Madrid soluciona así el problema de los directores de Secundaria: si no puedes cumplir la norma, haz lo que puedas
Educación publica una orden en el BOCM en la que explica que los que no puedan garantizar la distancia mínima de seguridad entre los alumnos organicen el espacio con la mayor distancia posible
La Comunidad de Madrid ya ha encontrado la solución al problema matemático de los directores de Secundaria que les resultaba imposible mantener la distancia de seguridad con tantos alumnos en clase. Si no puedes cumplir la norma, sáltatela. Así de claro ha quedado en la orden publicada este viernes en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM), que especifica que, básicamente, hagan lo que puedan. La polémica está sobre la mesa y tiene el origen en la subida de ratios, es decir, la vuelta al mismo número de alumnos por aula que antes de la pandemia pero con las normas sanitarias de la pandemia. Al menos 70 directores (17 según la Comunidad de Madrid) advirtieron por escrito que no podían cumplir con la norma sanitaria de la distancia interpersonal por falta de espacios. Ahora el Gobierno regional les dice, por escrito, que mantengan la distancia que puedan. Y se lavan las manos. CC OO ha anunciado que recurrirá “esta barbaridad” y pedirá medidas cautelares.
“Con carácter general, se mantendrá la actividad lectiva presencial durante el curso 2021-2022 en todas las enseñanzas, niveles y etapas educativas, en un entorno seguro y saludable, con la flexibilidad necesaria en función del escenario epidemiológico”, dice exactamente la orden publicada el viernes en el BOCM. “De conformidad con ello, las medidas adoptadas en el Escenario de presencialidad I están dirigidas a garantizar la presencialidad en todas las enseñanzas y etapas, de modo que la distancia interpersonal de 1,2 metros que se menciona en la citada resolución de 23 de junio de 2021 se aplicará con carácter general, adoptando, en caso de no ser posible, una organización del espacio que permita la mayor distancia interpersonal entre los alumnos, así como reforzando cuantas otras medidas organizativas y de prevención higiénico-sanitaria pueda adoptar el centro (incremento de la frecuencia de ventilación, instalación de mamparas, etc)”.
Esteban Álvarez, presidente de la asociación los directores de Secundaria, Adimad, dice que lo único bueno de esa norma es que ellos, los directores, ya no serán responsables de lo que pueda pasar en las aulas. “Lo han puesto por escrito”, explica, “a nosotros ya solo nos queda cumplir con lo que dicen”.
Isabel Galvín, representante de Educación en CC OO, asegura sin embargo que “con esa orden se condena al alumnado madrileño a ejercer su derecho a la educación en condiciones diferentes al alumnado del resto de España. Sin seguridad y sin garantizar que tienen la atención educativa que necesitan. Esta orden incumple todas las promesas de Ayuso y de Ossorio sobre seguridad sanitaria y la presencialidad”. Por eso mismo, dice, el sindicato la recurrirá y pedirá medidas cautelares, “porque anula las propias instrucciones de las Viceconsejeras que incluyen una distancia interpersonal de 1,2 metros para el Escenario I en que estamos y que esta anulación no figuraba en el proyecto de orden que se sometió a dictamen del Consejo Escolar en el mes de julio”.
Según datos de Adimad, al menos el 40% de los institutos madrileños cuenta con aulas de 25 o 30 metros cuadrados, lo que significa que es “imposible” que 30 alumnos mantengan los 1,2 metros entre alumnos. Las construcciones previas a los años 90 cuentan con aulas más grandes, de unos 48 metros cuadrados, y tampoco lo tienen fácil.
El 7 de septiembre se dará el pistoletazo de salida para Educación Infantil, Primaria y Educación Especial, que volverán a contar con 25 alumnos por aula y a mantener los grupos burbuja. Al día siguiente, los de Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional (FP) regresarán a los centros, con 30 estudiantes en Secundaria y FP (pueden llegar hasta 33), y 35 para los de Bachillerato (pueden llegar hasta 38). Como en estos casos, los grupos burbuja no se pueden mantener porque hay asignaturas optativas, les piden que mantengan la separación entre los alumnos para evitar contagios. El acuerdo adoptado en la conferencia sectorial fue que deberían separar a los estudiantes con 1,5 metros (aunque lo flexibilizaron un poco y permitían llegar a 1,2). En Madrid, la flexibilidad es total. Si no pueden mantener los 1,2, que hagan lo que les permita el espacio, sin más.
Álvarez asegura que “es evidente que esto es reconocer que tenemos razón en cuanto a la imposibilidad de mantener la distancia con esta ratio tal y como decíamos en los escritos. Por mucho que después lo nieguen”. Ahora, continúa el director, habrá que preguntarles si, como decían “era posible cumplir sus medidas, por qué las cambian y sobre todo por qué no invierten el presupuesto que transfiere el gobierno central para conseguir que los planes de refuerzo y las medidas educativas puedan tener alguna viabilidad, aumentando el número de profesores y reduciendo el número de alumnos por aula. ¿En qué se van a emplear esos cerca de 1.500 millones que van a recibir?”.
El martes empieza el curso con el ambiente caldeado entre la comunidad educativa. En la misma orden, la Consejería de Educación se vanagloria de que gracias a sus normativas el curso pasado resultó ser todo un éxito y esa frase ha caído como un cubo de agua fría. “Esta normativa, junto con otros documentos técnicos sobre medidas de prevención, higiene y promoción de la salud frente a la Covid-19 publicados a lo largo del curso 2020-2021, han permitido el adecuado funcionamiento de los centros educativos durante el curso, manteniendo los mismos abiertos, y que el impacto de la Covid-19 en ellos haya sido bajo”, dice la orden del BOCM. Álvarez responde, indignado: “Es el colmo. El éxito del año pasado se dio gracias al enorme esfuerzo de las familias, de los propios alumnos, de las horas de más de los profesores y de los directores y de que llegáramos a final del curso exhaustos”, lamenta el director, que dice que se merecen más respeto y que el Gobierno regional peque un poco menos de “arrogancia”.
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