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La alcaldesa de Valencia concede a Vox salarios con dedicación exclusiva, pero sin darles competencias

María José Catalá (PP) limita y separa físicamente a la oposición y justifica que Vox es su “socio preferente”

Ayuntamiento de Valencia
La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, a su llegada al Ayuntamiento acompañada por el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, el día de su toma de posesión.MONICA TORRES
María Fabra

La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, accedió al cargo sin necesitar los votos de Vox. Y se jactó de ello al conseguir el ansiado gobierno en solitario perseguido por el PP. El Ayuntamiento de Valencia tiene 33 concejales. Como máximo, 25 pueden cobrar la dedicación exclusiva. Entra en la lógica y la tradición (aunque el gobierno progresista del Rialto del 2015 las repartió entre toda la corporación) que los concejales que tienen asignadas competencias de gobierno cobren esa dedicación exclusiva y los ediles de la oposición se repartan proporcionalmente las restantes. Sin embargo, Catalá ha optado por un camino diferente. En el pleno extraordinario celebrado este viernes, el PP, con los votos de Vox, ha aprobado conceder la dedicación exclusiva a sus 13 concejales y a los cuatro de Vox, pese a que estos no tienen asignada ninguna competencia. “Es socio prioritario de gobierno”, argumentó Catalá al ser replicada por los socialistas. Del diseño de su equipo de gobierno y de sus palabras se deduce que los concejales de la ultraderecha no ejercerán ninguna labor de gestión, pero tampoco harán oposición y, pese a ello, cobrarán la dedicación exclusiva.

La concesión de los mayores sueldos no ha sido la única marca con la que el PP ha dejado la impronta del que podría ser una gobierno con la ultraderecha. Entre las nomenclaturas de las áreas ha desaparecido Emergencia Climática, que ha pasado a llamarse Mejora Climática. Además, han desaparecido la denominada de Cooperación Internacional y Migraciones y la de Políticas de Género y LGTBI. A cambio, se ha creado un área de familia. “Es una estructura que atiende a mi forma de ver las cosas, nadie nos ha impuesto nada”, argumentó Catalá.

Los ediles que forman parte del gobierno y cobran dedicación exclusiva tienen una asignación de entre 80.000 y 83.000 euros anuales, 74.431,28 si no tienen competencias delegadas. Y entre 23.000 y 69.000 si tienen una dedicación parcial, dependiendo de los tiempos que dediquen a su labor pública. Estos cobrarán menos que la hermana de la alcaldesa Catalá, a la que ha vuelto a contratar, como ya hizo en la anterior legislatura, pero en esta con un sueldo de 64.266 euros como asesora del grupo municipal popular.

El concejal socialista Borja Sanjuán ha calificado el pleno celebrado este viernes como “el más vergonzoso de la historia” y ha acusado a la alcaldesa de “engañar a la ciudadanía para dar entrada a los concejales zombis de Vox, que vienen a cobrar por no trabajar”. El PP apenas ha argumentado su decisión más allá de decir que los ediles de ultraderecha tienen el mismo derecho que los de la oposición a cobrar esa dedicación exclusiva, aunque no ha precisado que no todos los concejales del PSOE y Compromís la perciben, como sí pasa con los de Vox. Por su parte, el portavoz de la ultraderecha, Juan Manuel Badenas, cuyo grupo ha apoyado todos los puntos presentados por el PP, ha insinuado que ejercerán la oposición, aunque ha asegurado: “La señora Catalá tiene 17 concejales menos cuatro, aunque a veces se olvide”.

Reducción de la capacidad de fiscalización

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Sin embargo, el reparto de los mayores sueldos municipales entre el PP y Vox no ha sido la única medida aprobada en el pleno. A propuesta de los populares, y con el apoyo de Vox, también se ha aprobado la estructura del gobierno municipal, en la que María Jose Catalá ha reducido de siete a cuatro las comisiones informativas y a tres preguntas y dos mociones en cada uno de estos órganos, la posibilidad de fiscalización de la oposición. Tal como ha plasmado la socialista Elisa Velía, esta decisión supone que de las 24 mociones que podía presentar la oposición se pasa a un máximo de ocho, mientras que de las 36 preguntas que se podían formular, se reducen a 12. Como protesta, los concejales de Compromís han llegado al edificio consistorial con un esparadrapo en la boca con el que han denunciado el trato que está dando el PP a la oposición. El portavoz de los valencianistas, Joan Ribó, ha explicado: “Queremos empezar denunciado la falta de condiciones para hacer oposición en este ayuntamiento y la restricción de libertades que está imponiéndonos el Partido Popular”.

Los concejales de Compromís en el Ayuntamiento de Valencia denuncian la mordaza a la que les somete la alcaldesa, María José Catala, con un esparadrapo en la boca..
COMPROMÍS PER VALÈNCIA

El pleno se ha celebrado además después de que el PP decidiera sacar físicamente del edificio del Ayuntamiento de Valencia a la oposición. Mientras que hasta ahora todos los grupos, fueran de gobierno o de la oposición, tenían asignado un espacio en el mismo inmueble, en la plaza del Ayuntamiento, los populares han decidido que los 16 concejales del PSOE y Compromís se desplacen a un edificio colindante en el que, además, hay que hacer obra y, por lo tanto, de momento apenas pueden trabajar.

El exalcalde de Valencia, Joan Ribó, ha hecho referencia a su predecesora, la también popular Rita Barberá, para reprochar a María José Catalá que ni ella desplazó a la oposición fuera del Ayuntamiento “provocando su aislamiento y dificultando la comunicación normal”. “Es una forma sutil de ponernos un esparadrapo, para que nos enteremos de las menos cosas posibles y un planteamiento nada democrático”, ha señalado. Tanto él como la portavoz adjunta de Compromís, Papi Robles, consideran que el PP ha “comprado” a los cuatro concejales de Vox a cambio de los salarios y de despachos con más metros cuadrados de lo que les corresponde y han acusado a Catalá de reducir en un tercio la capacidad de control de la oposición sobre el gobierno municipal.

Rita Barberá, los honores y un puente

La alusión de Joan Ribó a Rita Barberá no ha sido la única. La concejal socialista Elisa Valía también ha mencionado a la exalcaldesa de Valencia: “Hacía cosas peores que estas, pero no al mes y medio de entrar el Ayuntamiento”, ha reprochado. Una de las primeras iniciativas que anunció Catalá tras tomar posesión fue la de nombrar alcaldesa honoraria de la ciudad a Rita Barberá y poner su nombre al puente de las Flores. Sin embargo, esta medida tendrá que esperar, al menos, hasta septiembre porque el PP ha decidido que en julio no se celebre ningún pleno ordinario, y tampoco lo habrá en agosto. De lo que sí ha tenido tiempo Catalá es de reunirse, en dos ocasiones, con el empresario Vicente Boluda, una como presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) y otra como presidente de la Fundación Valenciana de los Premios Rei Jaume I. Lo hizo incluso antes de recibir a la presidenta de la Federació d’Associacions Veïnals de València, María José Broseta.

La alcaldesa, además, ha adoptado otras decisiones como la de colocar la imagen de la Virgen de los Desamparados en el salón noble del Ayuntamiento, el salón de cristal. No está previsto que, hasta septiembre, la popular adopte ninguna otra polémica medida, ya que se ha cogido un mes de vacaciones.

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