bata blanca colgaba de la puerta. “No vamos a parar”, escribieron con rotulador negro. Dos furgones de la Policía Nacional han estado escoltando la calle a ambos lados de la entrada. Todos los presentes llevaban puestas sus batas blancas. “Hay que aguantar. Por los de dentro”, comentaba uno de ellos. Los aplausos y consignas eran constantes, y algunos coches pitaban en señal de apoyo al pasar.

Ya de noche, sobre las nueve y media, llegaron los refuerzos. Los miembros de seguridad les han autorizado para meter comida y agua -seis bolsas llenas-, además de 10 mantas. “Hombre, estarían mejor en casa. Pero es lo que hay”, comentaba uno de los médicos. “¡Velas, necesitamos velas!”, gritaba otro, mientras dos compañeras colocaban tres ya encendidas a los pies de la puerta principal. Los presentes se congregaban, a la espera de que un miembro del comité de huelga bajase a por las bolsas. “No estáis solas”, volvían a clamar desde abajo. Dos miembros de Amyts han bajado a la calle durante apenas dos segundos. El agente de seguridad no les ha permitido que introdujeran todo el material y ha cerrado la puerta de golpe. “Nada de agresiones”, ha advertido. A las puertas de la Consejería han quedado cinco mantas negras y tres bolsas.

“Los 10 miembros del comité de huelga presentes hoy [por este jueves] nos quedamos en esa sala hasta que aquí venga alguien del Gobierno que nos diga que esto tiene alguna solución”, había explicado la secretaria general de Amyts por la mañana. “Yo ya he organizado las cosas en mi casa por si pasaba esto. Esperaba que no pasase. Pero no han traído absolutamente nada. Nos ofrecen ponernos a negociar un plan que fue rechazado. No tiene sentido”, ha insistido Hernández justo antes de que comenzara el encierro. Además, ha recordado la secretaria general, por la noche estaba previsto que comenzara “las noches en blanco”, que consistía en que médicos, pediatras y todos aquellos profesionales sanitarios que se quisieran apuntar acudirían a 10 centros de la región para explicar a la población la situación y qué es exactamente lo que se están “jugando”.

Una bata y varias velas en la puerta de la Consejería de Sanidad. / B. O.
Una bata y varias velas en la puerta de la Consejería de Sanidad. / B. O.

“Porque lo que nos estamos jugando es el propio concepto de la atención primaria, es decir, nos están contando una atención primaria de rellenar el expediente, de atender rápido, en menos de 72 horas, sea como sea, mientras nosotros estamos explicando que los médicos de familia y pediatras quieren atender a sus pacientes y que los pacientes quieren ser atendidos por sus médicos de familia y sus pediatras. Y eso requiere más médicos de familia y más pediatras. Parece una perogrullada. Pero es lo que necesitamos que entienda este Gobierno”, ha insistido Hernández.

Ayuso confiaba en el acuerdo

Un par de horas antes de que los miembros del comité anunciaran el encierro por falta de negociación “real”, la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, se había mostrado convencida en la Asamblea de Madrid de que pronto habría un acuerdo. Es más, el Gobierno creía que este jueves se alcanzaría un preacuerdo para desencallar la huelga de los profesionales sanitarios que comenzó el pasado 21 de noviembre. Sin embargo, a la reunión se han presentado solo el director general de procesos integrados de la Consejería de Sanidad, la directora general de recursos humanos y la gerente de atención primaria. “Pero están ahí como convidados de piedra”, ha insistido Hernández. “Se circunscriben completamente a lo que dice la directora general de recursos humanos, tenemos un problema muy grave de conceptos, porque no es solo que estemos muy alejados, sino que vamos a seguir estándolo”. Y ha rematado: “Si los médicos y los pediatras no aceptan lo poquito que ellos han dado y si ellos no entran en fomentar la confianza de los médicos de familia y de los pediatras para que haya más médicos y dejen de abandonar el sistema, lo único que queda es quedarnos aquí hasta que venga alguien del Gobierno a que nos explique que realmente han entendido a los profesionales y que va a haber un cambio de rumbo”.

La Comunidad de Madrid hasta el momento solo había puesto sobre la mesa propuestas que ya había planteado en el pasado o que en realidad son de obligado cumplimiento por imposición de Europa o del Estado: por ejemplo, ha prometido que va a renovar a los 2.000 sanitarios eventuales que acaban su contrato este año y hacerlos interinos, algo a lo que en realidad está obligada por una normativa estatal si quiere mantenerlos en sus puestos; también pretende bajar la temporalidad de interinos y eventuales (otra medida impuesta por la UE); recuperar compromisos incumplidos desde 2007 (como incentivar económicamente las plazas de difícil cobertura, como las del turno de tarde) o mejorar medidas que ya se aplican (como pagar más a los médicos que atienden a más pacientes). A su vez, había aceptado bajar la carga asistencial de los médicos de familia (de los 50 o 60 pacientes al día que ven ahora, asistirán a 34) y de los pediatras (de 50 bajarán a 24), pero no han explicado qué pasará con el paciente número 35 (o 25) en adelante, una respuesta clave para saber en qué consiste realmente el plan de Sanidad.

Por eso, los sanitarios creen que para desconvocar la huelga necesitan respuestas de miembros del Gobierno, como los del área de Hacienda, que realmente estén capacitados para asegurar qué presupuesto se va a destinar a atención primaria. En septiembre de 2020 ya firmaron un pacto similar al que el Gobierno pone ahora sobre la mesa, y que incluía una subida de sueldo de los profesionales que los equiparaba a los facultativos hospitalarios. Después de aquel acuerdo, nada de eso salió adelante. Hacienda, con Javier Fernández-Lasquetty a la cabeza, dijo que no había presupuesto.

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