Un archivo histórico moderno para Castellón que aguarda fecha de apertura y contenido
Urtasun oficializa la cesión al Consell del edificio, con una inversión de 13,3 millones y cuyo diseño, con cubierta descontaminante, lo convierte en el primero estatal con la máxima certificación energética
El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha formalizado este jueves la cesión a la Generalitat Valenciana del nuevo Archivo Histórico Provincial de Castellón. El Consell asume desde ahora, dos años después de la finalización de las obras de reconstrucción, la gestión de la infraestructura cultural, en la que el Ministerio ha invertido 13,3 millones de euros para levantar unas instalaciones de Clasificación A gracias a un trabajo arquitectónico que blinda su sostenibilidad y eficiencia energética.
Poco queda —salvo la simbólica escalera central— del antiguo CUC, el Centro Universitario de Castellón, sobre el que se levanta el nuevo archivo, que aplasta con su sello verde la letra G de la certificación del excampus universitario. Urtasun ha apelado a la “deuda histórica” que se salda, a través de este inmueble, con Castellón, “la única provincia que carecía de sede propia para su archivo, parte de la memoria colectiva”.
El diseño reduce la demanda energética, mientras los sistemas de climatización, iluminación y ventilación permiten alcanzar la eficiencia para los usos y demandas requeridos por el edificio, cuyo consumo se cifra en 21,89 Kw/m2 año. Cuenta, además, con cubierta descontaminante y la incorporación de producción de energías renovables a través de la cubierta fotovoltaica, que ha permitido la citada Certificación Energética Calificación A, la primera que recibe un edificio del Estado, ha confirmado el ministro.
La creación de este edificio adecuado “a las necesidades de un archivo del siglo XXI” sustituirá a las antiguas instalaciones de la Biblioteca Pública de la capital, que sigue custodiando todo el fondo documental provincial. La Consejería, gestora del inmueble, no da fecha de apertura para las instalaciones, cuyas estanterías permanecían completamente vacías este jueves. Tampoco se ha procedido aún a la contratación de personal, con la salvedad de su cargo directivo.
El ministro ha destacado durante el acto de ‘entrega de llaves’ que la cesión al gobierno valenciano es fruto de un “ejercicio de cooperación y colaboración institucional”, como ya se viera en los esfuerzos realizados para recuperar el patrimonio documental e histórico dañado en los municipios afectados por la dana, que custodian 10.000 metros cuadrados de Feria Valencia.
Un esfuerzo destacado también por el conseller de Educación, Cultura, Universidades y Empleo, José Antonio Rovira, que ha sido increpado tanto a su llegada como a la salida del acto por representantes de STEPV-Intersindical Valenciana y la Plataforma per l’Ensenyament, que han pedido su dimisión —y la del presidente Mazón— y reivindicado la enseñanza en valenciano y una apuesta por la escuela pública.
Rovira ha indicado que, una vez con la gestión del archivo en manos del gobierno valenciano, urge “terminar los últimos flecos del equipamiento y quitar las vallas del perímetro exterior para abrirlo a la ciudadanía” y convertirlo en un “espacio vivo” que sea la base de “una sociedad informada y consciente de su historia”. No ha aclarado fecha de apertura, ni de traslado de los primeros documentos, entre los que figuran joyas como “un pergamino de 1282 que contiene una escritura del notario Genar Rabasa donde confirma la asignación de términos en Onda y Borriol” y que es, dice, el más antiguo que se conserva.
El Archivo Histórico Provincial de Castellón cuenta con una superficie útil interior de 5.809,69 metros cuadrados y una superficie construida total de 7.030,19 metros cuadrados, dispuestos en planta baja, cuatro plantas sobre rasante y planta técnica en cubierta.
Los depósitos ocupan las cuatro plantas superiores en su totalidad, mientras que en la planta baja se ubican las áreas públicas (sala de exposiciones, sala polivalente y salas de consulta), el área privada (administración, dirección y oficinas) y el área reservada (clasificación, ordenación, conservación, laboratorio…). Están distribuidas de forma que se garantiza la seguridad y la conservación, al tiempo que visitantes y trabajadores disfrutan de un espacio ordenado y cómodo.
En la reforma destaca la creación de un espacio público exterior, un atrio de entrada, alejado del tráfico, que funciona como elemento de identificación del acceso principal y como espacio de mediación entre el entorno y la entrada. Además, permite poner en valor el zócalo con el que el edificio se muestra. El porche a doble altura enmarca el acceso, acompaña y muestra al visitante, a modo de escaparate, la entrada y las áreas de uso público y de exposición, potenciando así la relación del archivo con los ciudadanos.
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