Se abre el balcón y aparecen los actores: las fiestas confinadas del 2 de mayo en Malasaña
Varios vecinos participan en una representación teatral transmitida por streaming para celebrar las fiestas del barrio
Los actores se preparan tras bambalinas, cada uno las de su propia casa. Los más curiosos pueden ver por las rendijas de los balcones cómo la mayoría anda haciendo los últimos arreglos de sus disfraces. La obra va a comenzar, pero primero los aplausos de las 20.00. Antes del espectáculo, el homenaje.
Acto uno. Sale el director Tito Rubio-Iglesias disfrazado de tía abuela con peluca y delantal rosado desde su ático en la calle Corredera. Unos le pueden ver desde sus ventanas, otros desde la retransmisión de internet. Grita: “¿Qué han dicho, que ya podemos salir?”, a lo que sus vecinos en coro le responden: “No, solo mañana una hora”. Son los primeros compases de una obra titulada Entre ventanas y balcones. Fue ideada por Rubio-Iglesias, en colaboración del dramaturgo y director José Ignacio Tocé. Juntos, han convertido a sus vecinos en actores de balcón para celebrar las fiestas del 2 de mayo durante el confinamiento.
“Este tipo de propuestas nos ayudan a conservar nuestra salud mental”, dice Rubio-Iglesias. Los disfraces se han elaborado con lo que tenían por casa los actores. Los resultados, a ojos del espectador, son sorprendentes, especialmente considerando los escasos recursos que proporciona el encierro: un dinosaurio, un hippie, una boxeadora y un payaso, entre otros personajes, hacen acto de presencia en los balcones.
La obra pretende de una manera cómica tratar temas como el confinamiento o cómo la pandemia del coronavirus ha cambiado la vida en los últimos 45 días. “Es nuestra forma de expresarnos mientras que estamos encerrados”, explica la vecina disfrazada de boxeadora mientras se termina de ajustar los guantes, en vísperas de que comiencen los permisos para salidas a pasear y a hacer deporte.
Desde sus balcones, que están justo encima del Teatro Lara, aparecen personajes como la actriz Carmen Mayordomo y el cantante Bruno Tambascio, que también han decidido unirse a la iniciativa y aportan a la obra un toque de profesionalidad.
La representación, explican sus autores, forma parte del género del teatro social, que a lo largo de la historia de la dramaturgia ha servido siempre para que un sentir colectivo se exprese a través del arte. Gracias a estas herramientas, durante unas horas el confinamiento se vuelve un juego. “Carlos Tuñón fue profesor mío, y cuando conocí su forma de hacer teatro relacional, me voló la cabeza. Eso es lo que hemos querido hacer aquí”, cuenta Rubio-Iglesias.
No es el teatro la única vía que ha encontrado Madrid para celebrar sus fiestas. En la calle del Desengaño, por ejemplo, Fran Varo grita con un micrófono en la mano desde su balcón los números del bingo: “E 54, E 78”. Lo hace mientras suena Ave María, de David Bisbal, de fondo. Los ganadores del bingo son Pedro y Ricardo. Pero hay premios para todos: botellas de vino y chocolates para hacer más dulce la cuarentena.
“¡Viva Malasaña!”, gritan mientras brindan. Las fiestas han empezado pronto en la calle del Tesoro, a la altura del número 19, donde los vecinos colgaron hace días banderines de colores y crearon un Instagram propio donde comparten vídeos de sus ratos de celebración. Este viernes, el ambiente de verbena confinada se gestaba desde por la mañana. Los vecinos han salido al balcón desde las 13.00 del mediodía para esperar la actuación de su Evita de Malasaña. Así han bautizado en este rincón de la ciudad a una cantante que desde su terraza, y disfrazada de la mujer del exdirigente argentino, ha dedicado al barrio su versión de Don’t cry for me Argentina. “¡Viva Malasaña! ¡Viva el Día del Trabajador aunque no tengamos trabajo!¡Ya falta poco!”, se ha despedido. En los balcones, nadie quitará a los vecinos sus fiestas durante todo el fin de semana. Ni siquiera el coronavirus.
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