Misas en el cine: la estrategia de la iglesia evangelista para sortear la Covid
Hillsong retransmite sus homilías en directo en las pantallas de las salas del Proyecciones desde septiembre para cumplir con las restricciones sanitarias
Es domingo por la mañana y la entrada de los Cinesa Proyecciones, en la calle de Fuencarral, está abarrotada de jóvenes que no superan los 30 años. Son los feligreses de la iglesia evangelista Hillsong España que esperan para asistir a su misa dominical en la misma sala donde el día anterior se proyectaba la última película de Christopher Nolan. Esta es la solución que ha encontrado esta iglesia protestante para volver a juntar a sus fieles desde el 13 de septiembre en un espacio inmenso donde poder respetar la distancia de seguridad necesaria para evitar la propagación del coronavirus.
El encuentro está organizado al milímetro. Dos voluntarios apostados en la puerta toman la temperatura con una pistola al goteo incesante de personas (familias con carritos, grupos de amigos, adultos que llegan solos) antes de permitir la entrada al cine. Gel obligatorio y datáfono opcional para que los feligreses dejen su donativo. Al fin y al cabo, la financiación del alquiler de las salas corre a cuenta de las ofrendas y diezmos de sus fieles. Tras completar la logística, los adeptos pueden pasar a la sala 1 (con una capacidad para 327 espectadores y opción de traducción al inglés), la 2 (para familias con niños pequeños, donde caben 170) o la 3 (una de las más grandes de Cinesa, de 390).
“Sirve a todos, ama a todos”. Los asistentes al evento siguen las letras de la camiseta de la acomodadora hasta su asiento. Los más animados bajan a la primera fila, donde cuentan con más espacio para recibir la palabra de Jesucristo entre bailes y saltos. Con los aforos del cine reducidos a la mitad, Hillsong agotó las entradas disponibles para sus dos primeras reuniones presenciales. Sin embargo, las restricciones de movilidad que afectan a diez municipios de Madrid han impedido que muchos feligreses acudieran las últimas sesiones. “A principio de septiembre no quedaba ni una entrada sin reservar, ahora viene menos gente pero es una locura igual”, comenta Katheryne Murillo, colombiana de 26 años, con otro cartel que informa de la campaña de recogida de material escolar que organiza la iglesia para ayudar a las familias que lo necesitan.
Dan las 11.30 y comienza el espectáculo audiovisual que se alargará algo más de hora y media. Una banda —nueve músicos guardando los dos metros de distancia de seguridad— aparece entre luces de neón y máquinas de humo en la gran pantalla. El cantante y guitarrista, Ismael Jordán, interpreta canciones evangelistas pop-rock con subtítulos de karaoke, para que el público acompañe. El pastor barcelonés, el líder principal de Hillsong España, Juan Mejías, predica su mensaje entre canciones, apasionadamente, a veces acompañado por su mujer, Damsy Mitch, también pastora en la iglesia. Mejías, además, canta y lo hace muy bien. Mira directamente a la cámara y la señala, como si estuviera ahí mismo, apelando a cada uno de los presentes y no a 600 kilómetros de distancia. Todos los que aparecen en la pantalla son treintañeros, atléticos, morenos, con tatuajes y piercings. Visten pitillos remangados y polos ajustados. Emanan carisma y miles de seguidores en Instagram (Mejías, el más popular, suma 35.500).
Desafíos para la iglesia
El grupo de música y el pastor comparten su mensaje al mismo tiempo y a tamaño pantalla de cine en las salas del Proyecciones de Madrid, en las de su local de Valencia y en el cine Maquinista de Barcelona; las tres ciudades españolas donde está presente esta iglesia protestante que se fundó en Australia hace 37 años. El virus lo ha cambiado todo. Sin embargo, para Hillsong “la iglesia no son edificios, no son sus reuniones o sus prácticas. Son las personas, son corazones que han encontrado la esperanza y la salvación en Jesús”, explica Mejías por correo electrónico. “Esta no es la primera ni la última vez que la iglesia experimenta desafíos”, añade. Desde que se instauró la nueva normalidad, Hillsong retransmite a través de un streaming de YouTube la homilía dominical que graba sin público desde un estudio de Barcelona. Los que pueden ir, reservan la entrada del cine a través de internet. Los que no, la siguen a través de las redes sociales. 1.552 feligreses vieron la última desde el canal de los evangelistas protestantes en YouTube.
“Porque a los que se humillan, Cristo les levanta; porque a los que se rinden, él les entrega la victoria. Así que no sé quién eres en este día pero sí sé una cosa: mi Dios puede sanarte, puede restaurarte, puede levantar tu hogar y, en esta mañana, como una sola iglesia, vamos a declarar las promesas de Dios sobre nuestra vida”, vocifera Mejías. El público enloquece. Algunos levantan los brazos hacia la pantalla, otros los extienden con las palmas hacia arriba, cierran los ojos, cantan con devoción, gritan amen, sonríen al vecino sentado a una butaca de distancia, tuitean, suben stories. Se conectan con Jesús.
“Sé bendecido, reserva tu sitio para el próximo domingo”. Ya son las 13.00 y tras la última y apoteósica canción, Mejías se despide dejando la frase flotando sobre un cielo de nubes en la pantalla. Las luces de la sala se encienden y el público sale charlando animadamente. Uno de los asistentes es Marcos Barreda, el pastor principal de la iglesia en Madrid, que no ha fallado ni un día. “La iglesia es para estar juntos, es lo que mola, pero hay gente que tiene miedo y se queda en casa”, explica el madrileño. “En España nos tachan de secta porque este contexto de la iglesia tan real, tan joven, tan lleno de vida no se conoce, la gente se pregunta ¿esto es una iglesia? Porque parece más una fiesta, una discoteca”, cuenta tras su mascarilla negra. “Estamos rompiendo moldes”, sonríe antes de marcharse hasta el próximo domingo.
El auge del cristianismo evangélico
El protestantismo evangélico es la primera minoría religiosa en número de templos en España. Según la Federación Evangélica (FEREDE)y los últimos datos del Observatorio del Pluralismo Religioso del 2019, el culto evangélico es la segunda confesión más implantada tras la católica. A 1 de octubre del año pasado, se contabilizaron más de 7.000 lugares de culto de confesiones minoritarias. Casi el 60% de estos centros son iglesias evangélicas, seguidas por los centros de oración musulmanes (el 23%) y los lugares donde se reúnen los Testigos de Jehová (el 9%). El crecimiento más importante
de este culto ocurrió en la primera década de los 2000 gracias a la inmigración, especialmente la procedente de Latinoamérica, Rumanía y algunas zonas de África. Según FEREDE, en el periodo del 2000 al 2010 el número de creyentes se multiplicó por más de tres, una tendencia que se ha mantenido, aunque a un ritmo más lento, hasta hoy.
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