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El PP y Vox cambian el minuto de silencio en Burgos: ya no es por la violencia machista sino por la “violencia familiar”

El primer pleno del nuevo Ayuntamiento rompe con la tradición de homenajear específicamente a las víctimas de la violencia de género

La alcaldesa de Burgos, Cristina Ayala, en el pleno celebrado este viernes.
La alcaldesa de Burgos, Cristina Ayala, en el pleno celebrado este viernes.EUROPA PRESS
Juan Navarro

El sello de Vox empieza a inundar la política y la simbología de los ayuntamientos en los que se ha coaligado con el PP. Burgos ha vivido en dos días cómo la nueva corporación, liderada por la conservadora Cristina Ayala, no colocó la bandera LGTBI en el balcón consistorial y cómo este viernes, en el primer pleno de la legislatura, ha comenzado con un minuto de silencio “por la violencia familiar”. La tradición política burgalesa marca que cada sesión empiece con 60 segundos de silencio por las víctimas de la violencia machista. Esta vez la alcaldesa ha explicado que lo extienden a la “violencia familiar”, como la sufrida por niños o ancianos. El gesto se une a la retirada de la concejalía de Igualdad anunciada en el pacto con la ultraderecha.

La impronta de la extrema derecha se ha evidenciado este viernes con la primera cita del reparto salido del 28 de mayo. La regidora, del PP, ha intentado argumentar la decisión en que “estamos absolutamente de acuerdo en que se produce un tipo de violencia contra las mujeres”, pero en lugar de dedicar ese reconocimiento simbólico a estas víctimas, ha anunciado que durante su mandato se llevará a cabo incluyendo a los menores y a los más mayores: “Ello no supone negar la violencia que sufren las mujeres, sino extenderla a la que sufren también los niños y mayores en el ámbito familiar”.

Este movimiento de Ayala, que tiene por vicealcalde al ultra Fernando Martínez-Acitores (Vox tiene en total cuatro concejales), entra en la lógica del pacto entre ultras y conservadores, ya que una de las claves del acuerdo entre ambos es la supresión del departamento de Igualdad. La alcaldesa ha convocado de urgencia esta sesión para abordar las bonificaciones del transporte público en la ciudad. En este primer encuentro consistorial ha intentado justificar su decisión en que no es la extrema derecha quien ha impuesto esta rectificación, sino que el PP lo planteó anteriormente en el Senado.

El nuevo modelo de minuto de silencio y la eliminación de la alusión específica a las mujeres víctimas de violencia machista ha indignado a la bancada socialista. El líder de la oposición y exalcalde socialista, Daniel de la Rosa, ha recordado en la sesión que esta tradición se hacía antes de cada pleno, incluso cuando gobernaba el PP en solitario y la ultraderecha no tenía peso local. “No es adecuado meter en el mismo saco varios tipos de violencia [...] los cuatro concejales de Vox han impuesto su criterio a los otros 23 ediles de la corporación”, ha argumentado De la Rosa, quien ha admitido que durante la pandemia el minuto de silencio se hizo extensivo a los afectados por el coronavirus. El exregidor explica a EL PAÍS que PP y Vox “han aprovechado esos minutos de silencio compartidos por otros temas para modificar el hacerlo por violencia machista, es la cuña del discurso de Vox”. De la Rosa detalla que la tradición lleva haciéndose desde 2001, tanto cuando ha gobernado el PP como el PSOE, y que “es simbólico pero relevante políticamente”.

Esta resolución de la coalición PP-Vox, que desbancó al PSOE pese a ser este la fuerza más votada, muestra la deriva adquirida por este y otros ayuntamientos donde la extrema derecha resultó decisiva para conformar mandos. Al igual que en Valladolid, con la misma composición consistorial, ha desaparecido la sección de Igualdad y esta semana, que se celebra el Orgullo LGTBI, no se han colocado las banderas arcoíris en los balcones del Ayuntamiento, como era habitual en legislaturas anteriores.

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, en comunicación corporativa, buscándose la vida y pisando calle. Graduado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS.

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