Heridos un trabajador y un policía en el atraco con rehenes a una joyería de Madrid
El atracador, que ha asaltado a primera hora de la tarde el establecimiento del distrito de Salamanca, ha sido detenido
Un atraco a mano armada con rehenes en una joyería del distrito de Salamanca de Madrid ha dejado este martes dos heridos leves, uno de ellos un empleado herido en el abdomen y, el otro, un policía alcanzado en la cara por un casquillo, han informado a este diario fuentes policiales. El suceso se ha producido a primera hora de la tarde en L’Ermitage, un establecimiento de lujo ubicado en el número 25 de la calle de Ayala. El criminal ha sido arrestado poco después.
Sobre la una y media de la tarde ha entrado en el negocio un hombre con mascarilla, gafas y gorra, “mirando hacia todos lados”, relata una persona que en ese momento estaba dentro del negocio. Se encontraban trabajando el dueño del negocio, Javier Barrera, y tres empleados, uno de ellos su hijo. El hombre, que hablaba con acento español, ha pedido ver unos objetos dentro de una vitrina y ha aprovechado ese momento para agarrar a uno de los trabajadores del cuello por detrás y amenazar con una metralleta exclamando: “¡Aquí vamos a morir todos!”.
“Ha sido todo muy rápido”
Los trabajadores han activado rápidamente el sistema de seguridad, lo que ha hecho que la policía tardara apenas unos segundos en aparecer. “Ha sido todo muy, muy rápido”, explica uno de los presentes. El atracador ha sacado entonces un martillo, ha roto la vitrina de los relojes y ha intentado meter en una bolsa algunos de ellos. Entonces ha comenzado un forcejeo con dos trabajadores, mientras otros trataban de cerrar la puerta hasta que aparecieran los agentes. Al llegar la policía se ha producido un tiroteo en el interior del local, que ha hecho que se rompieran algunos cristales, que son los que han herido levemente a uno de los trabajadores en el abdomen.
Cuando el criminal ha quedado reducido, los agentes han comprobado que bajo la mascarilla y las gafas, llevaba una careta. Los testigos presentes aseguran que mostraba especial interés en que no se le viera el rostro. Los presentes afirman que, además del martillo y la metralleta, que aseguran era falsa, el atracador llevaba un cuchillo. Fuentes policiales han confirmado después que también llevaba una pistola simulada. Cuando ya había sido reducido por la policía, ha gritado a uno de los empleados, de origen caribeño: “Cállate, negro esclavo”. La Policía Nacional intenta averiguar si el ladrón actuó en solitario o con más personas.
Ambas víctimas se encuentran estables y sus heridas son leves, informan a Efe fuentes sanitarias. El trabajador, según ha informado la Policía de Madrid a Europa Press, tiene 45 años y ha sido herido con los cristales de un mostrador. Tras ser atendido en el lugar, ha sido trasladado al hospital Gregorio Marañón en una ambulancia, según ha precisado una portavoz de Emergencias Madrid. Por su parte, el agente ha sido golpeado por la vaina de una bala en la cara y su estado también es leve. Ha sido evacuado a la clínica Nuestra Señora de América.
La Policía ha permanecido al menos dos horas en la tienda tomando muestras. Varios cristales han quedado rotos. “Es el tercer intento de atraco que sufrimos en unos años”, detalla una persona cercana al dueño del establecimiento atracado. El propietario de esta joyería posee otro negocio a apenas unos metros.
Mónica, dependienta de una óptica cercana a la joyería, asegura que todos en su tienda se han escondido cuando han empezado a oír disparos y han visto a gente correr: “Pensábamos que era un loco que quería llamar la atención por las elecciones”, dice. “Se han escuchado como varios petardos y ruido como de tubo de escape. Gente corriendo de inmediato al grito de ¡tiros, tiros!”, explica Sara, de 47 años, dependienta de una camisería de la acera de enfrente. Varias personas se han tenido que refugiar en su comercio. “Lo de los tiros ha sido horrible “, explica a través del teléfono en una llamada para tranquilizar a familiares.
Otra testigo, María Luisa, estaba en una reunión en el número 27 de la calle de Ayala, pared con pared con la joyería, cuando ha empezado a oír una “discusión muy fuerte”. Se ha asomado y ha podido ver cómo un agente ha apartado a un viandante que estaba en medio del tiroteo.
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