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El juicio al acusado del triple asesinato de Usera se celebra en Venezuela: “La justicia tarda, pero llega”

Dahud Hanid-Ortiz responde por la muerte en 2016 de dos abogadas y de un taxista en el despacho de un letrado del que tenía celos

Juicio triple crimen Usera
Empleados de la funeraria trasladan el cuerpo de unas las víctimas del triple crimen de Usera.kike para
Patricia Peiró

El 22 de junio de 2016, Dahud Hanid-Ortiz, un exmilitar estadounidense de origen venezolano, entró en el despacho del abogado Víctor Joel Salas, en el madrileño barrio de Usera. Lo buscaba a él, pero encontró a dos compañeras letradas y a un cliente del bufete. Según las investigaciones de los agentes de Homicidios, mató a los tres, pero no a su objetivo. ¿Qué lo llevó a arrancar la vida a esas víctimas? Los celos que sentía por Salas tras enterarse de que mantenía una relación con la que había sido su pareja. Después de eso huyó a Venezuela donde, tras muchas gestiones, la policía española consiguió su detención en 2018. Hanid-Ortiz se sienta ya frente a un tribunal en su país natal después de que las autoridades venezolanas se negaran a la extradición.

“La justicia tarda, pero llega”, le espetó el abogado Salas, objetivo inicial del supuesto asesino, cuando declaró hace unos días en la vista oral, según recoge Efe. El letrado se enteró del juicio por la llamada de un fiscal y contó con protección de las autoridades del país para acudir a declarar, cuenta el abogado a la agencia, que además espera que en las próximas sesiones puedan comparecer los agentes de Homicidios que investigaron los asesinatos y la expareja de Hanid-Ortiz.

Un tapón de botella fue la pieza clave para dar con el presunto culpable. Después de degollar a una de las víctimas y de matar a golpes a las otras dos, el asesino roció los cuerpos con combustible para prenderles fuego. La botella no era una cualquiera, sino que pertenecía a una marca francesa que el abogado Salas había oído mencionar a la mujer con la que supuestamente había mantenido una relación, la pareja de Hanid-Ortiz. El letrado aportó este detalle a la policía, que dio con la tecla que le faltaba para dirigir sus pasos hacia un culpable. En un primer momento, los agentes llegaron a pensar que el propio Salas podía tener algo que ver con las muertes porque no estaba en el despacho cuando ocurrieron y apareció por allí poco después.

Además del detalle de la botella, el abogado peruano afincado en Madrid les explicó que ya había recibido amenazas por parte del hombre que ahora se sienta en el banquillo de los acusados por los celos que sentía hacia él. Según su relato, el exmilitar le había dicho que estaba “entrenado para matar” y que eso era lo que iba a hacer con él. Erró en sus intenciones, porque cuando lo preparó todo para llevar a cabo su amenaza no encontró al que buscaba. Aunque los policías sospechan que, cuando mató al taxista, pudo creer que se trataba del letrado por el estado irreconocible en el que dejó el cuerpo.

Las pesquisas indican que, tras el asesinato, escapó a Alemania, pero cuando se enteró de que los investigadores españoles ya lo tenían en el punto de mira, se marchó a su país tras vaciar la cuenta de su pareja, que supuestamente le había comunicado meses antes su intención de acabar con la relación. En la fuga, supuestamente le ayudaron sus familiares. Después, Salas, la víctima inicial del hoy acusado, no cejó en su empeño de que se hiciera justicia y contrató a detectives privados para que le mantuvieran bajo vigilancia en su país, hasta que los agentes españoles lo detuvieron, en 2018.

En 2019, Venezuela comunicó a las autoridades españolas que se negaba a su extradición y que se le juzgaría en territorio nacional. El Tribunal Supremo de ese país alegaba que no podía “entregar a un ciudadano nacional para que sea juzgado en un país extranjero”. El juicio empezó el 27 de febrero de este año, algo que sorprendió a Salas, que no sabía nada hasta que el fiscal le solicitó que acudiera para declarar. “Él se puso alterado con mi presencia. No es fácil mirar a la cara a tu asesino, fue muy duro. Pero, a pesar del miedo, lo hicimos con el apoyo de las autoridades, que me blindaron para poder declarar libre y espontáneamente, dejando claro que ese hombre dejó huérfanos a hijos, a padres sin sus hijas, y había destrozado hogares”, relató a Efe.

El acusado, por su parte, se ha limitado a negar todos los hechos y ha asegurado que no tiene nada que ver con las muertes de las dos letradas y el taxista. Tres víctimas que murieron por estar en el sitio y lugar equivocados y cruzarse en el camino de un ser sin escrúpulos.

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Sobre la firma

Patricia Peiró
Redactora de la sección de Madrid, con el foco en los sucesos y los tribunales. Colabora en La Ventana de la Cadena Ser en una sección sobre crónica negra. Realizó el podcast ‘Igor el ruso: la huida de un asesino’ con Podium Podcast.

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