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Acariciar zorros y dar el bibe a corderitos, en la granja El Palomar de Chapinería

En esta finca de la sierra oeste de Madrid se puede interactuar con 200 especies entre ganado, fauna ibérica recuperada y animales exóticos donados

Salvador Mengual, de siete años, ordeña una vaca durante su visita a la granja El Palomar en Chapinería.
Salvador Mengual, de siete años, ordeña una vaca durante su visita a la granja El Palomar en Chapinería.Víctor Sainz
Victoria Torres Benayas

Si tiene un hijo que se cree que la leche sale del tetrabrik o un amante de los animales que no para de pedirte un conejo o un perrito, disfrutar de un día viendo, tocando y dando de comer a todo tipo de bichos, desde ganado a fauna ibérica y ejemplares exóticos, no es un plan, “es un planazo”, como resume David Mengual tras pasar el sábado “alucinando” con su mujer, María Pérez, y su hijo de siete años, Salvador, en la granja escuela El Palomar, en Chapinería, localidad de 2.300 habitantes en plena sierra oeste de Madrid, a 50 kilómetros del centro de la capital.

Granjas escuela en la comunidad hay unas cuantas, pero pocas llevan funcionando desde 1984. Su coordinador, Chiqui Aprea, cuenta que fue “la primera” y que su familia la montó en las instalaciones de un antiguo internado para que los niños de ciudad “pudieran tener un contacto estrecho e integral con el mundo rural y con la naturaleza”, que se estaba ya perdiendo, a la que han sumado, signo de los tiempos, la concienciación medioambiental. Los Aprea ―trabajan seis miembros de la familia― organizan desde campamentos de verano a viajes escolares con pernocta y visitas en familia los sábados y domingos en las que ser granjeros por un día. En temporada alta, llegan a dar empleo a 100 personas, en baja, a entre 20 y 30. Solo monitores son entre 15 y 30 los fines de semana. “Desde primavera, la actividad está bastante normalizada, aunque aún no hemos vuelto al 100% del aforo”, explica Aprea que, de todas sus vivencias a lo largo de estos 37 años, recuerda haber explicado a Eduardo Punset la empatía de los animales con los niños ―”si entramos el veterinario o yo a la jaula de los buitres, nos atacan, a los niños, nunca”― y la simpática falta de vocabulario de los niños de ciudad, “que hablan de ir a ver a los polluelos de la cerda”.

Un grupo de niños con conejos en los brazos durante su visita a la granja escuela El Palomar.
Un grupo de niños con conejos en los brazos durante su visita a la granja escuela El Palomar.Víctor Sainz

La jornada empieza a las diez y media de la mañana y termina a las cuatro de la tarde. Divididos en grupos de 9 a 12 personas por monitor, máximo 15, las familias recorren la granja y realizan todo tipo de labores y actividades, desde montar a caballo o pony a ordeñar una vaca, dar de comer a terneros y corderos, cuidar cabras, distinguir a una churra de una merina, abrazar conejos, perseguir gallinas, patos, gansos y ocas, admirar a faisanes y pavos reales y ver, pero sobre todo escuchar con un tremendo escalofrío, cómo vacunan a los cerdos... “Nada, hijas, tranquilas, es que le están poniendo la segunda dosis”, bromea una madre.

Pero no solo. “Tenemos un centro de recepción y recuperación de rapaces heridas con águilas, buitres leonados y zopilotes, búhos y lechuzas. Gracias a un acuerdo con el Seprona, incorporamos otro de fauna ibérica con jabalíes, ciervos, gamos, muflones, zorros, nutrias, jinetas y erizos y, a causa de la moda de tener animales exóticos de los que luego la gente se cansa, otro con serpientes, tres monos capuchinos, una tortuga gigante, iguanas, loros, agapornis, hurones, mapaches, perritos de la pradera, suricatos, coatíes, puercoespines, una alpaca y hasta un emú”, avanza Aprea, que cifra en unas 200 las especies que habitan el espacio. Y todos, toditos, tienen nombre, como el macho cabrío Justin Bieber, el guacamayo Coco o el dragón barbudo Desdentado, con querencia a agarrarse a la camiseta del que se lo pone en el pecho. “Ay”, grita una madre al ser mordida por un suricato. “Cuánto daño ha hecho Disney, ya dije que cuidado con Timón, que no es tan majo como el de la peli”, ríe el guía, Pedro Bastida, un animador sociocultural de 30 años que atesora “mordiscos de todos los animales”y que es para llevárselo a casa de ameno y adorable.

Los zorros, huérfanos y criados a biberón, se dejan acariciar y alimentar de la mano por unos niños que no pueden salir de su asombro. “Mamá, mira, estoy con un zorro en persona”, se emociona Gonzalo Velasco, de siete años, al cumplir su sueño de tocar a su animal favorito, que Bastida acuna en su regazo como si fuera un perrillo. Él es precisamente el cuidador de los zorros Odín, Freya, Pedro y Arya Stark.

Salvador Mengual y Gonzalo Velasco, con una de las serpientes que se pueden ver en la granja escuela.
Salvador Mengual y Gonzalo Velasco, con una de las serpientes que se pueden ver en la granja escuela.Víctor Sainz

La visita, que discurre por un museo al aire libre de aperos de labranza y transportes, incluye un viaje al mundo mágico del País de los Cuentos, una veintena de casitas tamaño niño, con cabañas en los árboles, una vivienda hobbit, dos castillos, árbol viviente, barco pirata, la choza de Harry Potter, setas de gnomo, la tinaja del ratoncito Pérez... Además, hay tirolinas, rocódromo y un asentamiento visigodo recreado. Al mediodía, se puede elegir entre comida de encargo en el jardín a precios muy razonables y muy abundante, o llevar el pícnic y comer en el merendero. Mientras terminan los mayores, hay colchonetas, parque infantil y de bolas y un castillo hinchable para los nenes.

Al terminar, Sandra García, de 17 años, comenta que lo que más le ha gustado es “interactuar con los animales, porque en el zoo los ves de lejos y nadie te explica nada” y recomienda la experiencia “tanto a niños de 5 años como a jóvenes de 18″. “Y para los padres y abuelos, incluso como terapia, los humanos somos mucho de tocar”, añade su madre, Esther Fernández, que se queda con la sensación “de tener una serpiente en la nuca”. “Los monitores, chapeau, y está todo muy bien organizado”, añade. “Se me ha pasado el rato volando y muchos animales ni los conocía”, comenta su hija Laura, de 12 años. Su prima Verónica Fernández, de 10, dice que ha sido “todo muy chulo, sobre todo ordeñar a la vaca”. María Pérez destaca “cómo lo han explicado todo de bien y cómo cuidan a los animales”, mientras que su marido David se queda con las rapaces y la pizza, “riquísima”. “Del 1 al 10, le doy un 99″, sentencia Andrea, a la que le ha encantado “la urraca que dice hola y cómo abren los cacahuetes los monitos”. “Volvemos seguro, en primavera nos vemos”, se despiden Daniel Nicolás y sus hijas de 11 y 8 años.

Andrea Velasco, de siete años, toca a un ternero, el pasado sábado en la granja El Palomar de Chapinería.
Andrea Velasco, de siete años, toca a un ternero, el pasado sábado en la granja El Palomar de Chapinería.Víctor Sainz

Dónde: Granja escuela El Palomar, en Camino de la Fuente 1 de Chapinería, a 40/50 minutos centro de la capital por la M-501. Horario: sábados y domingos, festivos y Semana Santa de 10.30 a 16.00. Precios: de 0 a 2 años, gratis; de 2 a 3 años, 12 euros y a partir de 3, tanto niños como adultos, 21. Hay que reservar en el teléfono 679 64 49 41. Comida: se puede encargar de un amplio menú de ensaladas (de 9 a 11 euros), entrantes (de 6 a 25), hamburguesas (de 4 a 14), pizzas (15) y menú infantil (7), que se degusta en el jardín. También se puede llevar la comida de casa, para lo que hay un merendero.

Otras granjas en Madrid

- En El Álamo, a 30 minutos de la capital por la A-5, hay dos granjas en una, El Álamo y Giraluna, donde organizan jornadas familiares las mañanas de los sábados, los domingos y los festivos. Consisten en dos horas de actividades con animales, un descanso de 45 minutos para comer y una hora y 45 minutos de actividades, con paseo en pony y taller incluido. Cuesta 21 euros por persona a partir de los 2 años. Se reserva en el 678 488 904 o info@granjaelalamo.es la primera y en el 620 53 94 52 o info@granjaescuelagiraluna.es la segunda.

- En Talamanca de Jarama, a una hora por la A-1, está la granja escuela de CEI El Jarama, un "espacio especialmente diseñado para la enseñanza del medio rural a niños/as y jóvenes y que alberga zonas de animales domésticos, zonas de huertos y aulas temáticas". Tienen aves de corral, cabras y ovejas de diferentes razas, caballos, ponis y burros, conejos, cobayas, cerdos, vacas y terneros. Ofertan días a lo largo de septiembre, octubre y noviembre con horario de 10.30 a 17.00 y comida traída de casa. Además de los animales, la visita incluye vendimia, pisado de la uva y elaboración de mosto y, dependiendo de la edad, barcas, tiro con arco o toboganes. Cuesta 19 euros por persona, con los niños menos de dos años gratis. Se reserva en el mail familias@ceieljarama.com o por teléfono al 689 66 58 16.

- Once Olivos en El Molar, a 50 minutos por la por A-1. Esta granja está "especializada en el aprovechamiento y optimización de los recursos naturales y en la recuperación de especies silvestres autóctonas y razas domésticas españolas en peligro de extinción, como la oveja rubia" de la localidad. Visitas de familias por 15 euros por persona a partir de los 2 años. Reservas en los teléfonos 656 448 438 y 696 999 347.

- En lbitana, a kilómetro y medio de Brunete, a 40 minutos por la M-501, hay visitas de día por 16 euros por persona más 4 de comida o estancias de dos días (una noche) por 65. Tienen animales de granja, un huerto, olivar, viñas, zonas de deportes y actividades de multiaventura, piscina, 14 habitaciones o dormitorios y dos cabañas. Se reserva en el 91 815 87 83 o en reservas@albitana.com.

- El Botero entre Algete y Alalpardo (M-123 Km 3,5), a 25 minutos del centro de Madrid por la A-1. Ofrecen "una experiencia didáctica global con la presencia de animales de granja, así como la oportunidad de conocer especies exóticas" de 11.30 a 14.00 fines de semana y festivos. Cuesta 15 euros por persona si se lleva el bocadillo o 40 si se come ensalada, carne o pescado a la brasa, postre y café en el comedor. Reserva en el 915 627 649 o en info@lagranjaescuelabotero.es


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Sobre la firma

Victoria Torres Benayas
Redactora de la sección de Madrid, también cubre la información meteorológica. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra, cursó el máster Relaciones Internacionales y los países del Sur en la UCM. En EL PAÍS desde el año 2000, donde ha pasado por portada web, última hora y redes, además de ser profesora de su escuela entre 2007 y 2014.

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