Los hoteles de Barcelona pierden 60.000 pernoctaciones en verano desde 2019 por el auge de los precios: 195,1 euros de media por habitación
La ocupación hotelera en la ciudad en julio y agosto de este año ha sido del 85%, 5,4 puntos por debajo con respecto a hace cinco años, pero la tarifa media es 45 euros más cara
Los hoteles de Barcelona han perdido, estos meses de julio y agosto, cerca de 60.000 pernoctaciones con respecto al verano del año 2019, justo antes de la pandemia. El principal motivo de esta caída de la ocupación hotelera en verano —ha pasado del 90,4% hace cinco años al 85% este año— es simplemente que los precios de las habitaciones se han disparado, de los 150,1 euros de media en el verano de 2019 a los 195,1 euros este año, 45 euros más. Un precio más alto ahuyenta un cierto tipo de visitante. ¿Barcelona puede morir de éxito, o la tendencia es positiva para la ciudad? El presidente del Gremio de Hoteles, Jordi Clos, ha explicado que no les preocupa la caída de la ocupación en verano porque, afirma, se trata precisamente del resultado de una estrategia buscada: perder el turista de ocio que menos aporta y que viene sobre todo en julio y agosto, y mantener el turista de negocios, cultural y deportivo que viene durante todo el año. Este hace subir los precios, y por lo tanto la facturación.
El acumulado del año certifica esta tendencia: la ocupación cae un poco pero se mantiene más o menos estable, mientras que las tarifas suben con fuerza. Entre enero y agosto de 2024 la ocupación hotelera media ha sido del 82,1% (medio punto menos que el año pasado y 1,7 puntos menos que en 2019), mientras que el precio medio de las habitaciones ha pasado de los 149 euros de hace cinco años a los 190,2 euros de lo que llevamos de este año. La ocupación y los precios en los meses de primavera, por ejemplo, muestran el dinamismo de la actividad fuera del verano: en junio los hoteles se llenaron hasta el 89,6% (precio medio 234 euros), en mayo hasta el 87,5% (216 euros) y en abril 86,1% (214 euros). En estas estadísticas entran todos los hoteles de la ciudad, de entre una y cinco estrellas y también los edificios enteros de pisos turísticos que gestionan las cadenas hoteleras. “Es una evolución muy positiva del precio medio, que hace que algunos turistas busquen otras ubicaciones. Vamos fortificando el perfil de cliente que queremos, un viajero más internacional y con un poder adquisitivo considerable, muy vinculado con el turismo de negocios, congresos, eventos deportivos, culturales y también de ocio”, ha señalado Clos. Explica que en los hoteles la ocupación se ha mantenido más o menos durante el año, ha bajado en verano y ahora en septiembre vuelve a los niveles de años anteriores: “Por lo tanto se trata de un cambio de tipo de turista”.
Esta caída de las pernoctaciones hoteleras en verano no implica que por Barcelona hayan pasado menos turistas estos meses que otros años. Solo que no han dormido en alguna de las 40.000 habitaciones de los 450 hoteles de la ciudad, o en alguno de los 735 pisos turísticos situados en los 46 edificios enteros que gestionan las cadenas hoteleras —y que el gremio quiere que queden fuera de la prohibición planteada por el alcalde Jaume Collboni en 2028—. A Clos no le inquieta que los turistas que no quieren pagar los altos precios de los hoteles hayan podido ir a otro tipo de alojamientos en la ciudad o a hayan optado por dormir en localidades de alrededor (como en la costa del Maresme) para ir a Barcelona a pasar el día —y ahorrarse la tasa turística de la capital catalana, que es de las más altas del Estado y que en junio el Ayuntamiento aumentó—. “Puede ser, pero el crecimiento de los precios ha sido en todos los tipos de alojamiento. Esta disminución en los hoteles descongestiona el uso de la ciudad”, apunta. Sobre el posible aumento de turistas que se alojan en ciudades alrededor y visitan Barcelona durante el día, Clos ha recordado que este fenómeno “hace muchos años que se produce”. El presidente del Gremio de Hoteles ha recordado que el sector aporta 100 millones de euros anuales al Ayuntamiento con la tasa turística, y más de 400 millones de forma indirecta con todos los impuestos.
Pese a la caída de la ocupación en verano y al estancamiento durante todo el año, los hoteleros siguen pensando que hay que flexibilizar el plan urbanístico (Peuat) para poder hacer más hoteles, y también apuestan por la ampliación del aeropuerto. “Si queremos mantener este nivel de congresos, Barcelona necesita planta hotelera”, ha dicho Clos, aunque admite que hay margen con la que hay: en el Mobile World Congress, que con más de 100.000 asistentes es el más grande, los que se alojan en hoteles son unos 21.000.
En cualquier caso, Clos ha insistido en que la tendencia de caída en las pernoctaciones no es algo que genere preocupación. “No es más que el resultado de lo que estamos trabajando, la reestructuración de un tipo de cliente de un periodo determinado, el verano. No nos preocupa en absoluto porque la cifra global sigue siendo parecida a los otros años”, ha afirmado Clos, que prevé que la facturación aumente gracias a los precios. El debate sobre la inseguridad por los robos y agresiones en Barcelona, y sobre el rechazo del turismo por parte de la ciudadanía sí que preocupa a los hoteleros, pero sin embargo no lo ven como causas de que hayan bajado las pernoctaciones, un hecho que relacionan directamente con los precios. “Barcelona tiene un recorrido histórico considerable en robos a turistas, no estamos satisfechos y hay que hacer más, pero las cifras son muy similares al año pasado. No es bueno y no ayuda, pero no hay mucha gente que deje de venir por la inseguridad”, ha dicho Clos. Sobre el rechazo al turismo, que en Barcelona cristalizó en una manifestación en julio, Clos ha expresado que lo que hace daño a la ciudad son “las manifestaciones violentas”. “No creo que haya sido el motivo de la caída de este año, pero en el futuro nos puede afectar. Atacar con pistolas de agua o tirar pintura son agresiones. Y luego estos manifestantes se van a hacer turismo en verano, por eso no hay manifestaciones en agosto”, ha ironizado.
El impacto relativo de la Copa del América
El presidente del Gremio de Hoteles ha expresado que las perspectivas para lo que queda del año “son muy buenas”, y ha destacado la celebración de la Copa del América, la competición de vela que ya ha empezado y que tendrá su momento álgido en octubre, cuando se celebren las regatas finales. El pasado mes de mayo, la empresa organizadora, ACE Barcelona, pronosticó que durante la etapa final de las regatas Barcelona acogerá hasta 100.000 visitantes diarios. En plena polémica sobre la veracidad de las cifras de audiencia y de visitantes que tiene esta competición, tras las críticas vertidas por las plataformas y partidos contrarios a la Copa del América, el impacto de las reservas hoteleras de momento es relativo.
El Gremio de Hoteles ha explicado que esta competición “está dando un prestigio a la ciudad extraordinario, con un impacto mediático brutal que posiciona a Barcelona en esta imagen de mar, de azul y como destino de carácter deportivo internacional”, ha dicho Clos. “La aportación de la Copa del América o de la Bienal Manifesta en número de visitantes no es muy importante, pero lo es el prestigio”, ha admitido: “Todavía quedan unas semanas para llegar al momento más álgido de la Copa, pero el volumen de reservas hoteleras no es excesivamente importante, porque se ve más por televisión. Los hoteles del frente marítimo sí que tienen unas reservas muy altas”.
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