Yolanda Díaz entra en campaña para reivindicar la “estabilidad” del Gobierno frente al “fracaso” de las coaliciones de la derecha
La vicepresidenta segunda debuta en la contienda electoral en Castilla y León a tres días de la votación
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha desembarcado este jueves en la campaña de Castilla y León para apoyar al candidato de Unidas Podemos a la presidencia de la Junta, Pablo Fernández. A tan solo un día del cierre de los mítines, Díaz ha visitado Castronuño, un municipio vallisoletano de 825 habitantes gobernado por IU y de tradición comunista, una rareza en esta provincia. Allí, ha reivindicado la “estabilidad” del Gobierno frente a las coaliciones de la derecha. “Fíjense cómo ha acabado la de Castilla y León. Son un desastre”, ha manifestado en declaraciones a los medios a mediodía, antes de comenzar el único acto en el que participará en esta campaña, en el que ha reunido a unas 400 personas.
“Nos jugamos que el partido del odio entre en la sanidad, la educación y la dependencia de nuestras familias”, ha alertado Díaz frente a la estatua La Cantarera, un monumento homenaje a las mujeres que el dirigente de CC OO, Unai Sordo, cuyos padres nacieron en el municipio, le recomendó visitar. “Lamento no tener una derecha a la altura de la derecha europea, que haga un cordón democrático, que no sanitario, a las fuerzas que están fuera del sistema”, ha añadido Díaz, antes de animar a la izquierda a movilizarse el domingo. El candidato de su partido, Pablo Fernández, feliz de contar con la presencia de la líder política mejor valorada en las encuestas, ha presentado a la ministra como “ejemplo de la política útil” que UP quiere desarrollar en la Junta de Castilla y León tras 35 años de Gobierno del PP.
Aunque la cita lleva semanas marcada en la agenda, la vicepresidenta apenas confirmó su presencia en Castronuño el pasado domingo. Las negociaciones para lograr la convalidación de la reforma laboral en el Congreso acaparaban hasta hace ocho días toda su atención e inmediatamente después de aprobarla, priorizó la convocatoria de la mesa del diálogo social para la subida del salario mínimo. “Estos días no he podido venir. Creo que ya saben ustedes por qué”, se ha disculpado. Al margen de sus obligaciones en el Ministerio de Trabajo, la política gallega lleva meses marcando distancias con Podemos. Lo hace en sus declaraciones públicas —dijo que las formaciones políticas son percibidas como un “obstáculo”— pero también cuando evita acudir a los eventos de la organización, como la universidad de otoño del pasado octubre. Tras la campaña en Madrid que culminó con la retirada de Pablo Iglesias, la nueva líder de Unidas Podemos ha medido sus intervenciones junto a otras ministras del grupo y el mismo día que se anunció el adelanto electoral en Castilla y León, se apresuró a diferenciar su futuro proyecto político de cualquier candidatura en la comunidad, por mucho que en estos comicios el partido de Ione Belarra haya sumado por primera vez a Izquierda Unida, Alianza Verde y otros colectivos.
“Lo que nos jugamos es un Gobierno de progreso, una coalición estable como la que representa el Gobierno de España”, ha defendido Díaz de nuevo ya durante el acto celebrado en un anfiteatro abarrotado con vistas al Duero. “No hay mayor inestabilidad que las coaliciones de la derecha. Todas son un fracaso”, ha añadido antes de afirmar que la campaña es fruto del “fracaso, la inacción y la incapacidad de diálogo de las fuerzas de la derecha”. En este sentido, ha reivindicado su Gobierno de coalición con el PSOE. “Somos un ejemplo”, ha señalado. “Pensamos diferente, pero seguimos trabajando para la gente”.
“Nos jugamos que el partido del odio forme parte de la gestión de la vida de las mujeres, de las decisiones en materia sanitaria, en la educación de nuestros hijos, en las residencias de nuestros mayores”, ha repetido también en su discurso en alusión a Vox, que ha situado una carpa de su partido a escasos metros del acto liderado por la vicepresidenta.
La visita a la localidad vallisoletana de Castronuño había comenzado pasadas las 11.00 con una reunión en el consistorio encabezada por el alcalde Enrique Seoane, de la agrupación IU-Castronuño Toma la Palabra. Al bajarse del coche, Díaz fue recibida entre aplausos por una treintena de vecinos, que, curiosos, desenfundaban sus teléfonos para grabar el acontecimiento. “No me la quiero perder”, comentaba una mujer de mediana edad que apuraba el paso para grabarla. “¡Guapa!”, la piropeó antes de plantarle dos besos mientras la felicitaba por el acuerdo con los sindicatos para subir el salario mínimo a 1.000 euros anunciado el miércoles. Durante el mitin, la vicepresidenta citó la obra de Miguel Delibes El disputado voto del señor Cayo para denunciar que “la política no es politiqueo”, sino “gobernar para trabajar para la gente”. “Dejemos de convertir la política en un espectáculo, hasta el bochorno de decirnos el señor [Alfonso Fernández] Mañueco que va a defender el castellano en Castilla y León”, criticó Díaz arrancando las risas de un auditorio entregado. La vicepresidenta abandonó la localidad sobre la una de la tarde, después de atender numerosas peticiones para fotografiarse con ella.
Crítica a Mañueco por el salario mínimo
Yolanda Díaz ha criticado este jueves la postura del presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, sobre el acuerdo para elevar hasta los 1.000 euros el salario mínimo. “Le escuchaba oponerse. ¿Sabe a cuántas personas le va a afectar? Más de 73.000 trabajadores. ¿Quién demonios puede votar y acompañar un proyecto político que se pone en frente de los trabajadores?”
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