Emilia Pardo Bazán, explicada en imágenes
El museo Lázaro Galdiano homenajea a la escritora gallega exhibiendo fotografías inéditas de la familia
En la vitrina dedicada a la familia Lázaro Galdiano, el museo madrileño ha organizado una exposición de fotografías dedicada a la escritora Emilia Pardo Bazán, en el centenario de su fallecimiento, en las que de además de ella figuran su marido, José Quiroga Pérez de Deza, sus hijos, Jaime, Blanca y Carmen, y sus padres. En la muestra se exhiben 15 fotografías y un fotograbado, que se conservan en la Fundación Lázaro Galdiano, y en algunas de ellas figura la fecha en la que se realizaron. “Esta singularidad, en relación con otras copias que puedan localizarse en distintas instituciones, permite una ordenación cronológica y situar el itinerario biográfico de doña Emilia”, asegura el comisario y director de la biblioteca de la Fundación Lázaro Galdiano, Juan Antonio Yeves.
José Lázaro Galdiano conservó estas fotografías de Emilia Pardo Bazán, que se podrán contemplar, hasta el 18 de abril, además de cartas y algunas de sus obras e, incluso, una parte del archivo particular de la escritora. “La colección es una prueba más de la relación personal y profesional de ambos y de la amistad que mantuvo con su familia durante muchos años. En las biografías de Emilia Pardo Bazán y en los estudios sobre su obra se ha insistido en que el primer encuentro entre ambos fue en Barcelona y, en especial, se ha destacado el papel que tuvo la escritora en los primeros números de La España Moderna, la revista que fundó y dirigió José Lázaro durante 26 años, desde enero de 1889 hasta diciembre de 1914”, explica el comisario.
Pardo Bazán y Lázaro Galdiano, según las informaciones publicadas en la época, se conocieron en los últimos días del mes de mayo de 1888, cuando ella, entonces unida sentimentalmente al escritor canario Benito Pérez Galdós, visitó la Exposición Universal de Barcelona. En esa ciudad, José Lázaro pidió al escritor catalán Narcís Oller que le presentase a la novelista gallega, de quien era admirador, y a partir de aquel primer encuentro tuvieron una aventura sentimental. Ella, que todavía estaba unida a Pérez Galdós, tachó, una vez que se descubrió, aquella relación de “un error momentáneo de los sentidos fruto de circunstancias imprevistas al verse seguida, apasionadamente querida, y contagiada”.
Emilia Pardo Bazán consiguió acercar La España Moderna a los autores del momento al participar en importantes círculos literarios. Además, ella publicaba colaboraciones en la revista y su último artículo versaba La literatura moderna en Francia. La escritora, según los datos que aporta Yeves, “estuvo en fiestas que se celebraron en Parque Florido, la residencia que José Lázaro inauguró el 27 de mayo de 1909 y sede de la institución que mantiene viva su memoria, la Fundación Lázaro Galdiano. Ambos se encontraron en acontecimientos públicos o privados y aquella relación amistosa se mantuvo hasta que falleció la escritora en 1921”.
En las imágenes se puede seguir a Emilia Pardo Bazán desde los 18 a los 39 años, y a su familia. “La muestra también constituye una aportación de interés para los estudiosos de la fotografía en España porque se da a conocer trabajos de fotógrafos de las últimas décadas del siglo XIX en Madrid, A Coruña y Barcelona”, puntualiza el comisario.
Los estudiosos pueden conocer con esta pequeña colección obras de varios estudios españoles. Tres estudios madrileños: Eduardo Otero, situado en el número 16 de la Carrera de San Gerónimo; Manuel Alviach Doladier, que más tarde dirigió la revista fotográfica Daguerre de la Sociedad de Fotógrafos Establecidos, en el número 14 de la Puerta del Sol; y Manuel Compañy Abad en el número 1 de la calle Visitación.
El conjunto más numeroso se debe a fotógrafos establecidos en A Coruña: Valentín Mendía, quien trabajaba como funcionario en la Administración de Hacienda en la capital gallega y utilizaba el sello comercial de Fotografía de Madrid; Luis Sellier Loup, fotógrafo francés que tenía estudio en A Coruña y Biarritz; y Juan Bautista Avrillón, que es el mejor representado con cinco retratos y que tenía su estudio en el número 11 de la calle de San Andrés.
Finalmente, un fotógrafo de Barcelona, Antonio Esplugas y Puig, realizó la imagen en relieve que regaló Lázaro Galdiano a Emilia Pardo Bazán.
La escritora fue siempre una lectora infatigable y a la vez una escritora precoz, ya que a los nueve años compuso sus primeros versos y a los quince su primer cuento, Un matrimonio del siglo XIX, que fue el primero de los numerosos —cerca de 600— que publicó a lo largo de su vida
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