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Espadas en alto en Esquerra tras el manifiesto que apunta al adiós definitivo de Junqueras

Uno de cada tres miembros de la Ejecutiva firma el texto, que apoyan, entre otros, siete de los 20 nuevos diputados en el Parlament

En el centro de la imagen, Oriol Junqueras, el pasado 12 de mayo en Barcelona.Foto: GIANLUCA BATTISTA | Vídeo: EPV
Camilo S. Baquero

Un fantasma ronda por estos días a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). La actual pugna por el liderazgo del partido no se acerca, al menos de momento, a la intensidad del pulso entre Joan Puigcercós y Josep-Lluís Carod-Rovira y que tuvo su apogeo con cuatro familias en una lucha sin cuartel en el congreso de 2008. Pero la publicación, el pasado lunes, de un manifiesto apoyando las tesis de Marta Rovira sobre la necesidad de un cambio de caras y criticando implícitamente los deseos de continuidad de Oriol Junqueras, ha hecho que regresen memorias de la división en bloques dentro de ese partido impredecible y cainita que ha sido ERC en varias etapas de su larga historia.

Después de que tras el fiasco electoral del 12-M, el candidato-president Pere Aragonès abriera el melón de las responsabilidades personales, el camino al choque interno quedó allanado. El líder en funciones de la Generalitat, enfrentado desde hace meses con Junqueras por la estrategia del Govern, fijó un cierto listón de ejemplaridad, anunciando que dejaba la primera línea de la política y abogando por el cambio de caras. El jefe de filas de ERC no se dio por aludido y, en una carta, insistió en su deseo de seguir. Rovira, días después, secundó la idea, y a nivel interno se pactó una vía intermedia. La ropa sucia se lavaba en casa, pero el debate ya era incontenible.

El apoyo al texto —titulado Reactivemos la izquierda nacional y que aboga por una renovación a fondo— ya roza los 700 firmantes en tan solo dos días. Atrás quedan los días donde en las filas republicanas se exhibía una unidad y comunión inédita hacia la dirección. Cualquiera de sus pasos o la consulta interna que convocaban se validaban con graníticas mayorías y sin apenas crítica. La última, en noviembre de 2022: en la previa del último congreso, el 87% de militancia dio su aval para que el tándem de Junqueras y Rovira continuara al frente de partido por cuatro años más. Participó la mitad del censo.

Pese a que es evidente el divorcio, ni la rúbrica de Aragonès ni la de Rovira no figuran en esa lista. Sí figuran la vicepresidenta en funciones Laura Vilagrà o la portavoz nacional de ERC, Raquel Sans. También están los presidentes de las diputaciones de Lleida y Tarragona, Joan Talarn y Noemí Llauradó. Alejado de la retórica confrontacional, en el texto tampoco hay referencia alguna directa a Junqueras ni se aboga por cambiar el fondo de la estrategia de diálogo y negociación con el Gobierno que el partido asumió tras el choque de 2017.

“No me siento ni rovirista ni junquerista. Lo que siento es un amor infinito por Oriol [Junqueras] y por Marta [Rovira]. Son las personas que han aportado más al partido y al país”, dice Dionís Guiteras, cabeza visible del partido en la Diputación de Barcelona y uno de los firmantes del manifiesto que se ha empleado más a fondo para negar que apoyarlo implique plantear una confrontación. “Veo muchas ganas de interpretar por qué determinada persona firma o no, cuando todo es más complejo, hay muchos grises”, afirma por su parte un vicesecretario del partido. “No ha habido debate sobre la neutralidad en el proceso. Cada uno hace lo que considera”, apunta otro representante sectorial que también prefirió abstenerse de firmar.

Con todo, el pulso ya está planteado y el camino hasta el congreso de noviembre no será sencillo. Una comparación entre los diferentes estamentos representativos del partido y la lista de firmantes muestra el peso de cada opción, si bien hay una gran zona gris de neutralidad. Un tercio de la Ejecutiva de la formación ha dado su apoyo a buscar un cambio ante “el agotamiento de un ciclo y la necesidad imperiosa de abrir uno nuevo y esperanzador”. En ese órgano conviven medio centenar de personas, entre altos cargos de las administraciones, cámaras parlamentarias y los cuadros regionales. En esta última categoría, con un total de 13 presidentes de las regiones en que se divide ERC en el territorio, solo tres se mojan a favor de la renovación. Se trata de Laia Cañigueral (Girona), Ester Alberich (Tarragona) y Mariona Homs (Manresa, Barcelona). “Tenemos claro que el apoyo es individual y no tiene que ver con el cargo”, defiende otra voz del Ejecutivo en funciones.

La proporción de un tercio de la Ejecutiva también se repite dentro de los consejeros nacionales que fueron elegidos directamente por la militancia en noviembre de 2022. En el caso del Congreso, la bancada republicana está prácticamente dividida. Gabriel Rufián —abiertamente junquerista—, Jordi Salvador, Monste Bassa e Inés Granollers no están entre los firmantes del texto. Sí figuran, Teresa Jordà y Pilar Vallugera. Francesc Marc-Álvaro no es militante. Todo es más igualado en el Parlament, donde ERC tiene 20 sillas. Siete diputados firmaron el documento que empezó a correr entre algunos militantes el pasado fin de semana; dos no tienen carnet y los 11 restantes no aparecen en el listado. Allí hay figuras muy cercanas a Junqueras, como el exconsejero de Territorio Juli Fernàndez, o el de Interior, Joan Ignasi Elena.

Es casi unánime en el partido que el tándem Junqueras-Rovira tiene todo el mérito de haber sacado a ERC del pozo en el que se encontraba y, con mucho trabajo e incluso decisiones que los críticos califican directamente de “purga”, llevar al partido a su máxima cuota de poder en el pasado ciclo electoral. Puigcercós, que en las elecciones catalanas de 2011 perdió la mitad del voto y de escaños, optó para que la refundación la capitaneara un outsider, sin vinculación orgánica, y de oratoria seductora. Su compromiso con la celebración del referéndum ilegal y su decisión de regresar a España para responder ante la justicia le dieron a Junqueras una pátina de autoridad moral que aún se mantiene.

Han sido necesarias cuatro derrotas electorales consecutivas para realmente abrir el debate sucesorio. “Si Junqueras se quiere presentar [al Congreso], Rovira se lo repiensa [y opta por buscar el liderazgo] o Aragonès vuelve, me da igual. Hay que huir del marco mental de que esto va de nombres y centrarnos en reflexionar para qué tiene que servir ERC. Un partido de 93 años de historia necesita nuevos planteamientos sin perder su esencia”, asegura el diputado provincial.

“¿Y cuál es su candidato a dirigir el partido?”, se pregunta con ironía un defensor del ahora expresidente del partido, que ve en el manifiesto un mero “movimiento táctico” para intentar ocultar que no tienen un caballo que se pueda presentar contra un Junqueras que, tras dimitir, ahora recorrerá Cataluña en busca de apoyos de las bases para regresar, previsiblemente, en el congreso de noviembre. Mientras, el rovirismo aún espera que Junqueras haga un Puigcercós y abra paso a savia nueva.

Fe de errores:

La diputada republicana en el Congreso Inés Granollers no firmó el manifiesto, tal como se publicó inicialmente en esta misma información.


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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.
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