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El valioso vestidor de la Fundación Antoni de Montpalau que vistió a la reina Letizia para el retrato de Annie Leibovitz

El vestido negro y la capa frambuesa de Balenciaga salen de una colección de más de 19.000 prendas de diseñadores españoles e internacionales

Retrato de Doña Letizia realizado por Annie Leibovitz, exhibidos en la muestra 'La tiranía de Cronos', organizada por el Banco de España.Foto: Annie Leibovitz | Vídeo: EPV
Mar Rocabert Maltas

Antoni de Montpalau fue el protagonista del libro más exitoso de Juan Perucho, Las historias naturales. Un naturalista avanzado a su tiempo que llegó a dudar de su naturaleza. A pesar de su rimbombante nombre, no venía de ninguna familia noble, pero ha acabado dando título a una fundación que ha atesorado en veinte años más de 19.000 vestidos de lujo de reconocidos diseñadores, muchos españoles pero también internacionales. De la Fundación Antoni de Montpalau salieron el pasado febrero las dos piezas de Cristóbal Balenciaga que lució la reina Letizia para el retrato que le hizo la codiciada fotógrafa Annie Leibovitz.

Josep Casamartina Parassol, director, cofundador y vicepresidente de la Fundación, no puede despegarse del teléfono desde ayer. Todo el mundo quiere saber de dónde salen el vestido negro y la capa frambuesa – matiza que es de este color y no rojo ni fucsia como se ha interpretado- que lleva la Reina en una fotografía que ha recibido incontables calificativos, en general elogiosos, pero también críticos. La de Felipe VI, que también forma parte de la muestra ‘La tiranía de Cronos’ que organiza el Banco de España, no ha dado tanto que hablar.

Hacía meses, desde febrero, que Casamartina y dos personas más de la fundación (la presidenta, Anna Maria Casanovas, y el conservador, Ismael Nuñez Muñoz) guardaban este gran secreto. La exclusiva cesión de un conjunto de Balenciaga (1895-1972) para la fotografía de Annie Leibovitz. Era muy exclusiva porque los vestidos de la fundación se exponen, pero no se prestan para uso. En este caso, se cedieron porque la Casa Real se comprometió a reconocer públicamente el trabajo de la Fundación Montpalau, que en diciembre cumple veinte años.

Retrato realizado por Annie Leibovitz a la reina Letizia., y exhibidos en la muestra 'La tiranía de Cronos' que organiza el Banco de España.
Retrato realizado por Annie Leibovitz a la reina Letizia., y exhibidos en la muestra 'La tiranía de Cronos' que organiza el Banco de España.Susana Vera (REUTERS)

En este tiempo han conseguido construir un archivo de más de 19.000 vestidos, entre los que se cuentan creaciones de muchos diseñadores españoles, como el mismo Balenciaga, Pertegaz, Pedro Rodríguez, Margarita Nuez, El Dique Flotante, Josep Font, Sybilla o David Delfín, pero también internacionales como Givenchy, Victorio & Lucchino, Valentino, Thierry Mugler, Moschino, Issey Miyake, Vivienne Westwood, Dries Van Noten o Jean Paul Gaultier, por citar algunos.

“Es un préstamo absolutamente excepcional porque nosotros no dejamos vestidos para llevar”, cuenta Casamartina, que preserva la colección con vocación archivística e histórica. Fue el entorno de la Casa Real quién contactó con ellos, interesados en alguna pieza vintage del reputado diseñador de Getaria para esta sesión de fotos. Desde la fundación les enviaron varias fotografías de posibles conjuntos y finalmente escogieron dos: un traje de noche negro, realizado en tul y drapeado, con escote bañera y figura sirena, de 1948; y un conjunto de dos piezas formado por un vestido en tono ivory acompañado de una voluminosa capa larga, muy característica del estilo de Balenciaga, de color frambuesa, de 1962.

Para Casamartina, que se dirigió personalmente a Madrid para llevar los trajes, la sorpresa fue que hicieron una mezcla de ambos, en una apuesta por el vestido largo negro, combinado con la capa de color frambuesa. “Seguramente es una decisión de Letizia y su entorno estilístico”, apunta, “y no de Annie Leibovitz como se ha dicho”, añade. A su parecer, la pieza más relevante es la capa, pero la decisión de la fotógrafa de que la Reina la lleve caída hasta los antebrazos (algo que parece que sí podría ser decisión de Leibovitz), le ha restado todo el protagonismo. Su forma entera puede interpretarse como una hoja que cubre el cuerpo, explica Casamartina, embelesado por esta estilosa prenda.

Por su peso histórico, la capa “es una pieza muy simbólica”, cuenta Casamartina. Fue donada a la Fundación, como la mayoría de vestidos que resguarda, por Carmen de Robert Ferrer-Cajigalla, hija de la marquesa de Torroella de Montgrí. Balenciaga la diseñó a medida para que la aristócrata la llevara en la boda de Juan Carlos y Sofía en Atenas el 14 de mayo de 1962. “Pensaba que la capa tendría todo el protagonismo, pero se ha potenciado el vestido porque realmente le sienta muy bien a la Reina”, reconoce, destacando que se le ajusta perfectamente a la silueta.

Antes de esta máxima exhibición pública de un vestido de la fundación, solo tres veces han salido del armario algunas prendas para vestir. Algunos diseños los llevaron modelos españolas como Judit Mascó, Vanesa Lorenzo o Martina Klein para reportajes que contaban el trabajo de conservación de la fundación. Una vez fue en la revista Marie Claire y otras dos en EL PAÍS. En 2008, con fotografías firmadas por Daniel Riera, y en 2013 con imágenes de Manuel Outumuro, según recuerda el director.

La decisión del vestido la tomaron la Reina y su estilista en un mismo día, cuando les llegaron las dos opciones, y una semana después, una vez realizadas las fotografías, el vestido y la capa escogidos regresaban al almacén de Sabadell donde se conservan todas las piezas de la colección, en unas instalaciones creadas para este fin. Comparten espacio con más de 19.000 piezas, que se airean solo para exposiciones. En estos veinte años, la Fundación ha realizado 25 exposiciones y ha publicado varios libros. Entre las muestras más exitosas están Barcelona Alta Costura (2010) y Barcelona prêt-à-porter (2013), ambas celebradas en el Palau Robert de Barcelona; o Jeans. De la calle al Ritz (2023-24), que se instaló en el Museo del Traje de Madrid.

“Es un reconocimiento muy grande, que nos da una difusión mucho más amplia de la que ya tenemos”, reconoce el director de la Fundación Antoni de Montpalau, un nombre que rinde homenaje a Perucho, autor fetiche de Casamartina (historiador) y Casanovas (librera), los fundadores. En sus inicios, fue creada para coleccionar tejidos de estilo modernista y art déco, pero la donación de piezas de indumentaria de particulares cambió su destino. Ahora la colección de vestidos es el pilar de una fundación que se nutre de donaciones de las familias adineradas de la sociedad catalana. Sus cambios de armario llenan este vestidor de ensueño que hasta la misma Reina puede desear.

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Sobre la firma

Mar Rocabert Maltas
Es periodista de tendencias y cultura en la redacción de Cataluña y se encarga de la edición digital del Quadern. Antes de llegar a EL PAÍS, trabajó en la Agència Catalana de Notícies. Vive en Barcelona y es licenciada en Periodismo por la Universitat Pompeu Fabra.
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