Compra ahora para poder visitarnos luego, la fórmula de las librerías para sobrevivir a meses de cierre
Opciones de venta alternativas y el compromiso de sus clientes ayudan a las tiendas madrileñas de libros a subsistir durante la crisis del coronavirus
Esther Gaitero y sus socios estaban a punto de terminar el pago del crédito que habían pedido para abrir en 2012 Molar Discos & Libros, una tienda en la calle de la Ruda, a solo un minuto de distancia del metro La Latina. La crisis del coronavirus ha sido un golpe que les ha devuelto a la casilla de salida. “Ahora nos toca endeudarnos de nuevo. Desde que abrimos no hemos conocido las vacas gordas, solo las flacas”, cuenta su dueña por teléfono, con resignación y buen ánimo.
Se convirtió en su propia jefa cuando, tras perder un trabajo que no le emocionaba, convenció al periodista Antonio Diniz Almeida y a la profesora Ana Sánchez para crear juntos su propio negocio. Sin tienda online con la que plantearse seguir en activo, los tres empresarios lanzaron un plan de bonos con los que comprar ahora libros y discos y recoger en la tienda cuando vuelva a estar activa, en un futuro que esperan no sea muy lejano. Un cartel del ilustrador gallego y madrileño de adopción Suso promociona esta idea en Internet. Es una de las alternativas de las pequeñas librerías de la ciudad durante el cierre forzoso de establecimientos. La trágica crisis sanitaria ha llegado en el peor momento para ellas, coincidiendo con la celebración del Día del Libro del 23 de abril, la segunda mejor campaña del año tras la navideña. En estas semanas se concentra entre el 30 y el 40% de la facturación anual, según estimaciones del Gremio de Librerías de Madrid.
En su primera semana a la venta, Molar ya ha vendido 200 bonos, que los clientes piden a través de su correo electrónico (molardiscosylibros@gmail.com). Son cifras que Gaitero no esperaba: ”Es solo un parche, pero ayuda mucho. Ha sido tan emocionante que casi nos echamos a llorar. Los clientes han demostrado que están deseando ayudar. Nos han demostrado lo que somos para ellos”. Hay quien compra los bonos desde fuera de Madrid, incluso desde el extranjero, a modo de regalo para animar a amigos y familiares que viven en la región. Esta forma de venta por anticipado que permite que las librerías no se queden durante meses con ingresos a cero ya se aplica en todo el país a través de la iniciativa Apoya a tu librería, alojada en la web Todos tus libros, de CEGAL (Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Librerías). “Y podría llegar a otras tiendas de barrio. En eso consiste el tejido social. El consumo es una forma de activismo, así que este tipo de acciones nunca sobran, teniendo en cuenta que las ayudas públicas no llegan a todos”, opina Gaitero.
La ya clásica Ocho y Medio, especializada en libros sobre cine, cumple este año su 25 aniversario en la calle de Martín de los Heros, justo en frente de varias salas que proyectan películas en versión original. Con suficiente espacio para alojar una cafetería y una terraza para los meses de buen tiempo, se ha convertido en un punto de encuentro para los madrileños que pasean por las calles cercanas a Plaza de España. También lo es para su propietaria María Silveyro.
“Lo que más echo de menos es charlar continuamente con la gente. Ahora me paso el día actualizando las redes sociales de la tienda para seguir en contacto con los clientes… y para no volverme loca”, confiesa desde su casa. Un grupo de arquitectos se reunía allí cada martes y, al menos un jueves al mes, un puñado de clientes montaban un cine-club: "Algunos de ellos me envían mensajes. Pensaba que iba a ser la última persona de la que iban a acordarse…”.
No los ve en persona desde que cerró el viernes 13 de marzo, aplicando un ERTE tras hablar con sus siete trabajadores. “Era la única manera. No esperábamos que esta situación fuera a ser tan terrible y tan larga”, lamenta. En este cuarto de siglo ha sobrevivido a otras crisis, como la económica de 2008 y la muerte de su marido y fundador de la librería Jesús Robles, “que fue la más dura, la que trajo la soledad”. Pero la batalla contra el coronavirus le resulta especialmente compleja, “porque está llena de incertidumbres”.
Su única fuente de ingresos en este tiempo es la que recibe a través de la plataforma Libelista, una red de librerías independientes que ofrecen un servicio de venta digital de proximidad. “Se trata de unir esfuerzos para competir con las grandes cadenas”, apunta su responsable de contenidos, Gerard Almirall. En condiciones normales, el usuario elige a qué librería quiere dar su apoyo con sus futuros pedidos. Luego selecciona los libros que quiere comprar dentro de un catálogo común y decide si quiere recibirlos en su casa o pasar a recogerlo en su establecimiento elegido. “Con el aislamiento social, se inició un debate entre las librerías con las que colaboramos en torno al uso de servicios de mensajería. Unas han decidido seguir haciendo envíos por correo y otras han preferido aceptar ahora el pedido y hacer la entrega cuando acabe el estado de alarma, como es el caso de Ocho y Medio”, explica Almirall. Según datos de Libelista, la plataforma ha doblado pedidos desde mediados de marzo y, en la última semana, los ha triplicado.
Son pequeños alivios ante un impacto que, en un primer momento, fue “terrorífico”, como lo define Pablo Bonet, secretario del Gremio de Librerías de Madrid. Hace más de un mes que iniciaron conversaciones tanto con el Ayuntamiento de Madrid como con la Comunidad y los ministerios de Cultura y Hacienda. “Hay buena voluntad, pero nada cerrado”, cuenta su portavoz. “Lo urgente en estos momentos es salvar vidas, pero es ahora cuando los gestores públicos tienen que escuchar nuestras ideas y diseñar un plan de acción que proteja a la industria cultural, aunque las medidas se apliquen cuando todo esto haya pasado”.
La Comunidad de Madrid anunció en enero de 2020 una compra generalizada a las librerías de la región para alimentar el catálogo de las bibliotecas públicas por valor de dos millones de euros. Es, de momento, “el único balón de oxigeno” con el que cuenta el gremio. La Comunidad puntualiza que “los plazos administrativos se han suspendido y esta compra se retomará con el estado de alarma se levante”. Bonet apunta a una fecha tentativa para la reapertura de librerías, si las condiciones sanitarias lo permiten: el mes de mayo. Y deposita sus esperanzas en un milagro que llegue “en un verano atípico, en el que se espera un éxodo menor de lo habitual, que nos permita recuperar parte de esas pérdidas”.
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