La valenciana Ciudad de Brujas, una de las plazas más singulares de España solo para pasear
La primera fase de la remodelación del entorno del Mercat Central de Valencia estará lista antes de Navidad
La primera fase de la remodelación del entorno del Mercat Central, la iglesia de los Santos Juanes y la Lonja de Valencia, tres grandes hitos monumentales de la capital, estará lista antes de Navidad. La plaza de Ciudad de Brujas, esa especie de muñón que era el final de la avenida del Oeste, se convertirá en un espacio público diáfano, sin coches (sí habrá autobuses urbanos), perfecto para pasear y apreciar tres de los edificios más bellos de Valencia. Desde el pasado abril, en que se iniciaron los trabajos, el proyecto, que firman las arquitectas Elisabet Quintana, Blanca Peñín y Olga Tarrasó, ha ido tomando forma al tiempo que los vendedores del mercado cargaban y descargaban sus mercancías, los vecinos iban y venían y los turistas admiraban el gótico civil de la Lonja.
“Antes, cuando pasaba por aquí, estaba más pendiente de por dónde cruzar o de no salirme de la acera que de apreciar las vistas. Se trata de redescubrir la ciudad y mejorar la lectura del paisaje urbano. Luego, los pavimentos gustarán más o menos y se discutirá de la estética pero nosotras lo que queríamos era mejorar la vida en la ciudad y estamos satisfechas”, explica Quintana. Este entorno será el primer gran espacio peatonal de carácter definitivo que tenga la ciudad la próxima primavera. La remodelación elimina lo superfluo y permite apreciar la calidad de tres edificios históricos, grandes exponentes del gótico, el barroco y el modernismo.
La ejecución del proyecto Confluència, con el que las arquitectas ganaron en 2018 el concurso para la remodelación de este enclave urbano está en plazo y en presupuesto, unos seis millones de euros, de los que cuatro se sufragarán con fondos europeos. El lugar impone, reconoce Peñín, y la presión es no fallar y tenerlo todo muy bien argumentado. “Todo el mundo mira y opina, es una obra que está en el corazón de la ciudad y evoluciona a la vista de todos, y además tenemos el Mercat Central, una pequeña ciudad que no ha dejado funcionar”, añade.
La vicealcaldesa de Valencia y responsable de Urbanismo, Sandra Gómez, en una de sus visitas al Mercat, con el que han tratado de coordinar la obra, la considera la prueba de fuego. “Es la visibilización de la política de recuperación del espacio público y de esa Valencia, ciudad de plazas, que estamos sacando adelante. Protege el patrimonio histórico de un entorno BIC, recupera el espacio público y lo hace más amable, y nos ayuda a luchar contra el cambio climático porque desplazamos el tráfico; representa lo que queremos ser como ciudad en el futuro”, enfatiza.
El proyecto dibuja un entorno inspirado en el agua, de ahí la rigola (canaleta para el agua de lluvia) que recorre todo el espacio. Además recupera las Covetes, pequeños locales situados en los bajos de los Santos Juanes que, si todo va según los previsto, se convertirán en talleres de artesanía y diseño, y recupera la escala de la antigua plaza de Sant Joan del Mercat con la ayuda de dos pérgolas que ha generado polémica entre los grupos de la oposición. Las arquitectas explican que su función es recoger todos los elementos del aparcamiento (respiraderos, ascensor y escaleras de acceso) y proporcionar sombra. También permite establecer una escala más humana y servir de transición entre los edificios de nueve plantas de final de la avenida del Oeste y la de monumentos como la iglesia barroca, en rehabilitación.
“Hablamos de un proyecto hecho por un estudio de arquitectas, que ha pasado todos los filtros municipales, también el de la Comisión de Cultura de la Generalitat, que vela por los entornos BIC. Las pérgolas están aprobadas y son necesarias en una ciudad tan calurosa como Valencia. Es una obra maravillosa y supondrá un antes y un después en la ciudad. Que todos los peros sean eso”, comenta la vicealcaldesa.
Cada árbol y el lugar que ocupa se ha estudiado con precisión suiza. “Había una premisa de partida que se estableció desde Patrimonio que era eliminar los árboles de la fachada de la Lonja porque es una maravilla y despejada se aprecia mucho mejor.”, apunta Quintana. También se mantenían las alineaciones de Melias que ya existían y que se complementaban con otra alineación en la avenida de María Cristina, que tendrá árboles tras la reforma. Las palmeras están pensadas en los entornos históricos y luego, en forma de retícula, para crear este paisaje que querían para el final de la avenida del Oeste. Finalmente la palmera datilera elegida para esa zona se ha sustituido por otras palmáceas más ligeras para evitar problemas de estabilidad en las jardineras previstas porque bajo tierra no hay suelo natural sino la losa que cierra el aparcamiento subterráneo. “Pero seguimos con la idea de elementos columnares, que no nos tape las perspectivas del entorno patrimonial y que nos ayude a estructurar el espacio”, aclara Quintana.
Ayuntamiento, arquitectas y Pavasal, la constructora encargada de la obra, coinciden en que a partir de la veintena de diciembre estará lista la plaza Ciudad de Brujas. Quedan algunos detalles de las rampas del aparcamiento, acabar de pintar las pérgolas en color gris claro y otros detalles pero la obra está casi acabada. El arbolado, por recomendación del servicio municipal, se plantará en febrero, y luego quedaría la parte delantera del Mercat y el final hasta María Cristina, que el Ayuntamiento ha cortado estos días al tráfico. “La idea era empezar por Ciudad de Brujas e ir girando hasta acabar en María Cristina”, precisa Peñín.
José Ortiz, jefe del grupo de Obras del Ayuntamiento y Javier Marín, responsable de Pavasal, apunta que más del 50% de las baldosas de toda la actuación están colocadas. Hay cinco tipos diferentes de pavimentos, a modo de diferentes alfombras para cada edificio histórico. Lo más complejo, coinciden ambos es planificar muy bien los trabajos porque todas las afecciones se tienen que coordinar con tiempo y avisar a los afectados.
“Prestamos mucha atención al despiece de las baldosas, los encuentros de las piezas, las alineaciones y las rasantes par conseguir esa integración de toda el área. “Si todos los días pavimentas se ve y la gente observa que la obra avanza. El problema es cuando estás en la fase de demoler y molestar y se ve todo lleno de polvo y más polvo. Pero cuando vas tapando y organizando la gente se tranquiliza”, opina Ortiz.
Les Covetes
Cuando el proyecto salió a concurso realmente no había un uso asignado a las Covetes porque no se conocía ni la titularidad de muchas de ellas. Blanca Peñín, Elisabet Quintana y Olga Terrasó propusieron una museización para estos espacios, es decir, que se pudieran ver desde el exterior. “Pero hemos tenido la suerte a lo largo del desarrollo del plan y ha habido un colectivo que ha puesto en marcha la idea de rehabilitarlas y convertirlas en talleres artísticos para artesanía o diseño, explica Quintana.
A partir de las excavaciones arqueológicas, el estudio ha podido ajustar su actuación en el espacio público nuestra propuesta desde el espacio público. “Bajábamos el nivel de acceso a unas cuantas cometes y ahora lo hemos ampliado a todas. En el proyecto rebajábamos con una escalinata muy suave 45 centímetros pero al excavar descubrimos que existen en las pilastras una piedras que fueron labradas para ser vistas, así que hubo un pequeño debate y se decidió que quedaran al aire y al final bajaremos a casi 90 centímetros”, concluye Peñín.
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