_
_
_
_

El Liceu rescata ‘La traviata’ realista y de los bajos fondos de París

Repone la ópera de Verdi firmada por el escenógrafo David McVicar y con las voces de Nadine Sierra, Javier Camarena y Artur Ruciński

Un momento del ensayo de 'La Traviata' de Verdi, en el Liceu.
Un momento del ensayo de 'La Traviata' de Verdi, en el Liceu.Alejandro García (EFE)
Àngels Piñol

No se podrá ver desde todas las butacas del Gran Teatre del Liceu pero el suelo del escenario hoy se convertirá en una lápida con el nombre de Violetta, la protagonista de La traviata, la joven que muere de tuberculosis, despreciada por la hipócrita sociedad burguesa que no le permite rehacer su vida y dejar atrás su pasado de cortesana. El escenógrafo David McVicar ha incluido ese lúgubre detalle para avisar de que la historia, que él muestra reflejando los bajos fondos de París, acaba en tragedia. Durante 12 funciones y hasta el 2 de febrero, la popularísima ópera de Giuseppe Verdi estará dirigida por el director de orquesta Giacomo Sagripanti y representada en sus principales papeles por Nadine Sierra (Violetta), Javier Camarena (Alfredo Germont) y Artur Ruciński (Giorgio Germont).

Con la elección de esta traviata, estrenada en Glasgow en 2008, el Liceu ha rescatado esta producción programada cuando estalló la pandemia y que fue la primera que se escenificó con la obligatoriedad de dejar espacio entre los asientos. La medida salvó in extremis la función, pero redujo drásticamente el aforo y lo situó solo al 30%. “Bienvenida sea La traviata de recuperación”, explicó el día de la presentación el director general artístico Víctor García de Gomar, explicando que muchos aficionados demandaban poner de nuevo en cartel de nuevo la versión de esta traviata, que huye del glamur y sofisticación para no camuflar su crudeza. Todas las entradas están ya prácticamente vendidas y se rozará el lleno.

Un vídeo de promoción del Liceu apela al hilo conductor de esta ópera con esta frase: “Soy Marie, soy Margarite, soy Violetta”. La frase alude a Marie Duplessis, la prostituta de la que se enamoró Alejandro Dumas hijo y que inspiró su novela La dama de las camelias, con Margarita como protagonista. Verdi vio una obra de teatro basada en ella en París y apostó por ponerle música y dar vida a Violetta y a su sacrificio por Alfredo. Posiblemente, también influido porque la sociedad no le perdonaba que tuviera una relación con una mujer, que también se había prostituido, y con la que acabaría casándose. Pese a que su música y sus arias se han hecho eternas, el estreno, en Venecia, en 1853, fue un sonoro escándalo. Leo Castaldi, el repositor, que ya hizo lo propio con La forza del destino en noviembre, reveló que la puesta en escena bebe del libreto en un 95%, pero también de la novela y del personaje real. “La única licencia es que la acción se traslada a los años 80 del siglo XIX, pero no traiciona el espíritu de La traviata”, ha dicho.

De izquierda a derecha, Leo Castaldi, Víctor García de Gomar, Artur Ruciński, Nadine Sierra y Giacomo Sagripanti.
De izquierda a derecha, Leo Castaldi, Víctor García de Gomar, Artur Ruciński, Nadine Sierra y Giacomo Sagripanti.

Sobre el escenario se ve una mesa lujosamente decorada con candelabros y un piano de cola, pero la producción huye del lujo extremo para no olvidar quién era Violetta. Primero es admirada hasta cómo muere sola y abandonada por todos, salvo, al final, por Alfredo. La ópera arranca, de hecho, con una subasta de los bienes de Violetta. El escenógrafo, cuenta Castaldi, viajó con su equipo a la casa de campo y al apartamento de París donde vivió Marie para inspirarse, “y de ahí encontró la empatía y su humanidad”. “Es una producción elegante”, ha afirmado el maestro Sagripanti, que dirigirá su primer Verdi en el Liceu tras ponerse al frente de la orquesta con obras de Rossini, Puccini y Donizetti. “Es el título que más veces he dirigido en mi carrera. El título más representado en el mundo”.

Tras haber cantado ya en el Liceu, Lucia di Lammermoor, la soprano estadounidense, que ofrecerá también un recital en abril, explicó que La traviata tiene una parte “muy humana” y añadió que le agrada interpretar personajes tan vulnerables como el de Violetta. “Cuando te sientes vulnerable, necesitas la confianza de la gente que te rodea. Aquí, Camarena y estos tres señores —en alusión a Castaldi, Ruciński y Sagripanti— me han dado toda esta confianza”. Sierra y Ruciński mantienen una relación de amistad, desde hace años. Esa buena relación, según el barítono polaco, les permite “concentrarse en la belleza de la música y en expresar emociones reales, lo que es muy importante para el público”. La expectación es tal que la venta de entradas superó en número a la de Madama Butterfly en diciembre, cuando aún estaba en cartel. El teatro confía en que el tenor mexicano se recupere completamente de las crisis de tos de las que se está tratando y esté este viernes en el estreno.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_