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El insólito caso de un alcalde que gobernó en dos pueblos vecinos, pero no rivales

El valenciano Manuel Civera recuerda “la nobleza” del mundo rural que descubrió en Alcublas y la conservación en Llíria de la única piscina femenina de agua caliente en la Hispania romana

Manuel Civera, en las termas romanas de Llíria, en una imagen tomada el pasado jueves.
Manuel Civera, en las termas romanas de Llíria, en una imagen tomada el pasado jueves.Mònica Torres
Ferran Bono

Se suele repetir, y más en estos días de promesas y sonrisas electorales, que la política local es la más cercana a la gente. Que la relación entre los alcaldes y los ciudadanos es directa, viva, natural, sobre todo en las poblaciones no muy grandes. Llíria es de tamaño medio. Tiene 23.000 habitantes, un valioso patrimonio romano y una reconocida afición por la música. Cuenta con dos centenarias bandas, la Unió y la Primitiva, tan rivales como reputadas. Manuel Civera es socio de ambas, una condición extraordinaria de la que carecen, por ejemplo, sus dos hijos, repartidos en las dos formaciones que han sido dirigidas por batutas como Zubin Mehta (La Unió) o Sergiu Celibidache (La Primitiva).

Manolo, como le llaman en el pueblo o en los pueblos, es un caso singular. Ha sido alcalde de dos localidades vecinas: Alcublas, el municipio de 650 habitantes donde echó raíces la familia de su madre y que se encarama hacia la Serranía, y la más urbana Llíria, a 27 kilómetros de Valencia “Del 2007 al 2015, en el primero, y del 2015 al 2021, en el segundo. Ya es raro también empalmar dos legislaturas en dos pueblo diferentes y más raro ser alcalde de esos dos pueblos, ¿no? No conozco otro caso y es posible que no haya. Al menos eso me dijeron en la federación de municipios hace un tiempo... Por cierto, Alcublas y Llíria son vecinos pero no se llevan mal, como pasa en otros sitios”, explica sentado en la terraza del bar de la sede de La Primitiva. En las próximas elecciones municipales del 28M puede darse otro caso similar. Daniel Fuentes, hasta ahora alcalde de la pequeña localidad zamorana de Losacino, se presenta ahora a alcalde de la vecina Ferreruela de Tábara.

-”Com està ta mare, Manolo?” Le pregunta en valenciano una vecina que pasa por la calle. Otra le toca el hombro y entablan una breve conversación de todo y de nada. Un tercero le da palmaditas mientras se ponen al día en un santiamén. Civera, de 62 años, dejó de ser alcalde por el PSPV-PSOE en 2021 por un pacto de Gobierno con su socio Compromís. Su salida no fue traumática y ya solo figura en la lista de las próximas elecciones municipales de Llíria de manera testimonial. Se nota que está relajado y que es una persona apreciada en su pueblo. Funcionario de la Generalitat, ahora dirige de la Agencia Valenciana de Protección del Territorio.

-”Ta mare, bé? (Tu madre, bien?)” le inquiere otra vecina. Ël cambió el orden de sus apellidos en los ochenta, cuando entonces no era nada común, para dar preferencia al de su madre y que en el caso de tener hijos llevaran también el Civera. “Mi madre ha sido una visionaria. En 1973, con tres hijos, logró que la iglesia le anulara su matrimonio por maltrato. Y fue delegada de Médicos sin fronteras”, comenta antes de proponer visitar las antiguas termas romanas de Llíria. Su madre, Tona Civera, está muy bien. “Está guapísima, la verdad, a punto de cumplir 84 años”, aclara.

Civera fue concejal de Urbanismo de Llíria antes que alcalde y aprecia especialmente la actuación que ha permitido conservar los vestigios que revelan el esplendor de Edeta (Llíria) en la antigua civilización romana. “Estamos en uno de los pocos santuarios oraculares de la Hispania romana, donde se predecía el futuro, desde la economía doméstica a las cuestiones del amor”, apunta Xavier Vidal, director del Museo Arqueológico de Llíria. Destaca sobre todo el conjunto termal doble que fue mandado construir en el año 80 por el edetano Marco Cornelio Nigrino, que llegó a ser rival de Trajano. “Yo siempre digo que fue el auténtico gladiator de la famosa película porque era un gran general, un gran estratega, que tuvo la mala suerte de no estar donde tenía que estar para ser emperador de Roma. Fue cónsul de Siria, pero nunca se olvidó de su pueblo”, añade, antes de bajar a las ruinas de lo que fue “la primera piscina cubierta con agua caliente para mujeres en Hispania”.

El parque arqueológico es uno de los mejores recuerdos de Civera como alcalde de Llíria. El asesinato de dos mujeres, Magdalena y Elvira, la mujer y la suegra del autor del crimen, uno de los peores. De su paso por Alcublas, rememora “la nobleza” de la gente del mundo rural y o montar el festival Alcublues que llegó a tener difusión nacional en TVE. No olvida el pavoroso incendio en 2012 que afectó al pueblo y buena parte de la Serranía que le reforzó en la necesidad acuciante de “trabajar y gestionar los recursos forestales”.

“En el mundo rural se decía, bueno, al menos mi abuela, me decía: “Si quieres conocer a Pedrito, dale un carguito. En la política, se ve como somos de verdad ante situaciones complicadas”, apunta. Se presentó de alcalde en Alcublas para formar una candidatura y luego de allí pasó a Llíria, lo que le permitió posteriormente entrar en contacto con muchos alcaldes a través de la federación de municipios. “Los alcaldes y los regidores estamos de acuerdo en el 95% de las cosas, sea cual sea tu partido, y eso permite trabajar juntos. Lo contrario no tiene sentido”, apunta Civera, que nunca ha cobrado un sueldo como alcalde.

Estudió arquitectura técnica en Sevilla, donde conoció la efervescencia del PSOE de Felipe González y Alfonso Guerra de finales de los 70. Pero la verdadera vocación por la política le surgió del “trabajo en prisión” con el Casal de la Pau, que promovió el cura José Antonio Bargues. “Ayuda a la gente que sale de prisión o está en prisión, personas que baja o nula cualificación, familias desestructuradas. Entonces me puedan vivir rollo diferente. Me entró la inquietud política que ya la llevaba en la época de la Sevilla y mi convicción por dedicarme a lo público”, apunta este apasionado por el balonmano y guitarrista que ahora promoviendo el montaje de una especie de banda sénior con músicos jubilados de la Primitiva y de la Unió.



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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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