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Sobrevivir al coronavirus con un corazón que no es el tuyo

“Yo preguntaba cómo iba a ir la evolución pero la respuesta siempre era la misma, no se sabía”, recuerda un trasplantado cardiaco que ha superado la covid-19

Rafael Fuertes, un trasplantado de corazón que ha pasado el coronavirus, en su casa, en Yunquera de Henares (Guadalajara).
Rafael Fuertes, un trasplantado de corazón que ha pasado el coronavirus, en su casa, en Yunquera de Henares (Guadalajara).Nacho Izquierdo
Isabel Valdés

La incertidumbre, eso fue lo peor. “Siempre es lo peor”, dice al teléfono Rafael Fuertes. El domingo 8 de marzo, un día antes de que todo empezara a cambiar en Madrid, este joven de 28 años tuvo fiebre. Aunque al principio no se preocupó, acababan de empezar dos semanas de pruebas, radiografías y hospitales, como otras 39.472 personas que han necesitado ingreso desde comenzó la crisis de la covid-19; pero en el caso de Fuertes había otro elemento a tener en cuenta, es un trasplantado cardiaco y por lo tanto un paciente de alto riesgo. “Son un colectivo más susceptible a las infecciones, sí, pero no pueden vivir atemorizados a contraer la enfermedad”, apunta Eduardo Zatarain, el cardiólogo de Fuertes, del Hospital Gregorio Marañón. Siete pacientes de este hospital con injertos de corazón, hígado o riñón son parte de las más de 35.565 personas que ya han pasado el coronavirus en la Comunidad, según las cifras oficiales.

Los pacientes trasplantados tienen mayor predisposición a las infecciones debido al tratamiento inmunodepresor que reciben

Para estos pacientes, la alerta llegó antes de que el Gobierno decretase el estado de alarma, el 14 de marzo. “Reciben tratamiento inmunodepresor para modular sus defensas y provocar que el sistema inmune esté más bajo para que no haya rechazo de los órganos" explica Maricela Valerio, microbióloga del Servicio de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas de ese centro hospitalario. Esa medicación “les hace tener mayor predisposición a las infecciones, sobre todo seis meses después del trasplante, cuando las medicaciones son más potentes”. Entre el 13 de marzo y el 23 de abril, según datos de la Organización Nacional de Trasplantes, se han realizado 88 en España, nueve de ellos en Madrid, la Comunidad más golpeada por la pandemia.

El de Fuertes no está en esa estadística, fue hace varios años. Nació con una alteración cardiaca congénita que hace que los principales vasos sanguíneos que salen del corazón tengan una disposición anormal (una trasposición en los grandes vasos). Lo operaron con tres meses. “Pero aquello desencadenó una insuficiencia cardiaca por hipertrofia y a los 17 años me hicieron el trasplante”, repasa desde su casa, en Yunquera de Henares, en Guadalajara. Creyó que se había constipado: “No tenía tos y la fiebre no subió de 38,5, tuve también problemas digestivos y perdí el olfato y el gusto, pero en aquel momento no se sabía aún que este era uno de los síntomas”.

Después de tres días con la temperatura alta, llamó a Zatarain, su cardiólogo. Era 11 de marzo. “Me dijo que fuese para que me hicieran la PCR, di positivo, pero la placa de tórax estaba limpia, así que mandaron para casa”, recuerda. El viernes 13 ya le costaba respirar, el facultativo le pidió que volviera. Entonces, la radiografía sí mostró una neumonía. Fuertes tuvo que ingresar durante diez días para completar el tratamiento. Entró en la unidad de cirugía torácica el mismo día que se convirtió en un área para pacientes de coronavirus.

Yo preguntaba cómo iba a ir la evolución pero la respuesta siempre era la misma, no se sabía
Rafael Fuertes, trasplantado de corazón
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“Era todo tan nuevo para mí como para los médicos y enfermeras de Neumología y Torácica que nos atendían”, recuerda. La pandemia estaba empezando su ascenso y las certezas eran nulas: “Tuve un primer compañero que se llevaron a la UCI a los dos días, llegó otro y una semana después ya éramos tres en la habitación. Médicos y enfermeras empezaron a ponerse los nombres en los EPIS para distinguirlos porque el trasiego era constante y no los reconocíamos. Yo preguntaba cómo iba a ir la evolución pero la respuesta siempre era la misma, no se sabía. Nadie tenía registro de otro paciente trasplantado de corazón que hubiese contraído el virus”.

Tuvo miedo, porque, explica, “lo peor es no saber”. Exactamente a eso hace referencia su especialista, Zatarain: “Hay que diferenciar el riesgo individual de un paciente del riesgo poblacional. La evolución depende de muchos factores y es muy pronto para dar un mensaje sobre cómo funciona en trasplantados”. Según la experiencia hasta ahora en el Marañón, “no deben tener un miedo distinto del que puede tener cualquier otra persona”.

La evolución [del coronavirus] depende de muchos factores y es muy pronto para dar un mensaje sobre cómo funciona en trasplantados
Eduardo Zatarain, cardiólogo del Gregorio Marañón

Si la literatura científica por el poco tiempo de vida del virus es escasa, lo es aún más para infectados con casuísticas concretas como la de Fuertes. “Solo hay dos casos registrados de forma científica, y nosotros tenemos experiencias pequeñas, necesitamos meses para tener alguna certeza”, explica Zatarain. Hasta ahora han visto en algunos pacientes marcadores cardiacos alterados, miocarditis (inflamaciones agudas del corazón) o pequeñas trombosis en los microvasos, “pero hay mucha incertidumbre todavía y, mientras se conoce más sobre el virus, alarmar a estos pacientes carece de fundamento y no tiene sentido”, advierte el cardiólogo.

“El miedo no sirve para nada, pero es inevitable tenerlo”, cuenta Fuertes, que dejó la carrera de Medicina el año pasado porque sus patologías hacían que le diese “ocho millones de vueltas a la cabeza”. Después de varios días febril, sin hambre y sin apenas fuerzas para moverse o mantener una conversación, Fuertes mejoró, le retiraron la máscara de oxígeno, recuperó el apetito y el lunes 23 se marchó a casa: “Obviamente, no por estar trasplantado y coger el virus vas a morir. Aquí estoy yo, vivo y confinado, como cualquier otro paciente, y esperando la siguiente PCR, la que dé negativo”.

Fuertes es uno de los 63.443 casos confirmados que acumula la Comunidad de Madrid, de los que 39.472 han necesitado hospitalización. Según los datos de este lunes, 855 pacientes continúan graves en las unidades de cuidados intensivos y hay acumuladas 7.986 muertes en hospitales desde el comienzo de la pandemia; aunque ascienden a 12.976 los fallecimientos totales por coronavirus entre centros hospitalarios, sociosanitarios, domicilios y “otros lugares” que la Consejería no especifica.

Acusado descenso de los trasplantes

A pesar de la crisis sanitaria que provocado el coronavirus, las urgencias y lo no demorable han seguido su curso dentro de los hospitales. También los trasplantes, aunque reflejan un descenso que comenzó la última semana de febrero y fue más acusado a partir del decreto del Estado de Alarma. Pasó de un promedio de 17 de estas operaciones del 28 de febrero al 5 de marzo, a un 0,4 en el pico más bajo, del 3 al 9 de abril.

Desde la segunda semana de marzo, se han realizado 12 de corazón en todo el territorio nacional, cuatro de ellos en el Hospital Gregorio Marañón, donde también han hecho en las últimas semanas uno hepático y otro renal, ambos en pacientes infantiles. Desde el centro recogen las palabras de Beatriz Domínguez-Gil, la directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT): “El número de trasplantes realizado en el seno de la epidemia puede parecer reducido en comparación con la actividad habitual en España. Pero cada uno de esos procedimientos ha supuesto un gran esfuerzo de todos los profesionales implicados y un ejercicio de colaboración y cohesión del Sistema Nacional de Salud”.

El 25 marzo, por el Día Nacional del Trasplante, Domínguez-Gil también recordó a esos profesionales cuando aludió al modelo que existe en España, líder mundial desde hace casi tres décadas, organizado mediante la figura del coordinador, sanitarios que, en su mayoría, son facultativos de las unidades de cuidados intensivos, las más sometidas a la presión de la pandemia y donde se trata a los pacientes más graves, los que no pueden respirar por sí mismos.

Desde el Marañón, que llegó a multiplicar por cinco el número de camas en UCI, explican que la situación excepcional ha hecho que las precauciones se extremen para evitar posibles contagios de coronavirus a los pacientes receptores. “Se siguen los protocolos de la ONT y de la Oficina Regional de Coordinación de Trasplantes de la Comunidad de Madrid y solo los donantes con garantía de PCR negativa frente al coronavirus son aceptados”, explican desde el hospital.

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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