Muletas, sillas de ruedas, operaciones y mítines: la campaña electoral de los políticos lesionados
Varios candidatos adaptan sus agendas y actos a diversos accidentes ocurridos antes de las elecciones
La silla de ruedas circula sobre la moqueta. Dos muletas se apoyan en una silla donde suelen sentarse visitas al despacho consistorial de Valladolid. La entablillada pierna del alcalde, Óscar Puente (PSOE), se cuela en conversaciones sobre proyectos para la ciudad o en visitas ministeriales. El regidor sufrió una rotura en el cuádriceps en precampaña y la lesión ha marcado el paso de sus actos y comparecencias. La agenda depende del dolor. “No sé si genera simpatía o empatía, pero maldita la gracia”, protesta Puente, recién unido al grupo de políticos accidentados en semanas donde deben multiplicarse. Puente, Francisco Guarido, primer edil de Zamora (Izquierda Unida); Lourdes Aznar, candidata a alcaldesa de Crevillent (Alicante, PP); o Francisco Igea, aspirante a la Junta de Castilla y León en 2022 (Ciudadanos), han sufrido percances o dolencias inoportunas ante las que adaptarse sin reposo.
El primer edil pucelano atiende en silla de ruedas y la pierna derecha en alto. “Estar de pie o con la rodilla sin hielo me mata”, detalla Puente, que a sus 54 años resbaló al visitar una obra. “Lo peor es no descansar, es una faena”, relata el político, cuya agenda baila según cómo se encuentre y su capacidad para resistir con las muletas. El vallisoletano recibió este lunes en el ayuntamiento a gerentes de una empresa eslovaca interesada en invertir en la ciudad y a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, con quienes bromeó antes de abordar los últimos flecos. La acogida en el gremio ha sido amable, valora, con sus rivales preocupándose. Mismo cariño en la calle, con vecinos preguntándole cuando lo ven cojear por la plaza Mayor o pelear con los escalones del Consistorio. El odio llega vía redes sociales. Un vídeo recogió sus lamentos al lesionarse y pronto se viralizó, acarreando burlas o insultos “poco sorprendentes” para Puente: “La gente es súpermaja pero en Twitter está lo peor de cada casa, el 28 de mayo igual lloran ellos”.
Cada detalle cuenta en periodos electorales como este, con alcaldías o regiones disputándose por unos votos. El politólogo Eduardo Bayón apunta a ese “25% o 30% de indecisos hacia quien giran las campañas” y cree que estos episodios “humanizan salvo a figuras construidas en masculinidades a la antigua usanza”. Otra cosa, insiste, son las urnas. “Es difícil enjuiciar si moviliza votos, si ocurre es por ser proclive. Ese hecho puede dar cierto protagonismo, pero se solapa con cierta incapacidad. Si no implica perder visibilidad, muestra humanización y hasta puede favorecer”, aprecia el experto, todo según el perfil del implicado: el presidente estadounidense, Joe Biden, de 80 años, no puede permitirse evidenciar debilidades. El afectado evita análisis: “No sé si genera simpatía o empatía, pero maldita la gracia”. Quizá, medita, a quienes lo tildan de “arrogante” les atenúe esa percepción. La consultora política y profesora universitaria vallisoletana Alicia Gil-Torres incide en quienes dudan a quién votar: “Es duro decirlo, pero el candidato muestra ser mundano, como las hordas de ultraderecha se han reído de él los indecisos pueden alinearse con el débil”.
Las primeras acciones de precampaña dejaron el pie izquierdo de Lourdes Aznar, de 51 años, “como la pata de un elefante”. La alcaldable de Crevillent (Alicante, 29.000 habitantes), del PP, se rompió el peroné y los ligamentos del pie hace unas semanas y ha lidiado con escayolas, muletas y recomendaciones médicas varias que no ha podido atender del todo ante la exigencia del momento: “No hay fórmulas mágicas”. Aznar se lesionó con un resbalón, un “horror” poco a poco superado con la ayuda de su equipo y de sus hijos, uno de ellos fisioterapeuta. Los dolores de ese “pie morado” van remitiendo entre algún susto que la hizo “casi besar el suelo”. A última hora de las tardes, confiesa, se paga el peaje de tantas horas de actividad. “La gente ha sido encantadora; de la oposición… alguno sí y otros no”, desliza la aspirante. “¡Ya queda menos!”, celebra, tras semanas sin tregua incluso grabando vídeos poco después de dañarse la pierna.
La desdicha también llegó a Zamora. El regidor, Francisco Guarido (IU, 65 años), sufrió un desprendimiento de retina poco antes de la carrera por revalidar cargo. “Es una operación grave, de recuperación larga y lenta, no veré nada durante un mes”, asume. “El oftalmólogo recomienda reposo, sé su opinión y seguiré sus recomendaciones pero tengo un trabajo que hacer”, sostiene el candidato, necesitado de “un lazarillo”. Guarido debe permanecer muchas horas sentado, con la cabeza erguida, y evitar el estrés. La oposición, agradece, no azuza demasiado: “Somos gente educada, nunca hemos tenido plenos crispados y se lo alabo. Se puede discrepar desde la cordialidad, es fundamental en política y ahora también para mí. Debatir sosegadamente da gusto”.
El coronavirus también apareció en otras campañas. Francisco Igea (Ciudadanos, 59 años) sobrevivió al hundimiento de su partido en Castilla y León en 2022 y aguantó como parlamentario tras ser cesado como vicepresidente por Alfonso Fernández Mañueco (PP). Igea no pudo enfrentarse a él y al socialista Luis Tudanca en un debate por estar confinado. “Fue una experiencia, hicimos una virtud del problema, nos permitió protagonizar el debate y no desaparecer en campaña”, recuerda Igea. Para él, estas incidencias “humanizan” porque la ciudadanía “nos suele ver como ajenos, es bueno que nos vean sujetos a las debilidades de todo el mundo”. Eso sí, que nadie se confíe tras el 28 de mayo: Igea fue ingresado por una arritmia al poco de aquellas elecciones. Imposible bajar la guardia.
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