De anuncios no se come

Llevamos meses alertando de la necesidad absoluta de amparar y apoyar a todas las asociaciones vecinales que están dando de comer a un tercio de las personas que lo demandan en Madrid. En Tetuán, Centro, Usera, Villaverde, Puente de Vallecas, Arganzuela, se han organizado las personas para donar alimentos, útiles escolares, productos para bebés, ropa. En todos los barrios, los voluntarios han pasado su verano trabajando en el reparto para unas 230 familias por despensa solidaria. Es un número casi constante y supone unas mil personas de cada despensa y barrio. Y en todos los barrios, absolutamente en todos, se sucede una fila silenciosa de mujeres, principalmente mujeres y madres, con carritos de la compra que llenar. Se observa especial angustia por los carísimos pañales, potitos, leche para bebés.

Agosto ha sido aciago: más de la mitad de estas despensas vecinales ha cerrado, y aunque algunas tienen intención de recomenzar en septiembre, no será fácil. En algunos casos porque los propios voluntarios y donantes ya no tienen más, en otros porque la administración local, lejos de ayudarles, les está dificultando la labor, con prohibiciones o incluso intentando ilegalmente (por lo que no han podido) echarles de los locales cedidos legítimamente.

Sí se han aprestado a anunciar la tarjeta monedero, sistema que tiene muchos beneficios, e incorpora algún parámetro pensado para paliar la pobreza infantil. Por eso algunos ya llevábamos esta propuesta en nuestros programas desde hace años. En las pasadas elecciones, más grupos políticos la incluyeron en sus programas. Incluso se puso en marcha de forma piloto en el Distrito de Tetuán con éxito.

El alcalde anunció que la tarjeta empezaría a funcionar el 1 de septiembre. Para recibirla hay que pasar, como es lógico, por los Servicios Sociales (documentación, informe pertinente de cada caso, etc). Y están dando hora para finales de octubre en el mejor de los casos, y noviembre en su gran mayoría, que es cuando se incorporan los 115 trabajadores acordados como refuerzo. Así que no, la tarjeta no funcionará para casi nadie hasta que asome el invierno.

Por otro lado, no confundamos la medida con su soporte. La tarjeta es sólo eso: un soporte para dar la ayuda de forma digna y rápida. Pero se ha implementado sin aumentar el personal de servicios sociales que tiene que gestionarlas. Si no hay personal para tramitar la tarjeta, tampoco servirá de gran cosa.

Por último, los baremos de acceso a esta ayuda que se han establecido son bajísimos, y la tarjeta es incompatible con la percepción de cualquier renta mínima o IMV, y lo hace sin excepción alguna. Todo en una medida que, de ser efectiva en noviembre como pronto, tiene fecha de caducidad: 31 de marzo de 2021. Cinco meses de ayudas, tarde, cuando ya llevamos seis de pandemia. En suma, anuncios rápidos de los que no se come, y medidas lentas, cuando la mayor preocupación del Ayuntamiento debería ser no dejar a nadie atrás.

Maite Pacheco es concejala del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Madrid y portavoz del grupo en la Comisión de Familias, Igualdad y Bienestar Social