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El regreso de Puigdemont condiciona el tramo final de las negociaciones para investir a Illa

PSC y ERC esperan que el acto del ‘expresident’ en Francia, este sábado, aclare su plan de regreso a Cataluña para después anunciar el acuerdo de investidura de Illa

El 'expresident' Carles Puigdemont, en un momento de su intervención en el Consell de la República Catalana en Elne (Pirineos Orientales, Francia), el 20 de julio.
El 'expresident' Carles Puigdemont, en un momento de su intervención en el Consell de la República Catalana en Elne (Pirineos Orientales, Francia), el 20 de julio.Consell de la República
Camilo S. Baquero

El calendario ideal para Esquerra Republicana y los socialistas, para aprobar la próxima semana el preacuerdo para la investidura de Salvador Illa, tiene un elemento tan impredecible como determinante. El prometidísimo regreso del expresident Carles Puigdemont, coincidiendo bien sea con la consulta a la militancia de los republicanos sobre el acuerdo con los socialistas o en medio de un debate de investidura en el Parlament, no solo tendría efectos en la legislatura catalana sino también en la española. De ahí que ambas partes se hayan emplazado, antes de rematar el pacto, a esperar a ver cómo respira el líder de Junts per Catalunya en un acto que celebrará este sábado en Amélie-les-Bains-Palalda, un pueblo francés cerca de La Jonquera.

Los negociadores de ERC y PSC siguen discretamente puliendo la propuesta que se elevará a las bases, con la financiación como elemento que necesita más trabajo. En los planes más optimistas se espera tenerlo todo listo el lunes, para que la Ejecutiva que preside Marta Rovira lo bendiga y comenzar así el proceso de consulta. Pero ha encendido todas las alarmas la constatación de que cada día son más las voces de Junts que expresan sin tapujos que una vuelta inminente a Cataluña está sobre la mesa y dan alas a que ese movimiento podría ser utilizado tácticamente para hacer volar la investidura.

Puigdemont se ha empleado a fondo en los últimos días para extender un relato alternativo al de un PSOE que cumple con los acuerdos adquiridos en el pasado. Ante unos republicanos y socialistas volcados en vender que hay crédito ante futuras promesas, el expresident desgrana en su cuenta de X el agravio de ejecución presupuestaria en Cataluña (el 45% de los previsto en 2023) con respecto a Madrid (212%). “Una Generalitat presidida por el mismo partido que incumple con Cataluña y engrasa la Comunidad de Madrid aplanaría el camino del desastre”, escribe el líder de Junts. “Cuando prometen un aumento en la financiación autonómica después lo compensan con una inejecución en la inversión”, advierte.

El discurso del expresident recurre a ideas ya utilizadas en la campaña electoral y que han sido el centro de su reivindicación para apelar al independentismo a decantarse por investirle a él y no al socialista, sin concretar cómo piensa lograr que Illa se abstuviera para que eso fuera posible. Pero también ha dado pasos más allá de lo discursivo. Junts mostró anteayer en la votación de los objetivos de déficit del Estado en el Congreso que su capacidad para desestabilizar la legislatura es una espada de Damocles.

La velocidad con que las negociaciones entre ERC y PSC se están finiquitando también ha acortado el plazo para que Puigdemont cumpla su promesa de regresar para un debate de investidura. Si las bases de ERC lo permiten, Illa podría someterse a la confianza de la Cámara incluso en algún momento de la semana del 5 de agosto, cómodamente lejos de la fecha límite para evitar la repetición electoral, que es el día 26. De ahí que socialistas y republicanos quieren escuchar a Puigdemont en la intervención de este sábado en Amélie-les-Bains-Palalda(Pirineos Orientales) antes de dar más pasos.

Aragonés e Illa, en el pleno del Parlament para la designación de senadores autonómicos este jueves.
Aragonés e Illa, en el pleno del Parlament para la designación de senadores autonómicos este jueves. Eric Renom/LaPresse (LaPresse)

La promesa del regreso de Puigdemont no es novedosa y la ha incumplido en múltiples ocasiones anteriores. Esta vez, cierta verosimilitud la brindaba, por ejemplo, cuando el presidente del Parlament, Josep Rull, intentando blindar la sede de la Cámara como escenario de detención. Contra el expresident sigue vigente una orden de captura nacional, ante la negativa de amnistiarlo del delito de malversación por parte del Tribunal Supremo, con lo cual se da por hecho que sería detenido una vez pisara territorio español. Si eso se produce en los próximos días añadiría tensión en el ala de las bases de ERC más sensible en la cuestión independentista y que verían una traición al movimiento un pacto con los socialistas. Y estaría por ver si los 20 diputados de ERC seguirían la disciplina de voto y aguantarían la presión de un expresidente en prisión preventiva. “No va de farol”, defienden en su entorno, donde creen que el regreso para el pleno es el tiempo más plausible.

Pero la cuestión real es que esta vez Puigdemont podría tener un incentivo real de permitir una detención que siempre había rechazado, aunque en una jugada de alto riesgo y con pocas garantías. Fuentes de su entorno cercano confirman que se ha estudiado el escenario en que un recurso de la defensa contra la decisión del Tribunal Supremo de ignorar la ley de amnistía y mantenerlo encarcelado derivaría en otro al Constitucional. Allí, los magistrados tendrían que resolver la cuestión, que implicaría una interpretación sobre la ley que beneficia a los encausados por el procés, aunque no fuera de fondo. En ese caso, Puigdemont podría ver acelerado un proceso que tardaría años y despejar así su panorama judicial.

El fantasma de que la formación liderada por el expresident instrumentalice su regreso para ir en contra de los republicanos lleva días rondando las filas de ERC y se preparan todos los escenarios. “Yo quiero que [Puigdemont] vuelva como he vuelto yo, para mí es un objetivo, pero no alimentaremos escenarios tácticos de otros partidos. En ERC trabajamos para el país, no para el president Puigdemont”, aseguró hace diez días Rovira, en la única rueda de prensa que ha ofrecido tras regresar de Suiza.

Los socialistas a ambos lados del Ebro dan por sentado que habrá un regreso de Puigdemont en clave disruptiva, aunque hay diferentes matices sobre sus efectos reales. Además de la reacción de las bases, la preocupación es si la cúpula de Esquerra podrá aguantar las presiones del independentismo. Hay quien ve la influencia del expresident “inflada” y que todo esto serviría para demostrarlo. O que en ERC saben que es una oportunidad para invalidar el gran resultado que Puigdemont obtuvo el 12-M, dejándole sin protagonismo.

¿Y el futuro del Gobierno central? En las filas socialistas creen que en Junts son conscientes de que es tan importante un gobierno de izquierdas en la defensa de la amnistía como lo ha sido en su aprobación. No es lo mismo que el día que la ley llegue a la Justicia europea, consideran, las alegaciones españolas provengan de un Ejecutivo del PSOE que de uno de la derecha. La duda es cuánto se puede aguantar con la espada de Damocles ahí.

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Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.
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