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La flor que nace hembra y muere macho

Por primera vez en el Jardín Botánico ha florecido una especie de nenúfar que pone a esta institución al nivel de las más importantes del mundo

La flor de Victoria ‘Longwood Hybrid’, la mañana del jueves en el Real Jardín Botánico de Madrid.
La flor de Victoria ‘Longwood Hybrid’, la mañana del jueves en el Real Jardín Botánico de Madrid. ANTONELLO | RJB-CSIC
Rut de las Heras Bretín

Se llama Victoria y acaba de nacer. Es una de las niñas mimadas de su casa, situada en una zona mimada de Madrid, entre el Paseo del Prado y la calle de Alfonso XII. La noticia corrió en forma de whatsapp durante la madrugada del jueves por los teléfonos de todos los que estaban pendientes de esta llegada que se había hecho esperar toda la semana. Una foto que dejó a varios pensando: “Uy, no es lo que creía”. Siendo sinceros, los bebés raramente son preciosos nada más nacer. A Victoria le ha afectado la tormenta y ha salido “un poco chuchurría”, dijo su cuidador, pero le ha dado un masaje y fue tomando la bella forma que se esperaba de ella.

Nenúfar en el Jardín Botánico.
Nenúfar en el Jardín Botánico.ANTONELLO | RJB-CSIC

La que ha visto la luz en el Real Jardín Botánico de Madrid ha sido la flor de Victoria ‘Longwood Hybrid’, un nenúfar que ha florecido por primera vez en este jardín y que según Tomás Escribano, experto en este tipo de plantas y donante de la colección del Botánico, sitúa a esta institución entre las más importantes del mundo, las que juegan la liga de Victoria ‘Longwood Hybrid’. Un acontecimiento que, además, llega para celebrar los 265 años que cumple este jardín en octubre.

Una vida de dos noches

Pero, ¿qué tiene de especial esta planta? Todo. Esta sería una respuesta bastante ajustada, pero inconcreta. Desde su flor, que es nocturna, es decir, solo abre de madrugada y cierra sobre las once de la mañana. Por suerte, la primera del Botánico ha durado un poco más en su primer día porque estaba nublado. Su vida sobre el agua es de dos días, bueno, noches.

El primero es blanca y femenina, con un olor intenso parecido al de la piña que atrae hacia el néctar a los insectos que la polinizarán. Un bebé que sabe cómo conquistar al personal, en este caso insectos y humanos que han estado pendientes de este florecimiento. Las redes sociales del jardín han sabido crear interés dando información constante sobre el estado del capullo y su inminente apertura y, además, han publicado información curiosa e interesante sobre el resto de nenúfares que conviven con Victoria. El olor no es la única arma de seducción de esta flor. Otra de sus características es la termogénesis o producción de calor, es decir, su temperatura es 10 grados mayor que la ambiente, lo que hace que la difusión del aroma sea mayor y atraiga a más insectos. Es como poner a calentar una esencia, el olor se extiende.

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Estanque del Jardín Botánico, en el centro, las hojas de Victoria ‘Longwood Hybrid’.
Estanque del Jardín Botánico, en el centro, las hojas de Victoria ‘Longwood Hybrid’.ANTONELLO | RJB-CSIC

Esta madrugada ha sido la segunda y última noche de esta flor tropical. Ha vuelto a abrir pero ahora con órganos masculinos, estambres, y en un tono rosado. Lo siguiente ya será hundirse y seguir su proceso dentro del agua. Como todos los nenúfares las semillas maduran dentro de una especie de capullo, que acaba explotando y expandiendo las semillas, cada una con su arilo (un flotador para que no se hundan).

Pero si la flor es excepcional, las hojas no se quedan atrás, pueden llegar a alcanzar los dos metros de diámetro, el récord está documentado en 2,78 metros. Las del jardín están en torno al metro y cada una que sale es mayor que la anterior. Ocurre lo mismo con las flores, la primera no es la más perfecta, tiene el valor de ser la primera, pero no la mejor.

La peculiar forma de bandeja de las hojas es muy característica, es plana y puede llegar a aguantar hasta 70 kilos, un paraíso para pájaros, insectos y anfibios

Actualmente hay más capullos en el estanque y Escribano confía en que si no bajan demasiado las temperaturas (el jueves por la mañana el agua estaba a 18,5 grados) alguno más florezca en las próximas semanas. La peculiar forma de bandeja de las hojas es muy característica, es plana y puede llegar a aguantar hasta 70 kilos, un paraíso para pájaros, insectos y anfibios. Aunque en este estanque están protegidas por una red, precisamente para que no acaben con ellas los patos que a veces llegan volando desde el muy cercano parque del Retiro.

Detalle del capullo y del follaje del nenúfar.
Detalle del capullo y del follaje del nenúfar.ANTONELLO | RJB-CSIC

Y si el haz plano y circular de la hoja es llamativo por su planicie y su borde rojizo, que impide que se solapen y se quiten la luz unas a otras; el envés es un festival en términos botánicos con su estructura de gruesos nervios llenos de espinas que la protegen de los peces herbívoros que habitan el Amazonas, zona originaria del nenúfar padre de este híbrido, Victoria amazónica. La madre se conoce como Victoria cruziana, nativa de Argentina y Paraguay.

La vida (pegada a la muerte) tropical se abre paso en este estanque del Jardín Botánico. El aumento de las temperaturas ayuda. Lo habitual es que los nenúfares cálidos se recojan en noviembre para protegerlos del frío invierno, pero la floración de las distintas especies cada año se alarga más. A ver este 2020.

Envés de la hoja y capullo.
Envés de la hoja y capullo.ANTONELLO | RJB-CSIC

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