Reyes Maroto, una “hormiguita” con fama de rigurosa e incansable pero poco conocida para conquistar la capital
La ministra debe ahora presentar un proyecto ganador para el Ayuntamiento, donde el PSOE parte como la cuarta fuerza, y construir una alternativa de gobierno a Almeida que recupere al electorado
La carta de presentación de Reyes Maroto (Medina del Campo, Valladolid, 48 años) a la Alcaldía de Madrid como candidata del PSOE es la solución de una crisis en la que han estado en juego miles de millones de euros y la reputación y el futuro de una de las industrias españolas más pujantes. La ministra de Industria, Comercio y Turismo desde la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa en junio de 2018 se ha mantenido ajena a las distracciones que rodeaban los rumores por su candidatura hasta que no se ha cerrado el acuerdo en el PERTE para los vehículos eléctricos con el Grupo Volkswagen, del que forma parte Seat. Este contrato implica asegurar una inversión de hasta 10.000 millones de euros en la modernización de sus fábricas en Martorell (Barcelona) y Landaben (Pamplona) para producir coches no contaminantes a partir de 2025 y la construcción de una nueva fábrica de celdas de baterías en Sagunto (Valencia).
La fama de buena negociadora, como cuando intercedió antes de verano para garantizar la supervivencia del grupo galletero Siro y sus 3.000 empleos en Castilla y León, se la ha ganado Reyes Maroto en una legislatura endiablada por la pandemia que hizo desplomarse al turismo, la industria nacional, y ahora por las secuelas en los precios de la guerra de Ucrania. Sánchez ha definido a Maroto y a Carolina Darias ―la ministra de Sanidad suena como la más que probable candidata en Las Palmas de Gran Canaria― como “dos extraordinarias ministras comprometidas con su trabajo, buenas gestoras, con capacidad de liderazgo y que pueden garantizar solvencia a los proyectos políticos allí donde estén”.
La dirección del PSOE de Madrid destaca su ”solvencia” como uno de los puntos fuertes de Maroto, mientras a otros cuadros del partido les inquieta que resulte una desconocida para buena parte de los madrileños: el 49,6% de los encuestados en el barómetro del CIS de octubre conoce a la futura aspirante a la alcaldía ―frente al 83,5% del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, o el 78,4% de la ministra de Defensa, Margarita Robles, que se han descartado de la carrera― frente al 46,6% que no la ubica. “¿Y a José Luis Martínez-Almeida lo conocían en 2019?”, responden las fuentes consultadas en referencia al actual alcalde de la capital. “Todo el mundo sabía quién era Pepu Hernández y mira cómo nos fue. Eso demuestra que lo importante es presentar un proyecto creíble”, apostillan, en referencia al resultado desastroso del exseleccionador de baloncesto. Maroto compaginará hasta abril la candidatura y el ministerio, lo que debería contribuir a atraer el foco mediático.
Licenciada en Económicas por la Universidad de Valladolid, Maroto no tiene nada que ver con el prototipo de dirigente de partido crecida y criada en las Juventudes Socialistas. La candidata no se afilió al partido hasta el verano de 2017, dos años después de su debut en la Asamblea de Madrid: Ángel Gabilondo la fichó como independiente en las listas autonómicas de 2015 con el beneplácito de Sánchez. Antes, Maroto había sido profesora asociada del Departamento de Economía de la Universidad Carlos III.
También trabajó en Analistas Financieros Internacionales (2005-2010) y la Fundación IDEAS (2011-2013) y cursó un máster en Economía y Finanzas por el Centro de Estudios Monetarios y Financieros y otro en Evaluación Sanitaria y Acceso al Mercado por la Carlos III. En sus cuatro años como portavoz en la Comisión de Presupuestos, Economía, Hacienda y Empleo (2015-2018) se hizo famosa por las tablas de Excel con las que les explicaba los Presupuestos a los periodistas o a sus colegas de escaño.
El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, la define como “una hormiguita trabajadora, rigurosa e incansable”. Según la ministra de Defensa, Maroto representa la “buena gestión”: “No tiene límite de horas, trabajo, dedicación y eficacia”, destaca Robles. “Nadie duda de su capacidad de trabajo, pero quizá le falta olfato político: en la Asamblea no tomaba la iniciativa, lo que hacía muy bien es cumplir con los objetivos que le fijaban”, advierten antiguos compañeros de bancada. “Mucha gente sabe la experiencia que ha tenido como ministra de Industria, sobre todo en el mundo empresarial, los sindicatos, los agentes sociales, los trabajadores saben que es una persona que se ha fajado, que se ha puesto al frente para tratar de resolver cualquier problema que hemos tenido en el ámbito industrial, trayendo inversión”, la ha puesto en valor la vicepresidenta primera, Nadia Calviño.
Sin enemigos internos
La falta de enemigos internos ―al menos hasta ahora― en Madrid, una de las federaciones socialistas más convulsas, es una de las características más reseñables y que más definen a Maroto. Militante de la agrupación de Alcorcón, el hecho de que tenga un perfil afable y sin aristas y que no se haya metido más de lo justo en lo orgánico debería ser una ventaja ante el reto que se le viene encima. “Todo el mundo en el PSM, y fíjate lo que es el PSM, le tiene mucho aprecio. No encontrarás a nadie que hable mal de ella”, pronostica un ministro con el que mantiene un contacto estrecho desde antes de que ambos entraran en el Gobierno.
“No la van a recibir mal, pero bien bien tampoco, lo primero porque milita en Alcorcón. Encajará bien porque la precede su fama de trabajadora, pero no es el figurón que se podría esperar después de dos meses de especulaciones”, expone un miembro del comité ejecutivo regional.
En el PSOE nadie oculta que la capital es una plaza “muy complicada” y un resultado adverso podría agitar a las familias, clanes y subclanes del siempre indómito socialismo madrileño. Los datos no pueden ser más crudos: los socialistas han ido perdiendo votantes progresivamente desde 2003, cuando obtuvieron 625.000 votos con Trinidad Jiménez, hasta su mínimo histórico en 2019 con Pepu Hernández: el exseleccionador de baloncesto que hizo a España campeona del mundo hundió al partido a los 225.000 votos y ocho concejales.
La misión de Maroto será presentar un proyecto ganador, pese a partir como la cuarta fuerza del Consistorio, y construir una alternativa de gobierno atractiva para recuperar ese electorado de 400.000 votantes que en las últimas legislaturas han preferido a formaciones de nuevo cuño como Ahora Madrid. “No va en absoluto obligada, va a estar pico y pala en los problemas reales en vez de en la frase del día y el postureo de Almeida o de Isabel Díaz Ayuso”, sostiene otro integrante del Consejo de Ministros.
Sánchez y Juan Lobato, el líder regional del PSOE, comunicaron a Maroto que era la escogida después de decirle a la delegada del Gobierno, Mercedes González, a mediados de septiembre, que el partido prefería otro perfil con una proyección mayor por su gestión en un puesto de mayor responsabilidad. Pero uno de los interrogantes que rodean a la candidata es cómo será su adaptación al puesto.
Maroto ha sido segunda de una candidatura, pero nunca la ha encabezado. Con las listas ya cerradas, Gabilondo anunció durante la campaña de las elecciones madrileñas de mayo de 2021 que Maroto sería la vicepresidenta económica si los socialistas presidían la Comunidad. “Yo me quiero comprometer: todo lo que he aprendido, sobre todo en estos tres años [como ministra desde 2018], lo voy a poner al servicio de un proyecto colectivo para Madrid. Conozco bien Madrid, me la he pateado desde el sur al norte”, afirmó entonces Maroto, que de esta forma lanzó el mensaje muy poco corriente de que estaba dispuesta a dejar su puesto en el Consejo de Ministros por el Consejo de Gobierno de una comunidad autónoma.
Los resultados no fueron ni mucho menos los esperados en una campaña en la que Maroto recibió una carta con una navaja. Las amenazas la afectaron muchísimo pero, a pesar de eso, cumplió con toda su agenda. “Es muy disciplinada, esa es una de sus fortalezas”, resume un alto cargo del PSOE. En cambio, en los mítines tiene margen de mejora, pese a que gana mucho en las distancias cortas.
Casada y con dos hijos, Maroto no es amiga de los histrionismos y no tiene nada que ver con los políticos que convierten el último tuit en un leitmotiv. Discreta y poco dada a los corrillos, durante todos estos días en los que su nombre era el favorito en las quinielas se ha limitado a decir que “está a disposición de lo que quiera el partido para poder ser candidatos, ministros, diputados, senadores o concejales”. “Es terriblemente castellana”, resume una persona muy cercana con la que comparte orígenes. “No tiene dobleces, se la ve venir de lejos”, abunda.
Pero la prudencia innata de Maroto se ha redoblado después de que hace un año pidiera disculpas tras referirse a la erupción volcánica en La Palma como “un espectáculo maravilloso” y un “reclamo turístico”. “Cuando uno se equivoca, hay que saber rectificar”, se corrigió de inmediato, expresando su solidaridad con los afectados. El PP tratará de desgastar a la candidata del PSOE vinculándola una y otra vez con el presidente del Gobierno. “Es una sanchista que encima ha gobernado con Podemos”, resumen fuentes populares. Es decir, donde no habrá ninguna novedad será en la estrategia del PP de Madrid.
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