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Los malabares de Mazón para escabullirse de la dana: de no tomar el mando único a cambios de versión

El ‘president’, que no declaró tras la inundación el máximo nivel autonómico de emergencia catastrófica, no ha dejado de adaptar su argumentario a una estrategia de defensa penal

El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, durante un acto celebrado en el Palacio que acoge la sede del Gobierno autónomo en Valencia, este martes.Foto: Mònica Torres | Vídeo: EPV

Acorralado por los autos de Nuria Ruiz Tobarra, la jueza de Catarroja (Valencia) que investiga la dana que causó la muerte a 225 personas y la desaparición de otras tres, el presidente valenciano, Carlos Mazón, ha modificado en los últimos cuatro meses y medio su argumentario sobre su responsabilidad. Silencios, cambios de versión o mentiras explícitas componen un corolario de situaciones que se sustancia en eludir públicamente cuestiones incómodas hasta que son preguntadas por la magistrada. Entonces, la maquinaria burocrática de la Generalitat confiesa in extremis la verdad en el juzgado. Y evita así que se ponga en marcha el mecanismo para pedir la imputación de altos cargos aforados como Mazón. Estos son algunos ejemplos de la estrategia para escabullirse:

Emergencia catastrófica. La dana del 29 de octubre fue una tragedia de difícil comparación en la historia de la Comunidad Valenciana por sus efectos devastadores. Sin embargo, la Generalitat no declaró posteriormente la máxima calificación prevista en su Ley de Protección Civil y Gestión de Emergencias, la “emergencia catastrófica”. Si lo hubiera hecho, Carlos Mazón habría asumido el “mando único y la dirección de todas las actividades de la emergencia”, según la norma. Y se habría convertido no solo en el responsable político, sino también en el mando único. La competencia continuó en manos de la entonces consejera de Interior y Emergencias, Salomé Pradas, ahora imputada por su actuación el día de las inundaciones.

A vueltas con la llegada al Cecopi. Tras meses de evasivas y pirotecnia verbal, Mazón confesó el 7 de marzo que desembarcó en la reunión del dispositivo de emergencias a las 20.28 horas, 17 minutos después del envío de la alerta a móviles y tres horas y media después del inicio del encuentro. Acuciado por un requerimiento judicial, el popular modificó así el argumentario que él mismo había construido tras la riada y que sostenía que aterrizó en el Cecopi “pasadas las 19.00″. El mandatario todavía no ha aclarado qué hizo entre las 14.30 y las 20.28 del día de la la riada. Se sabe que esa jornada comió con una periodista en el céntrico restaurante valenciano El Ventorro para ofrecerle la dirección de la televisión autonómica, según la versión de la Generalitat, pero sus movimientos desde la sobremesa hasta la noche son una incógnita. La jueza ha rechazado una petición de Podemos, que ejerce la acusación popular, de pedir a la Policía que indique dónde se encontraban los escoltas de Mazón la misteriosa tarde. Una pesquisa que podría haber despejado la incógnita de la ecuación.

El president, al margen de la alerta. Mazón ha tratado de desvincularse de uno de los grandes agujeros negros de la gestión de la dana: el envío tardío de la alerta a móviles. El mensaje se remitió a las 20.11 horas, cuando ya había numerosos muertos y desaparecidos en Paiporta o Catarroja. Desde la mañana, la televisión pública À Punt ya estaba emitiendo en bucle secuencias de rescate. Para blindar al barón popular de esta negligencia, que según la jueza costó vidas, su Ejecutivo admitió a la instructora el pasado 14 de febrero que la decisión de activar el botón rojo del aviso a los teléfonos fue del Cecopi y matizó que este dispositivo estaba dirigido el día de la riada por Salomé Pradas. El Consell, además, amplió el ángulo de su dedo acusador y extendió la sombra al Gobierno al resaltar que, entre los 29 integrantes del Cecopi, figuraba la delegada del Gobierno, la socialista Pilar Bernabé. La secuencia posterior es conocida: al ser destituida tras la dana, Pradas deja de estar aforada y, desde este lunes, figura como imputada. La exconsellera, a su vez, endosa la culpa de que la alerta a los teléfonos se enviara tarde y de forma errónea ―se ciñó solo a desaconsejar desplazamientos― a los técnicos. Y la magistrada califica esta actitud de balones fuera de “extraña”. E insiste en que la Generalitat era la única administración responsable de gestionar la tragedia y Pradas, entonces consejera de Mazón, su “máxima autoridad” en la crisis.

“No sabíamos qué ocurría”. Mazón y su núcleo duro siguen manteniendo la tesis de que si la Generalitat no actuó con celeridad en la dana fue porque carecía de información fiable de “organismos gubernamentales”. Alude así a las alertas sobre la magnitud de las lluvias torrenciales de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) o la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Y achaca un supuesto apagón informativo perpetrado por la primera entre las 16.13 y las 18.43 horas que dejó sin datos de calidad a la Generalitat. “El Gobierno no nos había informado del desbordamiento del barranco del Poyo el 29 de octubre”, justificó Mazón el 7 de marzo en referencia a las letales inundaciones que desató esta infraestructura en Chiva, Paiporta o Catarroja. El Consell, tal y como recordado la instructora en su último demoledor auto, acumulaba datos suficientes para advertir de la dimensión de la tragedia. Junto a los informes de Aemet y la CHJ, manejaba información de su propio servicio de atención de emergencias telefónico, el 112, que desde primera hora de la tarde de la jornada de la dana recibió centenares de llamadas de desesperación de municipios como Chiva o Cheste, donde nace el barranco del Poyo. En total, 15.000 de estas comunicaciones llegaron antes del envío de la alerta a móviles.

Audios recortados y medias verdades. La guerra del relato se gana en redes y, por eso, la guardia pretoriana de la Generalitat compartió en algunos medios un audio recortado de una conversación el día de la dana entre una operadora de Aemet y otra de Emergencias de la Generalitat. La versión mutilada de la grabación, que Mazón divulgó en su cuenta de X, venía a evidenciar que el organismo estatal quitaba al mediodía mucha importancia al temporal. La charla íntegra, sin embargo, demostró una burda manipulación y que Aemet informó al Consell de que lo peor de la riada llegaría entre las 15.00 y las 18.00 de la aciaga jornada.

Transparencia sui generis. “Dar la cara ante la ciudadanía es tanto nuestra obligación como nuestra convicción”. Mazón apeló a este principio durante su comparecencia en las Cortes Valencianas dos semanas después de la tragedia. Cuatro meses y medio después, el barón popular ha esquivado actos públicos y encuentros multitudinarios como la Crida, pistoletazo de salida de las Fallas, o las mascletàs. El president ha evitado también reunirse con las víctimas y asociaciones de damnificados. Y encadena abucheos callejeros en actos público al grito de “Mazón dimisión”.

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