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La vida de un policía infiltrado hecha libro: “No pegamos cinco tiros y nos cargamos a los terroristas”

El agente especializado en terrorismo yihadista Iñaki Sanjuán se adentra en una novela en las misiones de los agentes encubiertos basada en su experiencia y la de sus compañeros

Iñaki Sanjuan Operacion protector
Iñaki Sanjuán, policía de la brigada de información que publica un libro sobre los agentes infiltrados.Luis Sevillano
Patricia Peiró

Como si del entrenamiento de James Bond se tratara, Roberto va superando pruebas. “Consigue abrir una cuenta en una entidad bancaria sin documentación”, es el primer reto al que le somete su instructor. “Entra en una casa de este edificio y que yo te vea beber un vaso de agua por la ventana”, prosigue el adiestramiento. Roberto es el protagonista de Operación Protector, una novela sobre agentes encubiertos escrita por el puño de alguien que normalmente trabaja en las sombras, el inspector jefe de la Policía Nacional y experto en terrorismo yihadista Iñaki Sanjuán. Como en los relatos de espías, el primer contacto entre el agente y su adiestrador se produce en la trastienda de un local en el centro de Madrid.

Parece un guion de película, pero el que ha escrito y vivido parte de lo que se relata en el libro se ríe: “Son pruebas reales y las hay peores”. En la trama, que mezcla la realidad con la ficción, el agente protagonista tiene que evitar la compra de armamento por parte de los yihadistas en España. Los escenarios en los que se desarrolla son Bruselas, justo antes de los atentados de 2016 en la capital belga, Madrid como base de operaciones de la Brigada de Información de la Policía Nacional, y la Costa del Sol, donde se asientan las organizaciones criminales implicadas en la misión del agente Roberto. En una de las fases de adiestramiento, el recorrido de Roberto hace sufrir al lector con las pruebas a las que le someten en la base del Grupo Especial de Operaciones, los conocidos GEO. Allí le someten a las torturas a las que podría verse expuesto si fuera apresado por yihadistas.

“Han sido dos años de trabajo, he vuelto a viajar a muchos de los lugares que aparecen en el libro. Todo para descubrir y reconocer el trabajo de los agentes encubiertos, un mundo desconocido”, afirma Sanjuán, que trabaja en la Brigada de Información de la Jefatura de Madrid. En su sede en el barrio de Moratalaz trabajan todos los agentes que diariamente reúnen información de grupos extremistas, redes terroristas, bandas juveniles y agrupaciones de hinchas violentos de fútbol. “Un infiltrado no es ningún loco, todo lo contrario, tiene mucha más madurez que la media”, asegura el inspector jefe.

Miedos e inseguridades

Sanjuán, que no especifica por motivo obvios en cuáles de las situaciones que aparecen en el libro se ha visto involucrado, sí que reconoce que puede haber momentos de “miedo” en cualquier misión, de esos en los que la gota de sudor avanza sin remedio por la frente. “Un agente encubierto es un ser humano con miedos e inseguridades. Por eso hace falta mucha formación y sangre fría. Pero nada puede prepararte para la incertidumbre de qué va a pasar cuando acudes a una reunión o entras a una casa”, indica. El libro da sorpresas, como que a veces son los propios jefes de las organizaciones criminales de tráfico ilegal los que tienen conocimiento de que hay un policía entre sus filas. “En esta trama, tanto la organización criminal que vende armas como la policía tienen un enemigo común, que es el terrorismo islámico. A los malos no les interesa que haya atentados, porque eso incrementa la alerta de seguridad y es perjudicial para sus negocios”, explica Sanjuán.

Pero no son esos momentos de acción los fundamentales, según explica al policía, sino toda la preparación previa de ese personaje de guion cinematográfico que le va a tocar encarnar al infiltrado. En este caso, un agente que se transforma en criminal en la Costa del Sol: “Mientras tú mantienes una reunión con uno de estos criminales, te están haciendo fotos, estudiándote, después harán preguntas sobre ti”. Roberto, el protagonista, incluso tiene una novia ficticia. “Durante el tiempo que te conviertes en esa persona, vives en una mentira permanente que no cuentas ni a tu entorno más próximo”, resalta el policía.

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En la vida de los infiltrados, el éxito es que no haya tiros ni disparos. “El final de una misión no es como en las películas. No entramos, pegamos cinco tiros, nos cargamos a los terroristas mientras ellos te disparan con una metralleta y ni te rozan”, asevera Sanjuán. De hecho, el objetivo de un agente encubierto es más bien el contrario, evitar lo que a veces parece inevitable. La policía española tuvo que reciclarse sin solución de continuidad y pasar de combatir los atentados de ETA, a luchar contra ese enemigo que es el terrorismo yihadista. “Nos encontramos con una organización que tenía un aparato de propaganda muy potente, recursos financieros ilimitados y con soldados dispuestos a inmolarse”, apunta el inspector jefe. Frenarles es, en parte, labor de los encubiertos. En estas páginas se puede ver cómo es su doble vida, el lector tendrá que decidir qué es cierto y qué no.

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Sobre la firma

Patricia Peiró
Redactora de la sección de Madrid, con el foco en los sucesos y los tribunales. Colabora en La Ventana de la Cadena Ser en una sección sobre crónica negra. Realizó el podcast ‘Igor el ruso: la huida de un asesino’ con Podium Podcast.

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