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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un elefante en Les Corts Valencianes

La única forma de romper con Mazón y el legado que este representa sea obligarlo a dejar su escaño y, por tanto, renunciar a su aforamiento

El poeta ruso Ivan Krylov escribió una fábula titulada El hombre inquisitivo en el año 1814. En ella, el protagonista visita un gran museo y queda absorto y obnubilado ante la gran cantidad de maravillas que ve a lo largo de la jornada. Su interlocutor, en cambio, queda absolutamente fascinado al advertir que el protagonista había sido capaz de observar una cantidad ingente de detalles, pero no se había percatado de que, entre las diferentes obras, también había un elefante paseándose por la sala. “¿Está seguro de que tienen un elefante?”, preguntaba carraspeando el protagonista.

Esa misma sensación tuve mientras comentábamos en la radio la investidura de Juanfran Pérez Llorca como presidente de la Generalitat. Si bien el nuevo Molt Honorable expuso numerosas cuestiones que quería abordar como president —y lo hizo con un tono conciliador, pese a las obligadas concesiones hacia Vox— pareció olvidarse de un gran elefante que, a día de hoy, sigue formando parte del paisaje de Les Corts Valencianes: Carlos Mazón Guixot.

Mazón dimitió como president. Y lo hizo gracias a la enorme presión del Pueblo valenciano en las calles, especialmente la de unos colectivos de víctimas a los que se negó a recibir, a escuchar y, lo que es más grave: a pedir perdón. Sobre todo, después de que la imagen del autogobierno valenciano cayera por los suelos aquel día en que Mazón se atrevió a participar del funeral de Estado de las víctimas de la barrancà. Y que lo hiciera a pesar de que estas le pidieran encarecidamente que no fuese.

Sin embargo, Juanfran empieza bien. Marcando distancia con aquel que le dio el poder, al mismo a quien abrazaba con fervor en la foto que presidía su despacho. Al fin y al cabo, tenía razón mi amigo mexicano Santi cuando me contó aquella frase del refranero de su país, que reza que, en política, “la moral es un árbol que da moras”. Pero sobre todo empieza bien con su anuncio de que su primer acto como president será el de pedir perdón públicamente a las víctimas. Un perdón necesario, sin lugar a dudas, para comenzar una nueva etapa política en la Comunitat Valenciana.

Todo esto suena estupendo, pero volvamos por un momento al caso que nos ocupa. Volvamos al elefante. Pérez Llorca evitó en todo momento referirse a Carlos Mazón durante su discurso. Un Mazón que apenas estuvo 17 minutos en Les Corts, que apenas fue saludado por el nuevo president y que se marchó antes de la foto de grupo que se hicieron los populares tras conseguir sacar adelante la investidura. Y sí, un president que ha borrado su cuenta de Twitter y de Facebook y se ha hecho privado su perfil de Instagram. Parece que quien se disponía a comerse el mundo con su discurso de 5 horas en el retorno del curso político en septiembre ya no tiene nada más que decirle al mundo. Al menos, durante un tiempo.

El nuevo relato del Partido Popular se dibujó muy bien durante las declaraciones de la exconsellera Salomé Pradas en Salvados, como bien reflejó el brillante exsíndic socialista Manolo Mata a través de Twitter: Mazón es un frívolo, todas las administraciones son responsables y lo más importante son las víctimas. Pero, en política, de nada sirve un relato cuando alguien no es creíble. Quizás, por muy duro que sea para su otrora escudero Pérez Llorca, la única forma de romper con Mazón y el legado que este representa sea obligarlo a dejar su escaño y, por tanto, renunciar a su aforamiento. Si no, con las víctimas y miles de personas todavía en las calles, quizás seguiremos teniendo un elefante en Les Corts Valencianes.

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Jordi Sarrión-Carbonell

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