La principal hipótesis apunta a que el padre mató a su hijo y se suicidó en Arenys de Mar

Los Mossos d’Esquadra mantienen como principal hipótesis que el padre hallado muerto en su casa en Arenys de Mar (Barcelona) mató a su hijo y después se suicidó. La policía catalana continuaba este miércoles en la vivienda para entender qué pasó en la planta baja de la vivienda, donde fueron hallados a última hora de la tarde del lunes los dos hombres, de 32 y 15 años, muertos. La autopsia ha determinado que ambos fallecieron por heridas de arma blanca. El cuerpo del menor de 15 años fue hallado junto al sofá, origen del fuego, y el padre, en el lavabo. La investigación mantiene como idea principal que el padre mató a su hijo, prendió el sofá, posiblemente esperando causar un incendio en toda la vivienda, y después se suicidó en el baño.

El progenitor, Junior S., de 32 años, vivía en la casa -en una urbanización formalmente de Arenys de Mar, pero más cercana a Caldes d’Estrac- desde que se separase, según explicó uno de los vecinos, David Cisneros. Era habitual verle salir de la vivienda con su perro y practicar deporte en la zona. De trato afable, pero por todos conocidos que no pasaba una buena época y que estaba “deprimido” porque no encontraba trabajo, tenía que pagar el alquiler, y todo se le hacía una bola, según explican sus conocidos. David asegura que se cruzó con él el lunes, sin que pudiese adivinar en su actitud nada fuera de lo común.

La que había sido su pareja hasta hacía unos meses vivía abajo, en el pueblo, con su hijo. “Ella no paraba de trabajar”, asegura Cisneros. El lunes por la tarde, la mujer fue quien dio el aviso de que su hijo no respondía al teléfono, y que estaba con su padre, en la casa de la avenida de Andersen. Al llegar al domicilio, vieron como salía humo por una de las ventanas, y en el interior descubrieron a los dos muertos. La madre de Junior, que se llamaba como su padre, tuvo que ser trasladada al hospital cuando supo que habían encontrado muertos a su expareja y a su hijo.

Durante el martes, la policía catalana se rigió con la máxima prudencia sobre los hechos que pasaron en la pequeña planta baja donde fueron hallaron las víctimas. Un escenario complicado, repleto de humo, con signos violentos y un incendio. Incluso los investigadores mantuvieron abierta la hipótesis de que una tercera persona pudiese estar implicada en lo ocurrido, a pesar de que desde el entorno de los fallecidos insistían en el delicado equilibrio emocional del hombre. Diversas personas contaron que el progenitor ya había mandado mensajes con anterioridad de su intención de “acabar con todo”, una información no contrastada por la investigación policial.

Los Mossos no han considerado aún que se trate de un caso de violencia vicaria, una forma de violencia machista en la que el padre daña a los hijos para causarle dolor a la madre. Fuentes policiales insisten en que si todavía no han logrado cerrar de manera definitiva qué ocurrió en el interior de la casa, menos aún descubrir las motivaciones del progenitor y supuesto autor del asesinato. Entre la pareja tampoco existían denuncias previas por malos tratos, aunque algunos familiares, indican fuentes policiales, han explicado que la mujer había sufrido episodios de violencia machista.

Una pequeña comitiva judicial visitó este martes de nuevo la vivienda de la avenida de Andersen para dar fe del estado escenario de las dos muertes. La secretaria judicial permaneció varias horas en la casa, donde también trabajaron agentes de la policía científica. La intención era determinar el origen del fuego, que acabó siendo el sofá junto al cual fue hallado muerto el joven de 15 años. Queda por esclarecer si el incendio fue provocado o fortuito. La principal hipótesis es que el padre lo incendió con la intención de que ardiese la vivienda.