Los comerciantes del Rastro se manifiestan contra el plan de reactivación de Almeida
En torno a 500 personas han protestado este domingo en la plaza del Cascorro bajo el lema: “El histórico Rastro de Madrid en Lucha”
Más de 500 personas, según la Policía Nacional se han manifestado entre bailes de chotis y pancartas este domingo en la plaza del Cascorro, en el madrileño barrio de La Latina, para exigir al Ayuntamiento de Madrid la reapertura del mercado más emblemático de la capital. Lo han hecho bajo el lema El histórico Rastro de Madrid en Lucha”.
El último día que los comerciantes pudieron abrir los puesto de este mercado fue el pasado 8 de marzo. Desde ese momento han pasado casi cuatro meses y las deudas se acumulan en las casas de más de 1.000 familias que viven de su trabajo en el mercado. El consistorio anunció el pasado 10 de junio que el Rastro abriría en fase 3, con limitación de aforo y sin todos sus puestos. Sin embargo, todavía no han tenido ninguna respuesta concreta o una fecha de reapertura. Entre gritos y pancartas durante más de dos horas los vecinos y comerciantes gritaron lemas como: “El rastro no se vende, se defiende”, “Almeida, escucha el Rastro está de lucha”.
Un domingo en El Rastro en 1985
Imágenes del mercadillo más emblemático de Madrid, a mediados de los 80.
Los comerciantes reclaman al Ayuntamiento que les des una solución para poder volver a abrir sus puestos. Los vendedores ambulantes del Rastro, dentro de la Asociación El Rastro Punto Es, con apoyo de la Agrupación de Artesanos y la Asociación Independiente de Vendedores del Rastro, piden al Ayuntamiento abrir con un 50 % de ocupación, es decir, cada domingo 450 de los 900 puestos que tienen licencia. Mientras, el Ayuntamiento les ha dicho que solo podrían hacerlo si abren con un 12% de ocupación, es decir solo 100 puestos cada semana. “Sentimos que la pandemia ha sido solo una excusa para acabar con el Rastro”, afirma el portavoz de la Asociación del Rastro, Pedro Santos.
Santos, de 62 años, lleva cuatro décadas con su puesto de sombreros y cinturones y nunca había tenido que cerrar las puertas de su negocio tanto tiempo. “¿Cómo es posible que una discoteca pueda abrir y nosotros no?”, se pregunta Santos. Esta frase de indignación se ha repetido más de una decena de veces este domingo en la manifestación de los comerciantes que ha empezado en la plaza del Cascorro, han bajado por toda la calle de Ribera de Curtidores para terminar en La Puerta de Toledo.
En sus 300 años de historia, el Mercado del Rastro nunca había pasado tanto tiempo cerrado. Esto lo saben bien los abuelos que empezaron con el negocio y ahora han dado paso a nueva generación para que lleven el puesto. Este domingo, algunos de ellos han decidido venir ha manifestarse. Este es el caso de Manuel Fernández, de 85 años, que ha venido acompañado de su hijo Francisco Fernández, de 45 años. “Mi mujer no pudo venir, pero entre ella y yo sacamos adelante nuestro puesto en donde vendemos libros, pasatiempos y tebeos desde que teníamos 30 años”, afirma Fernández.
Cuando ellos se jubilaron, su hijo menor Francisco se puso al frente del negocio. El había crecido entre los puestos y la música del rastro y no fue difícil para él tomar las riendas. Ahora lucha para que su negocio siga vivo. “Es indignante que haya terrazas donde deberían estar nuestros puestos de trabajo”.
Desde la Asociación de El Rastro Punto Es denuncian que se quiere crear dos modelos para el Rastro: “unas zonas con control de aforo de visitantes para los comerciantes ambulantes y ningún control para los puestos de las tiendas, creándose así una discriminación añadida hacia los comerciantes del Rastro”.
Maria Gallego, de 60 años, lleva más de la mitad de su vida vendiendo regalos y souvenirs en su puesto del mercadillo. “Los extranjeros siempre lo primero que hacen en Madrid es venir al Rastro, nosotros somos la esencia de la ciudad”, explica. Es por esto que Gallego no está de acuerdo con la propuesta del Ayuntamiento de que sean solo 100 puestos por sorteo los que permanezcan en el mercado. “O todos o ninguno”, sentencia.
A su lado, sosteniendo la pancarta que reza: “Madrid latiendo y el Rastro resistiendo”, esta Isabel González, de 58 años, que ha venido acompañada de su hija Itziar, de 21 años. Las dos tienen un puesto de bolsos en el mercado desde que la joven nació. Creció al tiempo ella y el mercado y ahora no puede aceptar que no vaya a poder algún día ser ella la que lleve las riendas del negocio. “Es imposible que podamos comer si no podemos abrir nuestro local, esta es nuestra única entrada de dinero”, explica González.
Por su parte, el Ayuntamiento afirma a este periódico que “se están estudiando las propuestas de los comerciantes y la próxima semana hay una reunión con ellos”, asegura un portavoz del Consistorio. Es un domingo singular en la plaza del Cascorro: los puestos de mercado se han cambiado por pancartas y la música por mascarillas. Hay gente en las terrazas y los comerciantes se manifiestan para exigir poder volver a trabajar como se ha hecho en la plaza cada domingo desde hace más de 300 años, antes de que llegara la pandemia.
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