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Fanzara se queda sin festival de grafiti tras 10 años por la nueva norma municipal del PP

La edición 2024 de este verano se cancela por la ordenanza de fachadas que fija un cribado de los murales antes de pintarse e la organización de la cita exige retirar

Una imagen del festival de grafiti de 2023.
Una imagen del festival de grafiti de 2023.Carme Ripollés

Desde esta semana, Fanzara, una localidad del interior de Castellón que apenas roza los 300 habitantes, tendría que ser un hervidero de arte con su consecuente trasiego de artistas y visitantes. Desde este jueves y hasta el próximo domingo sus calles se habrían convertido en una macro galería al aire libre de la mano del Museo Inacabado de Arte Urbano (MIAU), la cita que ha situado al pueblo en los circuitos internacionales del street art. Pero la que tendría que haber sido la novena edición desde su arranque en 2014 -hubo dos, la de 2020 y 2021 suspendidas por la pandemia- no se celebrará.

Tras las últimas reuniones con el ayuntamiento, no se ha llegado a un acuerdo respecto a la ordenanza municipal de fachadas que veta la libertad de expresión en las creaciones del MIAU al exigir un boceto previo de las obras antes de su selección y materialización en las paredes de las casas, los lienzos que sustentan las obras de este museo sin puertas ni tickets. Se impulsó tras las quejas vecinales que, según el consistorio, suscitó el año pasado el mural de Elías Taño, arropado bajo la frase “la única patria digna de este país aún sigue en cunetas”, del tema ‘Patria Digna’ compuesto en 2013 por los cantantes Toni Mejías (Los Chikos del Maíz) y Pablo Sánchez de La Raíz.

La organización, que defiende la “legalidad” de la obra, ha pedido en reiteradas ocasiones la retirada de la ordenanza, que sigue en tramitación.

El consistorio “no quiere resolverla”, indican las mismas fuentes. Desde el MIAU inciden en que con la ordenanza en vigor “no podemos llegar a ningún acuerdo”. Y advierten de su ilegalidad: en contenidos, porque “vulnera la Constitución y un derecho fundamental como es la libertad de expresión” y “administrativamente, porque no se realizó un trámite preceptivo como es la consulta pública previa según establece la ley 39/2015 de Procedimiento Administrativo”. “Nos sentimos indefensos porque al no hacer esa consulta no sabemos qué ha motivado la normativa”.

Además, recuerdan, según la misma ley, las administraciones públicas están obligadas a resolver de forma expresa en el plazo improrrogable de seis meses, tiempo que ya ha transcurrido.

Desde la organización del MIAU pusieron en conocimiento del Síndic de Greuges la omisión de este paso clave en la tramitación de la ordenanza como es la consulta pública previa y el proceso de participación ciudadana, según la citada ley. A este respecto, el Síndic solicitó al consistorio un informe en el que aclarara “si ha efectuado consulta pública durante la tramitación de la Ordenanza de Fachadas o, en caso contrario, razones por las que se ha omitido dicho trámite”. También le pedía información sobre el “estado actual de la tramitación de dicha Ordenanza de Fachadas de esa localidad”.

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El consistorio contestó fuera de plazo apelando a la falta de medios, un argumento no válido para el Síndic. “La alegada falta de medios para responder no puede servir de pretexto para incumplir con las obligaciones legales”, le recuerda. “El Ayuntamiento de Fanzara no ha colaborado con esta Institución, ni ha cumplido nuestras principales consideraciones”, constata el Síndic en el escrito de cierre del expediente firmado el pasado 3 de junio.

“Que la edición iba a caer ya lo dábamos casi por hecho. Normalmente abrimos la convocatoria artística en enero, para su celebración en julio; organizarlo nos lleva seis meses, pero estaba ahí la esperanza de que esto se pudiera haber resuelto y, acelerando trámites, haber llegado”, dice Javi López, cofundador de la cita artística junto a Rafa Gascó.

La ordenanza impulsada por el equipo de gobierno del PP -el primero popular que logra la alcaldía de Fanzara en los nueve años de trayectoria del MIAU- “intenta controlar lo que se va a pintar y eso no tiene cabida en el proyecto”. El texto recoge en su artículo 2 que “todas las intervenciones artísticas u obras de arte que vayan a ser pintadas, serán supervisadas previamente por el ayuntamiento”, al que se deberá entregar “un boceto de la intervención a realizar en aras de obtener la correspondiente autorización”.

El alcalde, el popular Marc Diago, justificó en su día la normativa como “medida para evitar que haya pinturas de carácter político que puedan atacar a alguien” y esquivar “conflictos en el pueblo”, en alusión al mural de Elías Taño para la octava edición del MIAU, en julio de 2023.

“Desde el ayuntamiento dicen que hubo vecinos que se quejaron y pidieron que censuráramos el mural. No hay ningún escrito en el que consten dichas quejas. Además, es un proyecto social que se basa en todo lo contrario, y que fomenta la convivencia a través del arte”, señala López. “En la filosofía del MIAU es fundamental que el artista tenga la libertad de expresarse sin ningún tipo de censura, siempre que no sean obras que falten al respeto a nadie”, añade.

Diferentes instituciones culturales, desde la Universitat Jaume I de Castelló a la Asociación Valenciana de Profesionales de la Cultura, la feria de arte contemporáneo MARTE o la Asociación de Escritores de la Provincia de Castellón (AEPC), junto a otras entidades como la delegación en España del Grupo Europeo de Magistrados por la Mediación (GEMME), mostraron pocas semanas después de salir a la luz su repulsa contra la citada ordenanza dentro del periodo de alegaciones habilitado hasta finales de febrero. Sobre las mismas tampoco se ha emitido respuesta por parte del ayuntamiento. Fuentes municipales consultadas por El País esquivan el tema. “No vamos a hablar del MIAU”, señalan.

Organización y consistorio han tratado de acercar posturas a través de la elaboración de un convenio “que estamos negociando” y que tiene como objetivos marcar “cómo funcionar, qué responsabilidades y obligaciones tienen las partes, para poder trabajar todos los años con una planificación”. Pero “lo hemos dejado muy claro: sólo lo firmaremos en caso de retirada de la ordenanza. Tenemos diferencias en algún punto concreto, pero a pesar de ellas, creemos que, si acaban retirando la ordenanza, podríamos continuar la negociación y llegar a un acuerdo”, señalan desde el MIAU, al tiempo que insisten en que el convenio debe “respetar la libertad de expresión de los artistas”.

La desilusión –”y algún cabreo”- reconocen, cunde entre las y los vecinos que cada año colaboran con el encuentro “y sin los cuales sería imposible sacar esto adelante”. Vecinos que se cogen vacaciones para preparar comidas y cenas para entre 50 y 70 personas diarias; que alojan a los artistas en sus casas; que atienden el punto de información, ayudan al elenco artístico o custodian las exposiciones. “Por eso lo hacemos en verano, porque es cuando tienen más disponibilidad”, aclaran, desterrando la posibilidad de que haya un MIAU, aunque sea otoñal, en 2024.

Lamentan el impacto que la cancelación de la edición generará en el pueblo. “Esta semana es muy importante para los pequeños comercios y restaurantes”, dice Javi López. En uno de ellos, el bar d’Abajo, notan ya las consecuencias. “De tener el bar a tope y casi no llegar, a tenerlo vacío ahora mismo, así lo estamos notando”, reconoce su propietario, José Ramón Cordero, ‘El Chico’. “Nos da mucha pena que no se haya llegado a un acuerdo. Yo vivo del turismo; es cierto que la gente del pueblo se deja su dinero y todo ayuda, pero sólo con esto no mantengo el negocio”, reconoce. Al margen del boom de visitantes en la semana de celebración, el MIAU atrae a gente todo el año para disfrutar de los murales. “Pero si deja de venir gente porque no hay creaciones nuevas y las demás ya las han visto, esto irá a menos”, lamenta.

En el otro extremo se pronuncia Miguel, “el carnicero del pueblo” -se presenta- y propietario del otro bar de la localidad. Defiende que el ayuntamiento “ha tendido la mano al MIAU, pero parece que si no se puede ofender, no quieren pintar”, indica en alusión a la negativa de la organización a seguir adelante con la ordenanza en vigor y al mural de Elías Tañó. Dice de la normativa que se ha creado “para no remover el pasado”. Sobre la merma de clientes que reportará la cancelación del festival, reconoce que las visitas “de gente de fuera” eran “bienvenidas”, pero prioriza “a los del pueblo, que quienes vivimos aquí estemos bien”, concluye.

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