La rectificación de Bildu abre un nuevo escenario
La denuncia de Covite sobre la inclusión en las listas de condenados de ETA en el partido de Otegi y la instrumentalización por parte del PP para atacar al Gobierno y al PSOE han sido claves en la decisión del partido ‘abertzale’
La rectificación de EH Bildu, con la renuncia de siete candidatos exmiembros de ETA condenados por delitos de sangre a ser concejales, es una victoria de las víctimas del terrorismo y, particularmente, de Covite, la asociación mayoritaria vasca, que fue la asociación que lo denunció y exigió a los partidos adoptar medidas. Su denuncia ha sido clave en la decisión de la coalición abertzale.
Hay que recordar que en el décimo aniversario del final del terrorismo, en octubre de 2021, Bildu se comprometió a evitar con sus actuaciones añadir más daño a las víctimas del terrorismo etarra. La inclusión en sus listas electorales de siete candidatos condenados por delitos de sangre vulneraba ese compromiso y con él se jugaba la credibilidad de su apuesta de acercamiento a las víctimas de ETA, cuya primera muestra significativa había sido la prohibición de los ongi etorris, los recibimientos públicos de los etarras excarcelados. Paralelamente, Bildu llevaba tiempo participando en los homenajes a víctimas de ETA que les han permitido.
El temor de que se interpretara que Bildu reculaba en su compromiso hacia las víctimas de ETA suscitó la preocupación entre sus dirigentes cuando Covite denunció listas con condenados por delitos de sangre. La formación abertzale había seguido la inercia de elecciones anteriores de respetar las listas procedentes de las asambleas municipales y sus dirigentes no estuvieron diligentes en comprobar si había candidatos que en el pasado hubieran sido condenados por pertenecer a ETA. Tampoco quisieron confrontar con las propuestas procedentes de la base.
Los dirigentes de Bildu también quedaron sorprendidos, un tanto ingenuamente, del revuelo mediático sin precedentes respecto a ocasiones anteriores en que habían aparecido en sus listas exmilitantes de ETA y comprobaron cómo el PP utilizaba las listas no tanto para atacarles a ellos como para hacer del ataque al Gobierno y al PSOE el eje de su campaña por sus pactos parlamentarios. La lista hacía el juego al PP y perjudicaba los intereses políticos de Bildu.
La preocupación estuvo latente en la formación vasca todo el fin de semana y algunos de sus dirigentes reconocían informalmente el grave error cometido, sin atreverse a asegurar lo que ha terminado sucediendo este martes: la retirada de las listas de los siete condenados por delitos de sangre. Estos no han presentado ningún obstáculo a los dirigentes de Bildu, como refleja su comunicado en el que, además de su compromiso con las víctimas y su apuesta por vías exclusivamente políticas, señalan significativamente que no pretenden legitimar a ETA con sus conductas.
Reconociendo su positiva rectificación, a Bildu le falta aún sensibilidad para entender que la sociedad ha evolucionado en su empatía hacia las víctimas, protagonistas del debate después de muchos años de marginación. Su pendiente autocrítica por su pasada complicidad con el terrorismo es una necesidad cada vez más apremiante.
Curiosamente, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en vez de presentar la rectificación de Bildu como una victoria de Covite y un triunfo de la convivencia, ha vuelto a jugar con el “contra peor, mejor”. Ha atribuido al PP la rectificación de Bildu y ha vuelto a atacar al PSOE, que también denunció la presencia de exetarras en las listas de Bildu, por sus pactos parlamentarios con Bildu.
Feijóo tiene un grave problema de credibilidad en sus ataques al PSOE porque el PP vasco ha pactado reiteradamente con Bildu en los ayuntamientos y en el Parlamento autónomo y dirigentes populares como Borja Sémper y Javier Maroto han defendido su trato normalizado, como este martes le recordó Sánchez. Además, los pactos parlamentarios del Gobierno con Bildu se han producido en el terreno socioeconómico y no en el de las reivindicaciones identitarias que cuestionen el marco constitucional, como la autodeterminación.
Feijóo mostró este martes su orfandad programática en temas locales y autonómicos al sacar a relucir a ETA, que renunció al terrorismo hace más de 11 años y se disolvió hace cinco, para atacar al PSOE, que también fue objetivo de la organización terrorista y tomó la iniciativa política en ese combate con los pactos antiterroristas de 1988, de 2000 y con el reconocimiento a las víctimas.
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