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Imagen de la promoción de la jornada Cap Butaca Buida en su primera edición.

Todos a llenar los teatros, ¡venga!, y que viva la fiesta

La segunda edición del Cap Butaca Buida ofrece 80.000 localidades para el sábado en toda Cataluña y olfatea récord

Jacinto Antón

Las plateas llenas de los teatros eran para Laurence Olivier tan afrodisiacas como el olor del napalm por la mañana para el teniente coronel Kilgore de Apocalypse now. No hay nada tan estimulante para los artistas —y no digamos para los empresarios teatrales— como esa imagen de todas las butacas llenas. A petar todos los teatros, demostrar que eso es posible al menos un día en Cataluña, y usar el efecto como estímulo para el sector, va dirigida la iniciativa Cap Butaca Buida, que el sábado celebra su segunda edición tras haber conseguido consolidarse sólidamente en su primera convocatoria.

En la jornada, concebida como una gran fiesta del teatro, participan 216 espacios escénicos de todas las clases y magnitudes, desde los más grandes a los minúsculos, los más soberbios a los mas humildes, repartidos por toda Cataluña y más allá, como diría Buzz Lightyear, pues esta vez se incorporan salas de las Baleares, de la Comunidad Valencia, de la región del sur de Francia de habla catalana y de l’Alguer. El Cap Butaca Buida pone a la venta unas 80.000 butacas (80.327) para 248 espectáculos de todos los formatos y géneros escénicos, con propuestas clásicas, innovadoras o para público familiar. El año pasado se ofrecieron 60.000 entradas de 145 espacios y se ocuparon más de 55.000 (55.583 espectadores, con una media de ocupación del 92%).

“Esta edición el panorama pinta muy bien”, señala Isabel Vidal, directora general de la empresa teatral Focus y presidenta de Adetca (Asociación de empresas de teatro en Cataluña), que impulsa la iniciativa con la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales y apoyo del Departamento de Cultura de la Generalitat además de la colaboración de diversas instituciones, teatros, ateneos, productores y compañías adheridas. “Prevemos un récord, la venta anticipada nos lo indica, pero no tendremos las cifras exactas hasta el sábado”. El Cap Butaca las hará públicas al final de la jornada descubriendo un marcador final con acompañamiento de un brindis. “Simplemente superar las butacas del año pasado ya será una buena noticia, porque aquello ya fue un éxito”, apunta prudentemente Vidal, aunque este año con más teatros y espectáculos parece que se superará largamente el número de espectadores.

Los organizadores están gratamente sorprendidos del entusiasmo que ha provocado la iniciativa y la rapidez —en una sola edición— con que se ha consolidado. La nueva cita ha sido montada “con mucha ilusión y trabajo” y Vidal destaca la proliferación de vídeos y mensajes que ha generado. “Hay una gran expectación”, afirma no pudiendo —ni queriendo— sustraerse a la corriente de entusiasmo. “Será sin duda un gran día de teatro”, estalla.

¿Les preocupa la climatología en esta Cataluña que parece haberse abonado al monzón? (no confundir, por Dios, con Mazón). “No, la lluvia nunca ha ido mal para el teatro, los días lluviosos dan ganas de recogerte, y los teatros proporcionan un lugar espléndido y excitante para hacerlo. Hay que recordar que nuestra temporada alta es el invierno, cuando la gente tiene menos deseo de estar al aire libre. Es cierto que las actividades de calle de la jornada podrían verse perjudicadas con lluvia, pero a las salas no les afecta”.

Vidal, que fue reelegida para un tercer mandato de tres años al frente de Adetca el pasado febrero, está muy satisfecha de que la idea y el mensaje del Cap Butaca Buida hayan llegado al público. “Las cifras que vamos teniendo de venta anticipada nos confirman que va a ir bien, aunque siempre hay ese punto de nervios, que por otro lado da más emoción”. La presidenta de Adetca señala, para que nos hagamos una idea de lo que supone la iniciativa, que la cifra de 55.000 espectadores del sábado del año pasado equivale a una semana entera muy buena en todos los teatros de Barcelona. En la ciudad cada día se ofrecen unas 15.000 o 16.000 butacas (considerando una sola función, que a veces son más).

La situación del teatro en Cataluña ha ido mejorando muy significativamente en los recientes años, hasta alcanzar récords absolutos, tras la debacle del covid. ¿Qué ha pasado? “Muchas cosas. Entre ellas la calidad de las propuestas. También que la pandemia paradójicamente reafirmó las ganas de salir a ver actividades en vivo, que no tienen sustituto casero como de alguna manera puedo tenerlo el cine. Y que durante estos años postcovid se ha hecho mucho trabajo bien hecho. Asimismo hay que destacar que vemos un incremento muy grande de las temáticas que conectan con el público. El aumento general de la cultura en los medios es otra cosa que ha beneficiado al teatro”. Vidal no cree que se haya producido una descompensación entre el teatro de temas más clásicos y el que aborda asuntos de radical actualidad y que parece predominar en la cartelera (basta con echar un vistazo). “Son tendencias, este segundo tipo de temáticas abunda más hoy, y es evidente que se está acertando en eso, dado el aumento de público. Pero yo creo que volverá a producirse un equilibrio. No se ha de dejar de lado nada, ni la nueva creación ni la universalidad”.

¿Se está incorporando público joven de la mano de esa nueva preponderancia de los temas que les interesan o afectan más directamente? “Tenemos un déficit de datos en el sector, de datos globales de calidad, pero es un hecho que se están rejuveneciendo las plateas, con más presencia nueva de espectadores de la franja entre 18 y 35 años. Es un fenómeno muy bueno, pero desde luego hay que seguir fomentando la asistencia de público de todas las edades, contribuyendo a elevar en lo posible el listón del conocimiento y la exigencia intelectual”.

Del ambiente en el sector, que en el Cap Butaca Buida va todo a la una, muy de la mano, observa que hay “muy buen rollo” a diferencia de otras épocas. “Siguen existiendo familias e intereses variados, claro, y hay conflictos, pero nos escuchamos unos a otros. La divergencia no es mala y la diversidad es progreso. Es bueno estar unidos aunque cada uno tenga sus ideas. El concepto de competencia ha cambiado y se entiende de manera positiva. Si crece uno crecemos todos. Hay que trabajar desde la lealtad y no desde la puñalada, y eso me parece que ya lo asume todo el mundo”.


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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.
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