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Contemplar la música electrónica en el Planetario de Madrid

La artista Dasha Rush y Maotik ofrecerán sesiones de arte digital para sumergirse en sus creaciones indisciplinares

El espectáculo música en órbita.
El espectáculo música en órbita.Veranos de la villa

La complejidad intrínseca en la comunicación entre las neuronas que conforman el cerebro humano continúa siendo un misterio hoy en día. Una curiosidad por conocer y diseccionar que ha sido transmitida de la ciencia al arte. Así lo ve la artista Dasha Rush, de 42 años, en su obra, donde recrea las luces de las auroras boreales para componer una metáfora acerca de su parecido a los mecanismos de transmisión de información de estas células por parte del sistema nervioso. Forma parte de su proyecto Aurora Cerebralis, que trae este domingo Veranos de la Villa al Planetario de Madrid para el espectáculo Música en órbita. Allí, sobre la bóveda del edificio, se proyectarán las luces características de los cielos nocturnos del norte del globo acompañadas de melodías electrónicas hasta confundirse con un baile neuronal. La artista multidisciplinar, con un marcado interés por la innovación y experimentación, ha logrado fundir el arte digital con su interés despierto por la ciencia para ofrecer una experiencia que sumerja totalmente al espectador con estímulos.

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Que el espacio elegido sea una una bóveda hace que la experiencia dependa, por ejemplo, de donde está sentada cada persona. Para la promotora del proyecto Eva F. Cortés, es como sentarse a contemplar las estrellas ideadas con mimo por los artistas, que estarán en un lateral pinchando en una cabina como Djs. La idea fue del proyecto About Music, donde trabaja Cortés, y surge porque esta llevaba tiempo siguiéndole la pista a Rush debido a su renombre internacional en el circuito música electrónica y arte digital, campos predominantemente masculinos.

“Se nos ocurrió en medio de la pandemia, de ahí que buscáramos un formato para disfrutar a pesar de las restricciones que impiden bailar”, explica Cortés. Al final, tras barajar otras opciones, fue la propia Dasha quien aplanó el camino, ya que había actuado hace uno tiempo en el Planetario de Praga. El concepto era viable para Madrid, pero tuvieron que reducir el aforo de las aproximadamente doscientas localidades.

A pesar de las ramificaciones científicas que tiene el proyecto, la peso de la música electrónica es también muy fuerte. El organizador por parte de Veranos de la Villa, Ángel Murcia, buscaba hacer algún espectáculo con la aportación de Djs, pero dentro de en un espacio atípico. En planetario gracias a sus dimensiones esféricas en forma de cúpula de 360º ampliaba las posibilidades inmersivas del espectador en la obra. “Fue muy rápido adaptar añade que el espacio a las necesidades de Rush y Maotik, de 44 años, que es el otro artista multidisciplinar protagonista de la exposición. “Son artistas muy potentes y enseguida se acabaron las entradas”, explica el organizador. Ambos artistas se muestran encantados de poder formar parte del proyecto. “Estamos deseando experimentar cada fuego, es decir, cada nuevo público. Siempre es agradable estar en un nuevo lugar y conocer gente nueva y, mostrar tu trabajo y ver cómo reaccionaron”, cuenta Maotik.

El espectáculo música en órbita.
El espectáculo música en órbita.Veranos de la villa

Por su parte, el espectáculo de luces de Maotik, que vive en Lisboa y cuyo verdadero nombre es Mathieu Le Sourd, trata de capturar otra parte intrínseca al ser humano como es el miedo a ahogarse. “El concepto es simple, que el espectador tenga la sensación de estar en el agua y ser dibujado a través del océano”, comenta el artista francés que trabaja bajo el sello de Pandelis Diamantides. Una vez en la sala los colores azules y negros se oscurecen recreando el vaivén de las olas y las profundidades de los mares. El artista trata así de confundir al espectador para que quede inmerso en las corrientes líquidas que forman la obra. “Sumergirse puede ser muy interesante, en cambio recrearlo es poético”, asegura. Este tipo de lenguaje narrativo hace que quien contempla el espectáculo cree una historia a su alrededor. “Conforme uno se sumerge lentamente en el fondo del océano la presión genera una experiencia física en nosotros. El silencio es diferente, se crea un espacio entre realidad y sueño”, define.

Para Rush su obra es más bien como un viaje. “A partir de una neurona, se ve la complejidad de la red neuronal que, por supuesto, es artística e imaginaria”, explica la artista rusa, de gran renombre en Europa, que actualmente vive en Berlín. Junto a ella, el peruano Alex Guevara se encuentra a los mandos de la parte visual. Su mayor apuesta se encuentra también en todo lo relacionado con la ciencia, que es dónde encuentra la inspiración. “Los humanos tratamos de entender cómo es en el flujo por el que el cerebro transmite información a través de la percepción. Por ejemplo, tengo otro proyecto sobre los agujeros negros. Estos son completamente inaccesibles, son algo que tan sólo podemos tratar de imaginar y, como mucho, buscar, pero en realidad nunca lo sabremos”, cuenta Guevara. Para él, ahí reside precisamente el secreto de la ciencia que tanto atrae, en las miles de posibilidades que encierra. “Hay tantas formas con las que podemos entender la creación de este mundo, tantas preguntas existenciales que se forman a raíz de eso”, reflexiona.

Cuándo: 21 y 22 de agosto a las 12 y a la 13.30. Cuánto: 3,60€. Dónde: Avenida del Planetario, 16.

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