El CIS limita el papel de Iglesias y Bal como revulsivos de Podemos y Cs
El exvicepresidente logra que su partido salve la barrera del 5%, pero sus votantes valoran mejor a la candidata de Más Madrid, Mónica García, mientras que Edmundo Bal, aspirante de última hora, no lograría representación
La candidatura de Pablo Iglesias tiene un efecto limitado como revulsivo para mejorar las expectativas electorales de Podemos, según el barómetro del CIS. Aunque el exvicepresidente logra que su partido salve la barrera del 5% ―que marca la entrada en la Asamblea de Madrid―, sus propios votantes valoran mejor a la candidata de Más Madrid, Mónica García, lo que estrecha su campo de acción. Por su parte, Edmundo Bal, aspirante de última hora de Ciudadanos, no lograría representación.
Las elecciones del 4 de mayo colocan a Bal, a Mónica García (Más Madrid) y a Pablo Iglesias (Podemos) ante su primer examen como candidatos a la presidencia de la Comunidad de Madrid. El último barómetro del CIS, publicado el lunes, apunta un desenlace muy distinto a las particularidades de ese reto común.
García repetiría el resultado de Íñigo Errejón en 2019 —20 diputados, pese a ser la menos conocida de los candidatos, y con toda la campaña por delante—. Iglesias mejoraría el logrado por Isabel Serra hace dos años ―pero generaría un rechazo que limita su crecimiento―. Y Bal le pondría rostro a una debacle sin precedentes —de 26 representantes a ninguno—. Con un mes de campaña aún por delante, el barómetro del CIS ofreció pistas especialmente relevantes para Iglesias y Bal, que se juegan en Madrid la supervivencia nacional de los proyectos políticos a los que representan.
Enfrentado al reto ingente de obtener representación en medio de una crisis total, Bal ya sabe que debe multiplicarse. Tras el paso a un lado de Ignacio Aguado, exvicepresidente regional y rostro de referencia del partido en la región desde 2015, el abogado del Estado apenas aprueba entre los votantes de su formación (5,3). A eso se añade que su reciente aterrizaje en la política autonómica limite su conocimiento entre los votantes (65,3%). Y lo peor para sus intereses: no hay ahora mismo en Madrid votante más indeciso y menos fiel que el de Cs en 2019, como refleja que solo el 12% estén seguros de repetir elección. Como le ocurre a Vox, que solo retiene a un 28% de los votantes de hace dos años. Isabel Díaz Ayuso amenaza con fagocitar la mayoría de sus votos.
En consecuencia, el barómetro señala que el candidato de Ciudadanos no ha servido como el cortafuegos que diseñó el partido para impedir que el PP le siguiera culpando de haber apostado por un adelanto electoral en medio de una pandemia ante la amenaza de que su socio gubernamental se sumara a una moción de censura con el PSOE. Solo un 2,2% le querría como presidente.
”Queda al alcance de unos pocos votos que Ciudadanos sea decisivo a la hora de decidir las políticas de esta comunidad”, dijo el lunes el aspirante durante una rueda de prensa en la sede nacional de su partido. “Salgo motivado”, añadió ante las preguntas sobre las malas expectativas electorales. Y prometió: “Depende de unos votos que este Madrid nuestro no se polarice y no se paralice”.
El barómetro es más amable con las expectativas de Iglesias. El fundador de Podemos dejó la vicepresidencia del Gobierno nacional para intentar que su partido no se quede sin representación, como señalaban los primeros sondeos.
Objetivo mínimo
Cumplido ese objetivo de mínimos ―pasa de los siete diputados de 2019 a los diez que le atribuye el CIS―, la presencia de uno de los nombres totémicos de la política nacional en el último lustro no serviría para convertir a Podemos en el líder del bloque de izquierdas. De hecho, quedaría por detrás de PSOE y Más Madrid.
Iglesias, según el barómetro, concentra en sí mismo tanto las razones de la mejora de las expectativas de su partido en la Comunidad de Madrid como las causas de los límites de esa mejoría.
Así, ningún otro candidato genera más rechazo que el exvicepresidente entre los madrileños (más del 42% le consideran una opción muy mala), registro en el que queda muy por delante de Rocío Monasterio, de Vox (35,9%), y de Díaz Ayuso (25,6%).
Los votantes, además, le suspenden (3,2 de valoración, el que menos) y solo un 8,1% le querría como presidente. El aspirante tampoco despierta gran entusiasmo entre los votantes de Unidas Podemos: saca un 6,5 sobre 10, aún menos nota que la que le dan a la candidata de Más País, que obtiene un 6,8 entre los votantes de Iglesias.
Esos datos no son los únicos que juegan en contra de la estrategia de Podemos. Iglesias dio el paso de presentarse convencido de que el lema elegido por Díaz Ayuso para la campaña ―“socialismo o libertad”― le concedía la oportunidad de convertir la campaña en un duelo a dos que concentrara todos los focos en él y la presidenta.
Sin embargo, por lo general, Díaz Ayuso está dejándole sin oxígeno. A la mayoría de críticas de Iglesias, la líder del PP suele responder con silencio o una frase común: “No voy a perder ni un minuto con el señor Iglesias”.
El barómetro madrileño del CIS ha recabado la opinión de 4.300 personas entre el 19 y el 28 de marzo. No tiene en cuenta, por lo tanto, las últimas polémicas sobre la elaboración de las listas electorales, ni sobre la gestión de la pandemia. Tampoco, lógicamente, lo que pasará a partir de ahora.
Queda un mes de campaña antes de la cita con las urnas del 4 de mayo. Los días decisivos empiezan ahora. Especialmente para Bal e Iglesias. El primero se juega el futuro de su partido. El segundo, el de su carrera política.
Una campaña centrada en la región
Así, el 62% declaran al CIS que la posición de las diferentes formaciones respecto a los temas vinculados a la Comunidad de Madrid será lo que decida su voto, frente al 24,5% que se inclina por los asuntos de índole nacional. En ese aspecto destacan los electores potenciales de Más Madrid, una fuerza que se ha hecho un hueco en la región, precisamente, a través de una apuesta por el regionalismo con tintes ecologistas. El 74,4% de esos votantes reclama recibir propuestas que afecten a su día a día, en lugar de debates de contenido nacional.
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