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Almeida trata de eludir el caso del espionaje a Ayuso con duras críticas a la oposición

Todos los partidos, salvo Vox, acechan al alcalde de Madrid con un pleno extraordinario una semana después del escándalo de los espías del PP

Almeida
El alcalde de Madrid, Jose Luis Martínez Almeida, en el pleno del Ayuntamiento de Madrid.KIKE PARA
Manuel Viejo

Un visto y no visto. Muy rápido. El pleno extraordinario en el Ayuntamiento de Madrid ha empezado a las nueve de la mañana y, poco después de las diez, ya se había terminado. Adiós al intento de la oposición de escudriñar más aún al alcalde, José Luis Martínez-Almeida. Hay una clara intención en el PP de pasar página cuanto antes. Los populares madrileños tratan de diluir por el sumidero la grave crisis que acecha al consistorio desde el pasado jueves, cuando se destapó que diversos colaboradores y trabajadores del palacio de Cibeles ―al menos tres personas, según ha podido saber este periódico― urdieron un plan para investigar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Desde entonces, las caras del PP han sido un poema. Nadie entendía cómo se podía desplomar un partido así en cuestión de horas. No había una explicación posible. Todo ha sido fulminante. En solo cinco días el principal partido de la oposición del Estado se ha desmoronado. Los 15 concejales populares del Ayuntamiento han vivido estas jornadas pegados a un móvil. Llamadas, mensajes, notas de voz, reuniones, apoyos y traiciones. El foco mediático aquí, sin embargo, apuntaba directamente a uno: ¿y José Luis Martínez-Almeida, qué dice?

El alcalde de Madrid ha vivido esta semana en una encrucijada. La trama del intento de espionaje ha salpicado a varios de sus colaboradores más cercanos, entre ellos dos concejales. Las informaciones apuntan que estos trabajadores salen de dos concejalías. Un hecho que salta más arriba aún. Si Pablo Casado ha caído es, precisamente, porque la noticia del jueves voló por los aires y partió, precisamente, del Ayuntamiento.

Tanto es así, que hasta el propio Almeida entregó la cabeza de Ángel Carromero el mismo jueves por la tarde, tras una rueda de prensa por la mañana con infinidad de preguntas de los periodistas para zanjar el asunto. El por entonces portavoz nacional del PP confirmó a primera hora que Carromero no tenía nada que ver. Horas más tarde, sucedió lo contrario. Él mismo dio un portazo. Dimitió tras una conversación con el alcalde. En una breve conversación telefónica con este diario, el propio Carromero fue tajante:

―Me voy para no poner en riesgo el Ayuntamiento, sabiendo que ninguna de las acciones que dicen que he hecho lo he hecho.

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― Con esto quizá quede en evidencia que ha podido estar detrás del intento de espionaje...

—Yo no tengo que demostrar qué he hecho. Que lo muestren.

Y en ese camino anda el Ayuntamiento. ¿Por qué dimite Carromero si tanto él como el alcalde sostienen que él no es el responsable de este intento de espionaje hacia Ayuso y sus familiares?, ¿qué sucedió realmente?, ¿de dónde parte todo? Carromero y Almeida son amigos. Carromero era una de las voces del PP en Madrid y, a la vez, el coordinador general de Alcaldía, un puesto de confianza clave en cualquier organigrama institucional. Almeida y su equipo saben que tienen pasar página cuanto antes para evitar más críticas mediáticas.

Acorralado por Ciudadanos, con la vicealcaldesa Begoña Villacís mordiendo poco a poco la confianza entre ambos partidos, la oposición ha tratado de punzar al regidor con duros reproches, tanto en el pleno del pasado martes como en el de este viernes, que ha sido tan extraordinario, que todos los partidos han estado de acuerdo en que prácticamente no ha servido para nada. Hasta se han repetido las mismas frases que el martes.

El alcalde ha intervenido dos veces. En ningún momento ha dicho la palabra “espionaje” o “detective”. Como gran orador, ha medido muy bien las palabras, tratando de anticiparse a los posibles titulares incómodos. Almeida ha hablado del intento de espionaje a Ayuso como esas “cuestiones relativas a las informaciones de la semana pasada”. Y ha vuelto a ser tajante:

―El jueves pasado trasladé mi compromiso total y absoluto para rendir cuentas y aquí estamos.

Y ha repetido, casi al dedillo, el mismo discurso del martes. A fin de cuentas, tampoco han aparecido nuevas noticias de la crisis del PP, solapada ya por el ataque de Rusia a Ucrania. En mitad de esta tormenta, Almeida sabe que el caso de los espías pasa ahora a un segundo plano. Quiere que el tiempo diluya las posibles actuaciones de la oposición y que, de producirse, se produzcan cuanto antes y no más tarde. “Vamos a despejar cualquier duda acerca de lo que pudo haber pasado o no pudo haber pasado”, ha dicho.

“Lo único que digo es que no hemos mentido. Queremos lograr la verdad, pero de momento la verdad se identifica con todo lo que hemos identificado en un primer momento”, ha añadido. Una frase que engloba unas intenciones ciertas, pero que son más ciertas aún a sabiendas de que Ciudadanos ha sido clave con su voto favorable. Si el PP hubiera votado en contra de este pleno ―que no lo ha hecho― hubiera salido adelante gracias a los votos favorables de su socio de Gobierno, como la comisión de investigación que se iniciará en las próximas semanas.

La oposición, al acecho

La portavoz del Grupo Mixto, Marta Higueras, ha hecho una intervención de siete minutos y le han sobrado tres. El ambiente matutino ha estado enrarecido. Sin novedades en las noticias del intento espionaje y con el pleno hace tres días en el retrovisor, la sensación ha sido de que tampoco tenía mucho sentido reunirse para repetir lo dicho. “¿Le pidieron de Génova que cesara a Carromero?, ¿qué puede decir de las informaciones que dicen que hay más agencias de detectives contactadas?”. Y ha lanzado un guiño a Ciudadanos, un piropo para tratar de provocar una moción de censura que ahora está descartada. Se habla y se habla, y solo es eso: habladurías.

Vox, eso sí, ha sorprendido a todos, otra vez. Ha pasado de puntillas por el momento más duro de la legislatura para Almeida. El edil Pedro Fernández no ha entrado a valorar nada, ni a criticar nada. Se ha centrado exclusivamente en críticas hacia la izquierda: “La izquierda continúa haciendo lo que mejor sabe hacer: triturar a las personas y a las familias”. Si Fernández tenía diez minutos, pues le han sobrado siete. Varios ediles del PP le han mirado con una sensación de gratitud por sus palabras. Vox aprieta a Almeida, pero no ahoga. Saben que hay mucho juego en esta crisis conservadora.

La socialista Mar Espinar ha apretado de nuevo al alcalde en un discurso similar al del martes: “Sabemos que el detective ha negado que la investigación se produjera, pero nos indica que se le reclamó para hacer algo ilegal”. Y acechó a Almeida con un tono durísimo: “Nos prometió dedicarse en exclusiva a Madrid tras su declaración del jueves, y las calles se llenaron de entusiasmo con la cantidad de ratas y de basuras que hay. Usted solo ha pensado en su propia supervivencia”. Rita Maestre, de Más Madrid, en un tono más comedido, llamó a esta operación del PP como “salvar al soldado Almeida”, al que ha apuntado con el dedo varias veces: “Si es cierto que no se enteró de nada, usted tiene una enorme responsabilidad. Es poco creíble”.

Tras los guiños de la oposición a Ciudadanos, Begoña Villacís ha insistido en que si todo se está llevando a cabo según lo previsto es, precisamente, por su partido. “Este pleno es inoportuno. No sé qué valoramos”. Todos han manifestado que no tenía mucho sentido. “¿Qué hubiese pasado si esto no hubiese salido en los medios? Que no nos habíamos enterado”, ha dicho Villacís. “¿Qué hubiese pasado si ese detective hubiese dicho que sí?”.

Al concluir, Almeida ha utilizado su turno de réplica para reprochar a la oposición su actitud amonestadora. “No voy a permitir que conviertan esto en un circo para los madrileños. Lecciones de la izquierda, ninguna”. El siguiente episodio de esta trama será la comisión de investigación, donde la oposición ya ha anunciado que pedirán nombres como Ayuso, Carromero o Teodoro García Egea. Sin embargo, al contrario que en la Asamblea, en el Ayuntamiento no es obligatorio su asistencia. El escándalo del espionaje se diluye precisamente con plenos como este. Ruido y sin avances. Almeida lo sabe. Tanto, que esta noche no ha cambiado la agenda y se marchará al carnaval salmantino de Ciudad Rodrigo.

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Sobre la firma

Manuel Viejo
Es de la hermosa ciudad de Plasencia (Cáceres). Cubre la información política de Madrid para la sección de Local del periódico. En EL PAÍS firma reportajes y crónicas desde 2014.

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