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El cura al que intentaron asesinar en Alcorcón: “Me defendí como Bruce Lee con clergyman”

Un joven con problemas psiquiátricos asesta tres puñaladas a un sacerdote en la puerta de su iglesia de Alcorcón

Manuel Viejo
El padre Contreras, primero por la izquierda, durante la toma de posesión como párroco de la Iglesia de Alcorcón.
El padre Contreras, primero por la izquierda, durante la toma de posesión como párroco de la Iglesia de Alcorcón.Obispado de Getafe

― ¿Qué tal está, padre?

― Bien, ya estoy bien. Justo acabo de hablar con Telemadrid.

El párroco Javier Contreras salió temprano de casa esta mañana. Como todos los días, se disponía a dar la misa de los madrugadores de las 7.40. De modo que arrancó su coche, un Renault Captur gris, muy cerquita de las siete de la mañana. “Me gusta llegar siempre con 40 minutos de antelación para hacer una oración solo ante el señor”. Al llegar a su iglesia, la parroquia de José María Escrivá de Balaguer de Alcorcón, vio a un chaval enorme pululando por una de las esquinas del aparcamiento. No quiso darle importancia. Al rato, volvió a mirarlo de nuevo. “Y la cosa es que me sonaba de haberlo visto por aquí anteayer y justo a esa hora”, recuerda. El joven, algo nervioso, se dirigió hacía él. El padre cerró el coche. Acudió a su encuentro. Hay cristianos que precisan ayuda a cualquier hora. “¿Necesitas algo?”, le preguntó el párroco. La respuesta lo dejo atónito.

— Vengo a matarte.

El padre Contreras, de 73 años, mantuvo la calma. “Estaba claro que no venía a pedir consejo”, cuenta ahora por teléfono. Por si acaso, le contestó: “Pues no me voy a morir”. El chaval, un joven de 29 años de casi 100 kilos, puso empeñó a su decisión y se abalanzó sobre el sacerdote con un cuchillo mediano:

— ¡He venido a matarte! ¡Los sacerdotes matáis a los niños!- gritó de nuevo.

Los dos cayeron al suelo. El forcejeo duró casi tres minutos. “Se me hizo eterno”. El joven empuñó el cuchillo como si fuera un mazo. Le asestó una, dos, tres puñaladas. Una cayó en el omoplato izquierdo, otra en el esternón y la última en la mano. El sacerdote Contreras, nervioso, se levantó de allí como pudo. Huyó corriendo hacia su despacho.

— ¿Está usted en forma, padre?

— (Ríe) Claro, soy montañero.

El joven fue tras él. Quería finalizar su propósito. Cuando el padre se quiso dar cuenta el joven ya estaba casi dentro. Los dos hablaron de nuevo. El cura trataba de parar el tiempo.

— ¿Por qué haces esto? Estamos ayudando con miles de alimentos estos meses a los más necesitados.

— Por eso mismo no te mato.

El padre aprovechó un despiste y le hizo una foto con su móvil. “Tenía que hacérsela por si se escapaba”. De repente, observó a un hombre fuera de la parroquia. Era un feligrés. No dio tiempo a mucho más. El hombre ya había llamado a la policía al ver al cura en peligro. Los agentes llegaron a los cinco minutos. El joven se mantuvo muy agresivo. Les amenazó de muerte a todos e, incluso, hirió después a cuatro de ellos, según recoge una nota de Europa Press.

El párroco Javier Contreras.
El párroco Javier Contreras.

El padre Contreras necesitó asistencia médica. Una ambulancia lo trasladó al hospital de Alcorcón. “Me trataron de maravilla”. A media mañana recibió el alta. “Yo sé bien quien lo ha salvado a usted, padre”, le confesó una enfermera. El joven fue detenido. Permanece ingresado en la unidad de psiquiatría del hospital.

Al llegar a casa, el padre Contreras no descansó. Tenía que dar una explicación por carta de lo ocurrido a sus feligreses. “Me defendí como Bruce Lee con clergyman y, gracias a eso, no fue a mayores. Estuve sereno rezando al señor por ese pobre chico”.

— ¿Qué va a hacer esta tarde, padre?

— Tengo que dar la misa.

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Sobre la firma

Manuel Viejo
Es de la hermosa ciudad de Plasencia (Cáceres). Cubre la información política de Madrid para la sección de Local del periódico. En EL PAÍS firma reportajes y crónicas desde 2014.

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