_
_
_
_
Ayuntamiento de Madrid
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ni tirios ni troyanos

El control al gobierno y la presentación de una alternativa como posible y deseable son, evidentemente, las tareas principales de la oposición. Pero también, en algunas ocasiones, el acuerdo es deseable y elemento de legitimación.

Los concejales del Grupo Mixto Marta Higueras, José Manuel Calvo, y Luis Cueto, antes del inicio de un pleno.
Los concejales del Grupo Mixto Marta Higueras, José Manuel Calvo, y Luis Cueto, antes del inicio de un pleno.Rodrigo Jiménez (EFE)

Al apoyar los presupuestos para 2022 del Ayuntamiento de Madrid hemos abierto la caja de Pandora. La caja de pasar de las buenas palabras “transversalidad”, “negociación”, “diálogo”, a los hechos. Y al hacerlo hemos pisado los intereses “empresariales” de los partidos políticos que compiten electoralmente sobre todas las cosas. Y ya hemos vuelto a ver la torcedura de los términos para convertir el acuerdo en mercadeo. No avanzamos.

Nuestra condición de no adscritos a ninguna organización ha sido una oportunidad única para dialogar y para acordar con los rivales políticos. Incluso hemos apostado por incorporar enmiendas del PSM y de Más Madrid a nuestro acuerdo, a pesar de sus descalificaciones hacia nosotros. Y es que, como les dije en mi discurso el pleno, “en el juego del poder ningún gobierno acepta enmiendas de quien le va a tumbar de todas formas sus presupuestos”.

Podríamos haber forzado la estrategia política al uso (que sublimó Montoro en el Congreso: “Que se hunda España que ya levantaremos nosotros”): la estrategia de “cuanto peor mejor”. Hundir a Almeida, aprovechar su debilidad, romper la coalición. Es lo que se nos exigía por la izquierda oficial. Y es entendible desde sus intereses, pero no lo compartimos.

Hay un cierto grado de perversión en la lógica de la competencia política que impide la colaboración: el objetivo inmediato de la oposición no es “cambiar las cosas” sino obtener el poder, mejorar la cuota de sus representantes. Obviamente para, llegado al poder, entonces sí, cambiar las cosas. Pero, mientras tanto (y, por ejemplo en la Comunidad de Madrid ese mientras tanto lleva más de veinte años), la prioridad es desgastar al gobierno de turno. Lo hicieron, y con saña, el PP y Ciudadanos en la oposición, y lo hacen ahora el PSM y Más Madrid. Y así vamos, tomando a los madrileños como rehenes de la bronca política.

El control al gobierno y la presentación de una alternativa como posible y deseable son, evidentemente, las tareas principales de la oposición. Pero también, en algunas ocasiones, el acuerdo es deseable y elemento de legitimación. Y aquí, el liderazgo, la visualización del equipo de la oposición como susceptible de convertirse en gobierno, en un gobierno capaz de generar consensos y acuerdos, es clave.

A quienes deploran la alianza del PP y Ciudadanos con Vox ¿Qué alternativa les dejan? Si queremos minimizar la influencia de la ultraderecha, si queremos influir y no solo denunciar, hay que asumir compromisos, negociar, ceder para conseguir. Si nos disparan a la vez Vox y Más Madrid es que algo bueno estamos haciendo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Lo hicimos con Madrid Central, para protegerlo. Y lo hemos hecho con los presupuestos para 2022. Y lo hemos hecho por muchas razones concretas, además de por lo ya dicho. Porque “tumbar los presupuestos” suponía empezar de cero y con muy pocas expectativas de llegar a un lugar distinto del “no acuerdo” seis meses después.

Porque eso podía significar un año perdido en ejecución presupuestaria en un año clave para la recuperación económica y social de nuestra ciudad. Porque, los que hemos gobernado, sabemos que se tarda mucho en gestionar los expedientes y que si empiezas en junio es muy posible que se queden miles de expedientes a medias. Porque eso suponía que muchas asociaciones, ONG y colectivos veían peligrar sus ayudas y hasta muy avanzado el año no sabrían si continuaban sus programas o no. Porque gracias al pragmatismo, flexibilidad, resignación o cinismo del gobierno municipal (cada uno que ponga su etiqueta), habíamos logrado un acuerdo que reorientaba de manera enérgica el proyecto ofrecido repetidamente a VOX. Y todo ello, como ya hicimos en nuestro mandato, cuidando el equilibrio presupuestario.

En los ingresos: el PP para conseguir nuestro apoyo cedió en una de sus prioridades (bajar los impuestos y el IBI). A quienes venían viendo subir y subir este impuesto por el que se llamó catastrazo de Gallardón (diez años de subida en diferido) y tenían inmuebles de menos de 300.000€ se les ha ayudado a llegar al mínimo legal ya este año, no en 2023, sino ya. Esa ayuda cuesta 34 millones de euros y beneficiará a 660.000 personas.

No se ha bajado el IBI, por más que Almeida ahora intente disfrazarlo. El tipo de 2022 es el mismo de 2021. Y el resto de la que iba a ser la bajada estrella del PP madrileño, los famosos 60 millones (26 millones y por otras vías hasta 100 millones de nuevas prestaciones y servicios), se han destinado a muchas cosas.

Así, en “lo social” conseguíamos ayuda de emergencia para La Cañada, no prevista, por el importe que Cáritas era capaz de gestionar. Conseguíamos recuperar la celebración del Orgullo en Madrid (una de las señas de identidad de nuestra ciudad); cambiar la subvención a fundaciones que acosan a mujeres hacia colectivos que defienden la diversidad; apoyo para los menores extranjeros no acompañados al salir de los centros de tutela; elevamos el umbral para conseguir la tarjeta familia; subimos 600.000 euros en cooperación al desarrollo y pactamos crear una oficina que ayude a las personas más vulnerables a tramitar la renta mínima vital y superar el laberinto burocrático.

En Cultura, nuevas ayudas a creadores y a libreros, apertura del Conde Duque a la colección de arte contemporáneo que lleva años en los sótanos, ayudas para no perder el milagro de Mad Cool en Madrid (despreciado por la concejala Levy), para la casa de Robert Capa, para la Academia de Cine.

En Movilidad el transporte gratuito ocho días punta y en los picos de alta contaminación, rescate municipal de BiciMad, carriles bici, caminos escolares seguros. La semana que viene, ya mismo, los madrileños dispondremos de autobús gratuito en hora punta mañana y tarde los dos primeros días de vuelta al cole.

En Urbanismo y vivienda hemos frenado la venta de suelo municipal residencial, dotado un fondo para ayuda de emergencia habitacional; en Economía un plan de choque para poner al día el atasco en licencias urbanísticas, apoyo a la Compra Pública de Innovación, al acuerdo entre patronal y sindicatos por el empleo (3 millones de euros) y ayudas para los propietarios de terrazas a los que se les obligará a hacer cambios importantes en la nueva ordenanza. En Medio Ambiente nuevas facilidades para tejados verdes, para que los vecinos negocien placas solares en sus comunidades, para minimizar los olores en Valdemingómez, para seguir la erradicación del amianto, para crear 150 nodos de compostaje y para elevar la bonificación en el IBI a la instalación de energías renovables.

Finalmente, last but not least ―y es algo que muchas personas o no lo han entendido o no les ha parecido bien— hemos introducido en el acuerdo elementos de alto valor simbólico y no solo presupuestario, que para nosotros eran claves, para evidenciar el cambio de rumbo en la legislatura, para evidenciar el haber sacado a Vox de los presupuestos. El reconocimiento a Almudena Grandes, a Justa Freire, a Emilia Pardo Bazán y la cesión, por fin, del inmueble de Prado 30 largamente reclamado por los vecinos y regateado desde hace años por Almeida por el no muy conocido forcejeo con “su” concejala de Cultura Andrea Levy.

En suma. Hemos cerrado un acuerdo amplio, ambicioso, que abarca desde medidas de estímulo económico hasta otras de cohesión social, desde innovar en lo medioambiental hasta ayudar al castigado sector cultural, que no nos convierte en socio del gobierno, sino que, caso a caso, con la libertad que nos otorga nuestra ausencia de tutela partidista, ofrecemos a los madrileños para serles útiles y no sectarios.

Si continúa el desafío de Vox al PP de Almeida (entrando a saco en la broca contra Casado y Ayuso) y le siguen negando su apoyo a todo, nuestros votos van a ser imprescindibles para validar cualquier medida que quiera adoptar el gobierno municipal, lo que supone una garantía adicional para que se cumplan del primero al último de los acuerdos que hemos suscrito.

Suscríbete aquí a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_