La abstracción radical de Jordi Teixidor llega al ‘Final de partida’, lienzo en el que trabajó 18 años
El IVAM dedica una exposición con 70 obras al artista valenciano, Premio Nacional de Artes Plásticas de 2014, que ha hecho de la reflexión y la lucha consigo mismo el eje de su trayectoria
Jordi Teixidor habla de la pintura como si fuera un campo más del pensamiento, de la lucha de uno mismo por alcanzar un fin tal vez inalcanzable. El artista valenciano, de 80 años, ha ido depurando su abstracción radical, que nunca ha abandonado, y despojando su estilo de lo accesorio sin temor a extraviarse en su búsqueda. “No hay que tener miedo al fracaso. El fracaso es generador de muchos éxitos”, afirmó este miércoles el Premio Nacional de las Artes Plásticas de 2014, en la presentación de la exposición que le dedica el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) hasta el 5 de junio.
Se exhiben 70 obras, buena parte de ellas de gran formato, que repasan su trayectoria, si bien no se trata de una antológica al uso. Más de una veintena de cuadros son inéditos y uno, en particular, sintetiza la propuesta del artista y da título a la muestra, Fin de partida. La expresión pertenece al mundo del ajedrez y alude a la conclusión, cuando uno de los contendientes decide retirarse y tira el rey sobre el tablero. “Es lo más inteligente”, apuntó Teixidor. Dieciocho años ha estado trabajando en el lienzo que concluyó en 2020 y que toma como referencias las obras Bañistas en el río y Porte-fenêtre à Collioure, de Henri Matisse.
Esta obra significa “una constante lucha contra el cuadro y contra mí mismo por superar lo que quería que fuera una representación del mundo matissiano”, explicó. Ese equilibrio entre construir y destruir es donde Teixidor considera que habita el fracaso, uno de los temas recurrentes en Samuel Beckett, autor de la obra teatral también llamada Fin de partida. Pero la influencia del premio Nobel irlandés no es tan patente en el lienzo como la propia reflexión sobre Matisse, añadió el artista, un lector empedernido que se ha nutrido de la literatura y la filosofía para desarrollar su obra pictórica.
“Empecé siendo un pintor abstracto en Valencia y he permanecido fiel, con mayor o menor éxito, a lo que considero que era mi manera de poder expresar y de llegar a entender qué es el arte y que nunca llegamos a entender dónde empieza o acaba”, afirmó el creador. La exposición recuerda sus vínculos con los grupos de vanguardia Nueva Generación y Antes del Arte, hasta la actualidad. El IVAM le dedicó una amplia exposición hace 25 años. Teixidor es uno de los artistas valencianos más importantes.
Sobre la exposición, manifestó: “Se trata de presentar no tanto los cuadros, sino en qué ha devenido Teixidor después de tantos años dedicado a esta profesión”. A lo largo de su trayectoria ha procurado “ser honesto” consigo mismo “en la medida de pintar aquello que creía que debía”, agregó. “Me da la sensación de que he llegado a un final del que no sé si habrá continuidad, espero que sí”
La exposición también rastrea las fuentes de inspiración y las claves de las investigaciones de Teixidor en el campo de la pintura. De ahí la inclusión de un bodegón barroco de Juan van der Hamen y dos obras de artistas que han influido en su trabajo: Barnett Newman y Ad Reinhardt.
“Nos interesaba destacar que el artista continúa trabajando en obras muy interesantes que se verán por primera vez en la muestra y reflexionar sobre su lenguaje pictórico”, destacó Joan Ramon Escrivà, comisario de la muestra. “Después de 50 años sigue insistiendo en la depuración formal, el uso del color, la idea de corporeidad, el uso de la madera o la idea del marco y el dintel”, agregó.
La directora del IVAM, Nuria Enguita, definió la abstracción de Teixidor como “espiritual y analítica, mística y escéptica, muy difícil de clasificar”. “La intención es recopilar unos momentos determinados de su itinerario artístico y establecer nuevos diálogos que dan cuenta de la coherencia de su lenguaje plástico”, señaló Enguita.
La exposición termina en una suerte de capilla que invita a contemplar seis pinturas negras, una serie a la que el artista ha dedicado decenas de obras rehuyendo de las connotaciones trágicas proyectadas a través de él por los artistas del Barroco o del Informalismo.
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