Los hoteleros de Barcelona piden salvar los pisos turísticos que se concentren en un mismo edificio
El Ayuntamiento mantiene que estos apartamentos desaparecerán en 2028


El presidente del Gremio de Hoteleros de Barcelona, Jordi Clos, ha pedido este martes al Ayuntamiento de Barcelona no acabar con todos los apartamentos turísticos de la ciudad en 2028, tal y como anunció el Gobierno de Jaume Collboni. Clos ha reivindicado que hay edificios enteros destinados a apartamentos turísticos y ha considerado que “son necesarios”, debido a la insuficiencia de la disponibilidad hotelera. De hecho, los hoteleros de Barcelona disponen de 46 edificios enteros de pisos turísticos que suman 735 apartamentos. Son precisamente estos -y otros que no son propiedad de cadenas de hoteles- los que Clos quiere salvar de la prohibición.
El teniente de alcalde de turismo, Jordi Valls, ha sido claro: “El Tribunal Constitucional nos ha dicho que eliminar pisos turísticos en la ciudad es correcto”. Valls ha recordado que los 10.000 pisos turísticos que hay en Barcelona solo pagaron para conseguir la licencia 250 euros (cada uno) y ahora el principal problema de la ciudad es la falta de vivienda. “Los privados y las administraciones construimos cada año 2.000 pisos. Si en 2028 ponemos 10.000 pisos en el mercado, representan cinco años de construcción”, ha sentenciado el teniente de alcalde, pese a que ha recordado que en las elecciones municipales de 2027 el pleno del Ayuntamiento quedará fragmentado y serán necesarios los acuerdos entre formaciones.
El Consistorio defiende que solo el 15% de los pisos turísticos está concentrado en un mismo edificio, la mayoría en el distrito del Eixample. Jordi Valls y Jordi Clos han protagonizado el diálogo Fer Metropoli, Barcelona 2030 bautizado como Barcelona y el Turismo en RethinkBCN, el órgano de la Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales de Foment del Treball.
El diálogo ha comenzado constatando que la ciudad Barcelona recibió, el pasado año, 15,5 millones de turistas. El sector representa el 14% del PIB de la ciudad, 166.000 trabajos directos y 250.000 indirectos. “La ciudadanía percibe el turismo como algo negativo, pero es un motor y genera riqueza. Tenemos la obligación de gestionarlo para no morir de éxito”, ha comenzado Valls. Clos ha reconocido que hay que “trabajar para minimizar las consecuencias negativas del turismo”. El presidente de los hoteleros ha apostado por distribuir a los visitantes por la ciudad y gestionar los “iconos” o monumentos que atraen a los turistas para distribuir los flujos.
“Hace 20 años, la única política en turismo era la promoción. Una promoción que va vinculada a la imagen de la ciudad y que no puede caer en manos privadas. Hoy hablar de turismo implica políticas públicas, como son la fiscalidad o herramientas urbanísticas como el Plan especial urbanístico de alojamientos turísticos (PEUAT)”, ha añadido el teniente de alcalde. “La Sagrada Familia la visitan cuatro millones de personas dentro y 20 fuera. Los vecinos no están contentos y la gestión debe ser publico-privada, pero la regulación -para resolver estos problemas- debe ser pública”, ha argumentado el concejal.
Otro de los puntos de discusión ha sido la tasa turística. ERC, PSC y BComú pactaron que el impuesto en Barcelona pase de cuatro a ocho euros en 2028. A esa tasa habrá que sumarle el Impuesto sobre las Estancias en Establecimientos Turístico (IEET), que se debatirá en abril en el Parlament y que ahora oscila entre un euro por persona y noche hasta 3,50 euros -dependiendo de las estrellas de los hoteles- y que pretende aumentarse hasta una horquilla que irá de dos a siete euros dependiendo de la categoría del hotel. En total, los turistas pagarán entre 10 y 15 euros por persona y noche. “Estos impuestos no se pagan en otras ciudades de España y nos debilita en cuanto a destino de eventos, ferias y congresos”, ha argumentado Clos, pese a defender que es oportuno que el dinero recaudado revierta en la ciudadanía. Por último, tanto Valls como Clos han apostado por la ampliación del aeropuerto del Prat.
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