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PARLAMENT
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las viviendas de Tutankamon

Un 20% de las preguntas de la sesión de control a Govern han abordado el problema habitacional lo que demuestra que ha penetrado con fuerza en el debate político

Salvador Illa
El president Salvador Illa con la consejera de Economía Alicia Romero, durante el Pleno del Parlament.Quique García (EFE)
Manel Lucas Giralt

Seis de las preguntas parlamentarias de este miércoles al Govern y al presidente de la Generalitat iban sobre el problema de la vivienda. Un 20% del total de intervenciones, un porcentaje revelador; piensen que los diputados pueden preguntar por cualquiera de las competencias del Govern o, si creen que ello les conviene, por asuntos que a veces sólo rozan de costado el campo de actuación de la Generalitat. El abanico es extremadamente amplio. Tengan en cuenta, también, que deben descontar una, dos o tres intervenciones de las extremas derechas que serán filípicas desaforadas contra la inmigración sin esperar respuesta.

En consecuencia, que el 20% de esta sesión la haya ocupado la vivienda revela hasta qué punto es hoy por hoy el asunto social más candente y que ha penetrado con fuerza en el debate político. A la vez, es un asunto en el que resulta bastante claro el posicionamiento a derecha o izquierda. Que la vivienda es un problemón de narices que angustia cada vez a más personas no lo puede negar nadie; es en el momento de proponer soluciones cuando los partidos dejan traslucir su ideología. Algo, por otra parte, lógico y, me atrevería a decir, conveniente. Por eso, cuando Glòria Freixa (Junts per Cat) ponía el acento en la ocupación ilegal y clamaba contra “el relato falso de derechas contra izquierdas”, quedaba claro a qué lado del arco se situaba. En su respuesta, la consellera del ramo, Sílvia Paneque, matizaba que, aparte de la “tolerancia cero” con la delincuencia, también había que dar respuesta a las familias vulnerables con problemas de habitación. Ubicación ideológica.

En el extremo opuesto a Freixa, los Comuns andan con más orgullo y satisfacción que un discurso de Juan Carlos. Han forzado al Govern a aceptar un programa duro de sanciones a los propietarios de pisos de alquiler que cobren más de lo debido. Aunque su líder Jessica Albiach ya ha detectado que sin inspectores, eso no irá muy lejos, y este mismo miércoles se los exigía a Salvador Illa. Y el president ha hecho un Salvador Illa, es decir, asegurar que se hará lo que se pueda pero sin concretar más. El presidente de la Generalitat tiene cierta costumbre, en sus intervenciones parlamentarias, de despachar a la oposición asegurando que él hace todo lo posible, que cumplirá lo prometido, pero sin entrar en muchos más detalles. Tanto es así que muy a menudo le sobra buena parte de los dos minutos y medio de que dispone para responder cada pregunta oral.

También Alejandro Fernández ha abordado el problema del momento. El líder del PP lleva tiempo ironizando con la promesa de Illa de construir 50.000 pisos públicos. “No se ha puesto ni un ladrillo en seis meses”, ha asegurado, rematando con una de las frases más ocurrentes de la sesión: “en 42 meses ni el jefe de obras de Tutankamon” podría hacer esa cantidad de viviendas. Curiosamente, el faraón más mediático no pudo terminar muchos de sus proyectos constructivos.

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