Llegan a Madrid las papeleras inteligentes

“Increíble”, comenta el alcalde mientras escucha atento las explicaciones de cómo funciona y qué es capaz de hacer el nuevo modelo de papeleras de Madrid. Cae el sol a plomo en la glorieta de Atocha. Un taxista increpa a José Luis Martínez-Almeida desde la ventanilla: “Solo nos traes ruina”. Pero él, con una sonrisa, solo tiene ojos y oídos para el artilugio. El contrato, adjudicado a finales de 2019, es de más de 21 millones de euros.

Hasta octubre se van a instalar 1.300 de estas denominadas “papeleras inteligentes” en todos los distritos de la ciudad en una operación que el Consistorio califica de “revolución tecnológica de la limpieza”. Ya las disfrutan en Ámsterdam, Dublín, Praga o Viena. Su coste unitario es de 936 euros al año en la modalidad de leasing, lo que incluye mantenimiento, piezas de repuesto o cobertura de daños por incendio o vandalismo.

¿Y qué tienen de inteligentes? Pues según la nota en la que el área de Movilidad y Medio Ambiente detalla estas papeleras, tienen una capacidad hasta cinco veces mayor que una normal de 120 litros al ser capaz de compactar los desechos. El mecanismo en su interior es similar a la prensa que llevan los camiones de basura. La parte superior es una placa solar para alimentar su funcionamiento, que se completa conectada a una aplicación que indica a los técnicos su nivel de llenado gracias a unos sensores en el interior. La papelera puede bloquearse cuando está llena o cuando, por motivos de seguridad, las autoridades quieran dejarla sin posibilidad de uso.

Para su mantenimiento se ha adquirido una flota de vehículos cero emisiones y ECO propulsados por energía eléctrica o Gas Natural Comprimido (GNC). La empresa Sulo Ibérica se ha adjudicado un contrato por valor de 21,8 millones de euros hasta 2024. Además de las papeleras inteligentes y su mantenimiento, incluye el de 66.334 papeleras modelo Cibeles (el habitual en Madrid), el suministro de bolsas biodegradables hasta llegar a 120 millones anuales, 12.000 sensores de llenado para otras papeleras y 6.040 sensores para los expendedores de bolsas en papeleras de excrementos caninos.

Claro, que esta inteligencia de la nueva papelera nada tiene que ver con la inteligencia y el civismo del ciudadano. Lo que no hacen de momento estos modernos aparatos es recoger lo que los viandantes no le echan dentro.

La suciedad de las calles de la capital volvió este miércoles a ser un recurrente motivo de discusión entre Gobierno y oposición en el pleno del Ayuntamiento. Almeida asegura que desde que llegó hace un año a la alcaldía ha dejado de ser un asunto que preocupe a los ciudadanos.