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El abogado de Oubiña, en el juicio contra ‘Fariña’: “Su vida ha empeorado tras la emisión de la serie”

El fiscal pide que se rechace la demanda y la petición de indemnización de 1,5 millones de euros invocando la libertad de expresión porque el excapo no acreditó los daños y perjuicios causados

Abogado Oubiña Fariña
El exnarco Laureano Oubiña, a la izquierda, este martes en los juzgados de Vilagarcía junto a su abogado.ÓSCAR CORRAL

Un nuevo revés judicial se cierne sobre Laureano Oubiña, el exnarcotraficante gallego que pasó más de 20 años en prisión. En esta ocasión, él es el demandante en un procedimiento civil contra el honor por el que ha sentado en el banquillo a la productora Bambú, a Atresmedia Corporación de Medios de Comunicación (Antena 3 TV) y a Netflix como distribuidora de la serie Fariña, que obtuvo récords de audiencia. Él y su difunta mujer, como principales personajes, fueron también protagonistas de ficción de escenas de contenido sexual que exacerbaron al excapo gallego por daños morales. Reclama por ello una indemnización de 1,5 millones de euros.

En la vista celebrada este martes en un juzgado de Vilagarcía de Arousa (Pontevedra), Oubiña denunció en boca de su abogado que su vida no ha vuelto a ser la misma desde que se emitió la serie. “La vida del señor Laureano Oubiña ha empeorado considerablemente tras la emisión de esta serie, porque se le retrata como una persona capaz de quitarle la vida a otra, violento, machista, traficante de cocaína, impotente, vicioso, infiel, arrebatado, mal padre, mal esposo, bruto, necio, vengativo, maltratador de mujeres, ignorante o mafioso”, ha expuesto el letrado Jorge Paladino Hernández.

Sin embargo, el ministerio fiscal ha solicitado al magistrado que desestime la demanda de Oubiña por intromisión ilegítima a su derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen. En su informe de conclusiones, el representante del ministerio público considera que los contenidos de la serie se encuentran bajo el amparo del “derecho a la libertad de creación”, por lo que no es posible exigirles “un criterio de veracidad que sería propio de la libertad de información”.

En línea con los tres abogados de la defensa, el fiscal concluye que “no ha habido intromisión ilegítima ni se han vulnerado los derechos” de Laureano Oubiña. También han coincidido sus tesis al alegar que el demandante no ha acreditado ni cuantificado ningún tipo de daño y perjuicio causado por el contenido de la serie en liza. Así, la acusación y las defensas creen que no hay base para reclamar los 1,5 millones de euros que el exnarcotraficante solicita solidariamente a los demandados, por lo que el caso ha quedado visto para sentencia.

En medio de una gran expectación mediática y ante un juicio que comenzó con más de hora y media de retraso, Oubiña acudió al juzgado en compañía de su abogado, aunque su presencia no era necesaria al no haber solicitado su interrogatorio la parte demandada. Aun así, el excapo gallego, de 77 años, llevaba bajo el brazo un ejemplar de su último libro, Desmontando Fariña, que saldrá a la venta los próximos días y apenas hizo declaraciones. “Me siento perfectamente tranquilo”, dijo. Al término de la vista, un Oubiña con gesto contrariado y casi mudo abandonó las dependencias judiciales a la espera de lo que dictamine la Justicia.

Sin embargo, la parte demandante sí pidió la declaración de los demandados, aunque ninguno de los testigos se personó, entre ellos las dos hijas de Oubiña y el periodista Nacho Carretero, autor del libro Fariña en el que se inspiró la serie. El turno de interrogatorios lo abrió el representante de Bambú Producciones, Ramón Campos. Sobre las escenas de índole sexual , el guionista y productor relató en su alegato que fue el propio Oubiña el que en parte inspiró esos planos al contarle al actor que interpretó al excapo que “como siempre tenían el teléfono pinchado, él y su mujer lo dejaban debajo de la cama en los momentos de intimidad”.

El ataque de las defensas

Campos también aludió en su declaración al carácter agresivo del personaje y alegó que era la impresión que había transmitido el propio Oubiña a través de sus declaraciones y entrevistas. Concluyó el productor incidiendo en las contradicciones del demandante, al que considera “un hombre cuyo honor no lo pone en peligro la serie Fariña sino sus propios actos”. Campos afirmó que un año después de emitirse la serie, el excapo le propuso a través de un correo electrónico que hiciera una sobre él, por lo que “darle la razón a Oubiña es poner en manos de esta gente las llaves de la censura”, subrayó el productor.

El representante de Netflix, Diego Ábalos, explicó que la serie se estrenó en agosto de 2018 y llegó a 2,5 millones de hogares españoles. Insistió en que el contenido de la serie está inspirada en hechos reales, pero que los contenidos han sido dramatizados para la ficción. El abogado de la plataforma incluso rescató frases pronunciadas por Oubiña en su página web como la que dice que “no aspira a limpiar su imagen porque no hay sosa cáustica que la limpie”.

Según argumenta la demanda, esa cantidad reclamada “es proporcionada al daño moral que se ha visto multiplicado dada la repercusión y audiencia obtenida por dicha emisión”. Oubiña aduce que la serie se emite en horario de máxima audiencia (prime time) y que el capítulo motivo de la demanda alcanzó el 21,5% de share a nivel nacional, y en la comunidad autónoma de Galicia, el 42,7%.

También infiere el exnarco en la demanda que tanto él como su difunta esposa son “citados nominalmente en la serie”, y recuerda que, aunque estuvieron detenidos por narcotráfico en la Operación Nécora, finalmente solo fueron condenados por delito fiscal en esta causa, tal y como recoge el ensayo de Carretero. La reproducción y distribución del libro que narra los orígenes y evolución del crimen organizado en Galicia fue paralizada como medida cautelar por una juez, un polémico secuestro que semanas antes de hacerse efectivo disparó la venta de ejemplares.

Esta es la segunda demanda que presenta Oubiña desde que fue excarcelado en 2017, después de encadenar tres condenas por tráfico de hachís por las que estuvo más de 20 años en prisión. El narcotraficante llevó al banquillo a Carmen Avendaño, dirigente del movimiento de madres de toxicómanos y presidenta de la Fundación Érguete, a la que acusó de haber insinuado en dos entrevistas radiofónicas que él también había traficado con heroína y cocaína. La demanda contra el honor fue desestimada al considerar que las insinuaciones de Avendaño “no eran injuriosas”, aunque para el juez era comprensible que sus expresiones “pudieron haber molestado al demandante”.

“Yo no voy a quedarme quieto, cualquier acusación que falte a la verdad la voy a denunciar. Ni tampoco voy a permitir que me sigan tachando de narcotraficante, porque para eso cumplí mis condenas con creces”, se defiende Oubiña. Su pasado ligado al contrabando de tabaco y al tráfico de hachís se recoge en sus memorias Toda la verdad, publicadas en junio de 2018, y ahora ha anunciado que prepara otra publicación que llevará por título Desmontando a Fariña. Oubiña cuenta en su libro todas las peripecias que vivió al margen de la ley y que vende con numeroso merchandising alusivo a aquella etapa en ferias y eventos, donde también promociona su faceta de viticultor con la venta de botellas de la variedad albariño, rioja y ribera del Duero. “Antes muerto que chivato” o “Rumbo cero” son algunas de sus marcas registradas.

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