Mítines, premios y viajes: la campaña permanente de Díaz Ayuso en la guerra del PP
La líder conservadora protagoniza una agenda pública asfixiante, repleta de actos políticos, citas internas del partido y recepciones de premios
Siempre en el ojo del huracán. Siempre ante las cámaras. Siempre apurando cada segundo de cada minuto de cada hora del día. Así alimenta Isabel Díaz Ayuso su salto a la política nacional, y así disputa la guerra interna con la dirección de Pablo Casado por controlar el PP de Madrid: con una agenda pública y privada asfixiante que retrata a una política en campaña permanente. Todo vale en la lucha por el poder. Acudir al congreso del PP de Castilla y León, lograr una foto que parece reflejar su ascendiente sobre el resto de barones, y lanzar un guiño para reclamar la celebración del cónclave de Madrid (”Queridos compañeros, iba a decir compromisarios. A ver si lo cogemos”, dijo el sábado). Citarse casi cada semana con cargos orgánicos e institucionales de la región para darles a conocer su proyecto. O aceptar una veintena de premios, con sus respectivas fotos y discursos, desde que se impuso en las elecciones del 4-M.
“Esta estrategia de comunicación le permite tener un liderazgo muy presente que se fortalece en detrimento del de (Pablo) Casado, que ni está ni se le espera”, argumenta Verónica Fumanal, presidenta de la Asociación de Comunicación Política. “Las fotos de este fin de semana (durante el congreso del PP en Castilla y León) muestran que ella controla la escena, los ritmos, el titular...”, subraya. “Tiene una capacidad de liderazgo muy importante, pedaleada por los medios de comunicación, porque da titulares, y no le duelen prendas en meterse en una polémica”, añade. Y remata: “Uno de los principios de la publicidad es la presencia. Si esto lo aplicamos a la política, los políticos que aparecen en los medios son los que marcan la agenda, lo que es decisivo en comunicación política. Y Díaz Ayuso, con su agenda de este arranque de 2022, evidenció todavía más con su presencia pública que el PP no tenía otro referente que ella”.
6 de enero. Díaz Ayuso se entrevista en Estados Unidos con el alcalde de Nueva York, Eric Adams. Da igual que sea Navidad. Que la presidenta de la Comunidad de Madrid esté de vacaciones en una de sus ciudades preferidas, que ha visitado una decena de veces. O que la región aún languidezca apurando el largo fin de semana que sigue a la llegada de los Reyes Magos. Ha pasado ya una semana desde su última intervención pública, el mensaje grabado de Fin de Año. Demasiado tiempo, deben pensar la presidenta y su círculo de consejero áulicos, que incluye a Miguel Ángel Rodríguez, exsecretario de Estado de comunicación en el primero gobierno de José María Aznar; y a Sandra Fernández, una de las personas que más sabe sobre televisión en España, según distintos interlocutores. Así que la maquinaria echa a andar de nuevo.
“Con esto, Díaz Ayuso consigue marcar de una manera muy clara la agenda, siempre desde una perspectiva muy confrontacional”, opina el politólogo Pablo Simón, que duda de que la presidenta de la Comunidad de Madrid tenga una agenda más activa que otros presidentes, y explica su impacto por el carácter “polarizador” de su discurso, que “genera un efecto eco”, ya que interesa, por diferentes motivos, a izquierda y derecha, y a todos los medios de comunicación. “Se beneficia de su posición como presidenta de la Comunidad de Madrid, y de ser el principal puntal de la oposición a Sánchez y contrapoder a Casado”.
¿Cómo se organiza la estrategia comunicativa de Díaz Ayuso, a la que le llueven las peticiones de reuniones, entrevistas y ceremonias varias? ¿Cómo se mezcla eso con su agenda institucional, que incluye la obligación semanal de la reunión del consejo de gobierno y del pleno de la Asamblea?
“Hay que ser muy estrictos con los tiempos. Todos dicen que les hagas un hueco, que son solo cinco minutos. Pero nunca son solo cinco minutos”, responde una fuente de la confianza de la presidenta de la Comunidad de Madrid, que tiene una actividad pública frenética. Igual se reúne con mandatarios extranjeros (como los de Colombia, Ecuador o Lima), que recibe un galardón internacional (se desplazó a Milán para recoger la Llama de la libertad), que concede una entrevista, que celebra dos premios en un mismo día, como ocurre este lunes.
“Los datos prueban que nuestro modelo ha funcionado y que nuestro modelo de vida ha conquistado a quien lo conoce”, dice Díaz Ayuso tras recibir el reconocimiento de la asociación de empresarios de ocio nocturno de la región Noche Madrid. “Madrid es capital de la resistencia ante la pandemia y referente de la recuperación”, añade, subrayando su choque por la gestión de la pandemia con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. “Nos hemos convertido en un foco de inversión internacional, y Madrid aparece en los primeros puestos como mejor destino turístico del mundo”, afirma. “(Vivimos) todo un renacimiento económico, gastronómico, turístico y cultural. Aprovechemos este foco para atraer negocio y para consolidarnos como la capital internacional de la cultura, el espectáculo, el ocio y la libertad”.
Nada es casual. Desde que llegó al poder por primera vez, en agosto de 2019, Díaz Ayuso ha recibido decenas de premios, casi una veintena solo desde que ganó las últimas elecciones, en mayo de 2021. Hosteleros. Comerciantes. Aficionados a la tauromaquia. Empresarios audiovisuales. Cocineros. Casi todos los sectores que han reconocido la labor de Díaz Ayuso lo han hecho por un mismo motivo: su gestión de la pandemia, donde Madrid se ha distinguido por apostar por mantener abiertos los negocios al mismo tiempo que se intentaba frenar la expansión de una enfermedad que ha provocado más de un millón de contagiados y 26.000 muertos en la región.
Esas cifras, sin embargo, también han provocado un galardón negativo: a principios de enero, recibió el corazón de piedra de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales “por su infame gestión de las residencias de mayores en la Comunidad durante la pandemia que supuso el fallecimiento de más de 6.000 personas usuarias”.
La crítica de los profesionales, no obstante, apenas ha tenido recorrido público. Su impacto palidece frente al del resto de galardones recibidos por la presidenta. Para la oposición, compuesta por Más Madrid, PSOE y Unidas Podemos, es un ejemplo de que las intervenciones de Díaz Ayuso buscan marcar la agenda para que se hable de sus declaraciones y no se fiscalice su gestión.
“Es llamativo el contraste entre la hiperactividad de la presidenta Ayuso para promocionar su imagen pública y su evaporación repentina cuando de lo que se trata es de hablar de los temas que preocupan a las madrileñas y madrileños”, dice Mónica García, la líder de la oposición. “Tiene tiempo para entregas de premios pero no para contestar a la carta en la que le solicitamos una reunión para abordar el problema de las menores tuteladas. Tiene tiempo para viajes institucionales pero no para visitar un centro de salud y conocer de primera mano el impacto de la sexta ola. Tiene tiempo para entrevistas en las que hablar del congreso de su partido pero no para hablar del precio de la vivienda o de las ratios de profesores en las escuelas”, ejemplifica. “En definitiva, el modus operandi habitual desde que es presidenta: dos tazas de propaganda personal y ninguna de lo que de verdad importa”.
Díaz Ayuso está para lo fino y para lo grueso. Igual acude a El Hormiguero, un programa de máxima audiencia, que a una entrega de premios en Colmenar Viejo. A una copa de Navidad de un distrito céntrico de la capital, que a la de un pueblo. A un viaje internacional (Estados Unidos), que a uno nacional (Cataluña) o regional (se está recorriendo la Comunidad entera). Siempre activa: da decenas de entrevistas al mes, en radio, televisión y prensa escrita. Nunca está quieta: es la más reclamada por los compañeros del PP que tienen elecciones.
“Es una agenda de show, no una agenda de trabajo”, abunda Juan Lobato, el líder regional del PSOE. “La inmensa mayoría son para decir la burrada del día, y que ocupe el espacio mediático en lugar de la gestión y los retos sin afrontar”, sigue. “Tanta agenda para premios, y que poca para trabajar en Madrid con los alcaldes y el resto de grupos parlamentarios”, añade. “No sé cuántas cartas le habré escrito en mes y medio, cuatro o cinco, sobre la vuelta al cole, para un pacto por la sanidad pública… y no hay un mínimo de interlocución, ni una llamada para intercambiar opiniones”.
Pero todo está medido al detalle para neutralizar las críticas. Díaz Ayuso convoca periódicamente a los portavoces de la oposición para reuniones en Sol que dejan una foto y poco más —en la última, celebrada en septiembre, el PSOE estuvo representado por Hana Jalloul, predecesora de Lobato en la portavocía parlamentaria—. De los alcaldes regionales, quejosos al ver que ella se reúne con el regidor de Nueva York, pero no con ellos, se ocupan los consejeros. Es una dinámica que ya describió un antiguo colaborador de Díaz Ayuso: ella se queda con los grandes temas de relevancia nacional, y deja el día a día regional en manos de los integrantes de su gobierno, que son los que bajan al barro de lo cotidiano.
“La presidenta tiene su propia agenda personal con el único objetivo de seguir creciendo como perfil de cara a las luchas internas del PP, y mientras tanto la Comunidad de Madrid no tiene a nadie al volante”, lamenta Carolina Alonso, de Unidas Podemos. “Tenemos a la presidenta de gala en gala, de entrevista en entrevista, pero mientras tanto tiene cerrada a cal y canto la asamblea de Madrid”, añade. Y ejemplifica: “En vez de convocar un pleno extraordinario para poder rendir cuentas ante la ciudadanía sobre la red de explotación sexual con menores tuteladas por la comunidad, como hemos solicitado, aquí la cosa sigue como si nada hubiera pasado. Exactamente lo mismo ha ocurrido con la vuelta al cole, ni una sola reunión con la comunidad educativa que pedía coordinación para hacerlo de manera segura”.
Con Vox convertido en el mejor apoyo de las políticas del gobierno del PP, las quejas de la oposición compiten por seguir el ritmo de Díaz Ayuso. Una tarea nada fácil. Este martes, de nuevo, la presidenta protagonizará un esprint mediático.
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