La fiscalía pide 20 años de prisión para el kamikaze que mató a un joven de 20 años en Madrid
El conductor circulaba en dirección contraria, bebido y deslumbrando con ráfagas de luz al resto de coches
Kevin Cui Bai pasó de estar en libertad tras sufrir un accidente de coche a ser detenido días más tarde acusado de cometer un crimen. En ese lapso salieron a la luz los testimonios de otros conductores que le vieron al volante en dirección contraria durante dos kilómetros en una autovía hasta que se estampó de frente contra un chico que acudía esa mañana a trabajar a un supermercado. El chaval, Víctor López, murió en el instante. De eso hace un año. La Fiscalía Provincial de Madrid, que todavía no tiene fecha concreta para celebrar el juicio, informó este jueves de que solicita 20 años de prisión para Cui Bai, en prisión desde entonces.
El kamikaze circulaba a 139 kilómetros por hora en un tramo limitado a 100 y superaba la tasa de alcoholemia. Los policías y los sanitarios que lo atendieron después del impacto aseguran que olía a alcohol, tenía los ojos brillantes y la boca pastosa, y que sus explicaciones eran incoherentes. De acuerdo al escrito de acusación, Cui Bai daba ráfagas de luz a los coches que venían de frente y trataba de embestirlos. Así condujo durante unos minutos hasta que finalmente se empotró contra alguien que no pudo esquivarlo. La Fiscalía está convencida de que sabía lo que hacía. Era una noche lluviosa y nublada, pero la visibilidad de la carretera, según lo investigado, era buena. Por eso se le imputan los delitos de homicidio, conducción temeraria con manifiesto desprecio por la vida de los demás y otro contra la seguridad vial. En total, una petición de dos décadas en prisión.
La Fiscalía considera probado que Cui Bai partió hacia Arganda del Rey por la autopista M-50, una vía que conocía a la perfección “dado que la utilizaba normalmente y con mucha frecuencia para ir a Fuenlabrada y a su domicilio”, y que conducía a una velocidad muy por encima de la permitida. Primero adelantó a otro turismo que circulaba por el carril central “aproximándose mucho al lateral izquierdo” y “provocando que (…) tuviera que dar un bandazo hacia el carril derecho”. A continuación, realizó maniobras irregulares “como movimientos en zig-zag, pasando de un carril a otro, de los tres posibles, sin indicar con las luces intermitentes, poniendo de esta manera, en concreto peligro la vida e integridad física del resto de los usuarios de la vía, alguno de los cuales tuvo que modificar su velocidad e incluso realizar maniobra como cambio de carril, para evitar la colisión y poder esquivarlo”.
Tras parar su coche en el arcén, Cui reemprendió la marcha solo que esta vez lo hizo en sentido contario “con pleno desprecio a los posibles resultados lesivos que pudieran derivarse de su acción y asumiendo el alto riesgo de llegar a atentar contra la vida e integridad física del resto de los usuarios de la vía, así como de causar daños materiales, peligro que con su acción estaba creando, y pese a que tuvo la posibilidad de evitarlo, no lo hizo”. La fiscalía apunta que el acusado recorrió “aproximadamente” 1,9 kilómetros en sentido contrario al estipulado y a alta velocidad “rebasando a varios vehículos que tuvieron que realizar maniobras para evitar colisionar de manera frontal”. Hasta que colisionó con un Citroën C4 que circulaba correctamente por el carril central de los tres existentes. Era el coche que conducía Víctor López, de 20 años, que se dirigía a su segundo día de empleo en un Carrefour.
Su familia, después de enterrarlo, pelea por aumentar las penas de prisión a los conductores kamikazes y trata de concienciar, a través de redes sociales, de los peligros de conducir sin conciencia y respeto por los demás. Hasta ahora, muchos kamikazes eran acusados de homicidio imprudente, lo que rebajaba en cierto modo la responsabilidad y la pena de prisión. En cambio, la Fiscalía cree que el crimen de Cui Bai fue intencionado.
Lea el reportaje íntegro que EL PAÍS publicó tras el accidente (19-9-2019): Una vida destrozada por un kamikaze
Víctor López, de 20 años, se dirigía el domingo al supermercado en el que trabajaba como carnicero cuando chocó de frente con un coche que circulaba en dirección contraria a toda velocidad en la M-50.
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