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Vigilantes con AK-47 para alijar hachís

Los Mossos desarticulan una organización que entró 18 toneladas de droga y advierten del aumento de desembarcos y de la violencia en Cataluña

Rebeca Carranco
Furgoneta Hachis Girona
La furgoneta con droga volcada en Begur, que supuso el inicio de la investigación de los Mossos.

Todas las alarmas saltaron entre los policías cuando descubrieron a dos mexicanos con un AK-47 en el maletero de un coche alquilado, con una función muy concreta: permitir pasar un alijo de droga en Girona. Quienes fueran que estaban detrás de su contratación tenían mucho que proteger. Después de nueve meses, los Mossos y Vigilancia Aduanera dieron con sus jefes: un entramado de traficantes de hachís que movieron 18 toneladas de drogas, en 19 desembarcos en Cataluña. “Nunca habíamos visto algo así”, ha asegurado en rueda de prensa el inspector Antoni Salleras, jefe antidroga de los Mossos d’Esquadra, sobre la capacidad de dos organizaciones desarticuladas que trabajaban juntas. La policía advierte del riesgo de que “el escenario catalán” pueda convertirse en enclave para los traficantes de hachís, “parecido” al de sur de España. Y apunta a un incremento del uso de la violencia.

La investigación de los Mossos arranca con un accidente: una furgoneta embarrancada en una de las calas de Begur, Aiguafreda, en septiembre de 2023. Los traficantes se vieron obligados a abandonar las tres toneladas que contenía y huir de la playa, con las imágenes del vehículo volcado corriendo por todos los informativos. Las primeras pistas condujeron hacia un grupo que ya tenía enfilado Vigilancia Aduanera: ocho personas, que inicialmente tenían su base de operaciones en Málaga, y que al menos había desembarcado en los días anteriores una vez en el puerto de Llafranc, y habían hecho una segunda intentona frustrada que creen que acabó después con el accidente en Begur.

Inicialmente, el grupo malagueño actuó con el apoyo de unos traficantes asentados en la zona de Manlleu, en el interior de Cataluña: ellos subían las drogas desde Marruecos y después la organización con raíces catalanas, la mayoría ya con antecedentes por tráfico de drogas, les buscaban lugares en los que desembarcar el hachís y las guarderías para la droga, que después transportaban a Francia por carretera. “Pero hubo alguna disputa”, aseguran fuentes policiales, por algún alijo perdido que llevó a las dos organizaciones a distanciarse, colaborar más puntualmente, y funcionar de manera más autónoma, alijando juntos, pero también por separado.

Los agentes aseguran que en los nueve meses han intervenido cinco alijos: el accidental, fruto de la propia torpeza de los traficantes, en Aiguafreda (Begur). Un desembarco en Cala Culip, en Cadaqués, que la policía ya monitorizó, y logró frustrar. En las imágenes de la huida de los traficantes, se puede ver como dedican una peineta al helicóptero policial mientras escapan en una embarcación mar adentro. En febrero, en Moià, en el interior de una casa hallaron 1.300 kilos de hachís, y en mayo, en Maçanet de la Selva hallaron casi 1.500 kilos. Pero el más peculiar ocurrió ya al final de la investigación, cuando los agentes estaban ya ultimando las detenciones de los principales implicados.

Pasó la madrugada del 7 de junio, en Arenys de Mar. Los policías, que tenían intervenidos los teléfonos de los principales sospechosos, vigilaban el que creían que iba a ser el último alijo antes de precipitar las detenciones. Además, pidieron el refuerzo de uno de los buques de Vigilancia Aduanera para pillar in fraganti la lancha y evitar que huyesen. “Cuando llegamos al lugar nos damos cuenta de que está nuestra organización con una semirrígida, pero vemos otra semirrígida, unas millas más abajo, de otra organización distinta, independiente, que no tenía nada que ver. En el mismo punto, el mismo día, prácticamente a la misma hora, dos organizaciones contrabandistas totalmente distintas”, resume el jefe de Vigilancia Aduanera en Girona, Antonio Lajusticia.No nos había pasado nunca ir a un desembarco y encontrarnos con dos. Algo está cambiando”, añade. En total, los agentes recuperaron 215 fardos, con 8,4 toneladas de hachís: 138 del entramado de Manlleu y Málaga, y 77 de la otra organización que logró escapar, pero acabó tirando la droga al mar.

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La investigación, tutelada por el juzgado instrucción número 4 de la Bisbal de l’Empordà, culminó el pasado 11 de junio. Unos 200 agentes registraron 14 domicilios y detuvieron en total a 36 personas, 22 de las cuales ingresaron en prisión. “Les hemos intervenido cinco armas de fuego, dos de ellas pistolas y tres fusiles y armas de guerra”, subraya el jefe de investigación en Girona de los Mossos, el subinspector Carles Martínez. “La seguridad que daban con gente contratada con armas de fuego de guerra está totalmente acreditada”, abunda el jefe antidroga, el inspector Salleras. Una vez detenidos los dos mexicanos, que ingresaron en prisión en octubre del año pasado, el grupo los sustituyó por personas que contrataron en Zaragoza, algunos de ellos con antecedentes por violencia en el fútbol, y la prohibición de entrar en estadios, aseguran fuentes policiales.

“Se ha vuelto a abrir la ruta del Mediterráneo”, resume el responsable de Vigilancia Aduanera en Cataluña, Carlos Gavilanes. Uno de los posibles motivos, indica, es la presión en el sur, y la sensación de los narcos de que en la costa catalana los “medios navales sean menores” que en otras zonas para plantarles cara. “El asentamiento [de estas organizaciones] nos preocupa mucho, y obligará a destinar más recursos para combatirlo”, constata Salleras, que se refiere a un escenario “bastante novedoso” en Cataluña. Los datos así lo demuestran: en medio año, los Mossos han intervenido 18 toneladas de hachís, más que todo 2023 (17,5 toneladas) que ya multiplicaba los datos de 2022 (7,5 toneladas). Un crecimiento paralelo a los vuelcos (robos entre narcotraficantes): de 6 en 2022 (el 50% con armas de fuego) a 15 en 2023 (el 66% con armas de fuego).

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.
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